domingo, 22 de junio de 2014

SILVIA RAMOS MORALES, IN MEMORIAM

Silvia Ramos Morales falleció el pasado 12 de junio a los 86 años de edad. Nieta de Gregorio Morales Alba y Francisca Acevedo Alonso (la Aceveda), ambos naturales y vecinos de la villa de Larraga. Hija de Eusebia Morales Acevedo, natural y vecina de Larraga y que emigró a Bilbao, casándose con Manuel Ramos Martín, obrero natural de Bilbao e hijo de emigrantes.

Silvia nació en Bilbao el 9 de diciembre de 1927, siendo la mayor de 6 hermanos: tres nacidos en Bilbao y los otros en Pamplona.

En julio de 1936, cuando con siete años pasaba las vacaciones de verano en casa de su abuela en Larraga, le sorprendió el golpe de Estado y la posterior guerra incivil y las diversas atrocidades que sucedieron en dicha villa y ni siquiera pudo regresar a su Bilbao natal. A las dos hermanas pequeñas que entonces tenía tuvieron que enviarlas refugiadas a Bélgica y posteriormente fueron repatriadas.

En 1936 fusilaron en Etxauri a su abuelo Gregorio Morales Alba, en Undiano a su hermano Sebastián Morales Alba, y también en Etxauri a su hermano e hijo del primero Félix Morales Acevedo.

Con fecha 30 de junio de 1939 (BON) subastan públicamente la vivienda de su abuela viuda Francisca Acevedo, en c/ Cofradía 58 de Larraga.

Entretanto a su padre, Manuel Ramos Martín, hecho prisionero en la toma de Bilbao defendiendo la República, pasó por diversas prisiones durante varios años, entre otros en uno de los campos de concentración en el pueblo de Cortes (Navarra).

Mientras, su madre Eusebia sacó como pudo sus tres hijas adelante y al regreso de su marido todavía tuvo en Pamplona otros tres hijos, sacando adelante la familia entre todos con dignidad y no poco trabajo.

Nunca se quejó de todos estos hechos y algunos otros, procuró no recordarlos, no se vengó ni quiso prácticamente comentarlos.

Se casó en Larraga con Jesús Muniain Mañeru, vecino de la villa, donde vivieron algunos años hasta que posteriormente se trasladaron a Pamplona donde criaron felizmente a sus dos hijos y ayudaron a criar a sus dos nietos.

Viuda desde hace siete años por una desgraciada caída en el hielo de su marido cuando volvía del ambulatorio médico en una acera frente al mismo que no estaba protegida con sal, a pesar del aviso telefónico no atendido avisando del peligro que existía.

Su corazón no resistió más, y a pesar de las excelentes atenciones médicas recibidas en la Residencia y en San Juan de Dios no pudo seguir adelante.

Descanse en paz: Goian bego.

Xabier Sagüés

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