El otro día, de manera sorpresiva, nos dejó nuestro vecino Jose Mari Zalba Maya, el carpintero. Hasta el día anterior había estado repartiendo sus sonrisas por la calle, como acostumbró siempre. Tenía 85 años.
El primer recuerdo que algunos tenemos de él es de muy joven, allá por finales de los 60. París andaba con su revolución cultural, los tafalleses y tafallesas emigraban a Europa y el franquismo se había convertido ya en algo muy pesado.
Un día, en vísperas del Primero de Mayo, (entonces San José Obrero) anunciaron en el Centro de Santa María unas charlas para hablar de la condición de los trabajadores, sus derechos, su emancipación. Allí nos hablaron por vez primera de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), y supimos que Jose Mari Zalba, Lucio Velasco y otros andaban en esas movidas altruistas, con ganas de mejorar el mundo. En 1971 los dos entraron en el Ayuntamiento en el que permanecieron varios años, hasta ser relevados por los nuevos ayuntamientos surgidos de la Transición. En la casa consistorial, Jose Mari Zalba tuvo una labor social y de apertura democrática, y fue hombre sensible y respetuoso con los nuevos movimientos vecinales, sindicales y políticos. Dejó un grato recuerdo en los demócratas de entonces.
Zalba era un hombre social y cooperativista. Y un hombre consecuente. No fue fácil, en 1967, fundar Ittama, Industrias Tafallesas de la Madera, uniendo a la mayoría de los carpinteros locales en una experiencia pionera en Navarra. Ya jubilado, continuó disfrutando con la madera, y haciendo disfrutar a sus hijos, nietos y a cuantos le hemos conocido. Su afable sonrisa tardará en diluirse en nuestro paisaje urbano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario