El Gobierno de Nafarroa levantó ayer el confinamiento perimetral de Faltzes y Funes. Solo quedan cerradas las localidades vecinas de Azkoien y San Adrián (este último pueblo fue aislado más tarde, el 3 de octubre). El hecho de que Azkoien permanezca cerrado desde el 25 de septiembre hace pensar que el confinamiento no está yendo bien. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, GARA ha tenido acceso al informe epidemiológico de esta localidad de 6.000 habitantes, donde se constata que cerrar el pueblo cortó por lo sano la expansión de la pandemia.
El problema es que Azkoien partía de cifras increíblemente altas. Su incidencia acumulada por 100.000 habitantes (IA) a 14 días llegó a los 5.000 la semana que se cerró el pueblo, y la IA de 7 días a los 3.500. El confinamiento trajo un corte muy brusco en la tendencia, cayendo los contagios a la cuarta parte. El día 4 de octubre (fecha final del informe del Instituto de Salud Pública y Laboral para esta localidad), la IA a 7 días había descendido hasta los 1.052 casos.
Más allá de la incidencia, el informe tiene un nivel de detalle que retrata hasta qué punto puede adentrarse el virus en una comunidad pequeña una vez los contagios se disparan.
Un 45% de los casos que se han logrado a detectar en el pueblo han sido personas asintomáticas. En total, se ha logrado detectar a 191 asintomáticos en una localidad de 5.823 personas. El perfil de los asintomáticos, además, ha sido de todo tipo. La ausencia de síntomas resulta más frecuente entre menores de 15 años (61%), pero también ha habido 21 personas mayores de 75 años enfermas de covid sin saberlo, con el peligro que podrían haber supuesto como contagiadores dentro de su mismo grupo de edad.
El análisis de los epidemiólogos pudo detectar 30 brotes distintos. Cerca de la mitad de los brotes (13) fueron en reuniones familiares, lo que corrobora una vez más la necesidad de no bajar la guardia en estas situaciones.
Los dos brotes con mayor número de contagios estuvieron relacionados con la residencia de ancianos. El brote identificado con el número 510 arrancó en la semana 38 (14-20 de septiembre) y dejó 10 casos. Días más tarde, surgió un segundo brote –el 600– con 8 casos, que a la semana siguiente se convirtieron en otros 22. De este brote 600 se tuvo noticia en los medios, pues se detectó 24 horas después de que se iniciara el confinamiento en el pueblo.
La entrada del virus en la residencia está teniendo su incidencia en los números globales. Los últimos picos diarios se justifican con los positivos de una residencia que había gestionado la epidemia de forma ejemplar y donde no había habido un solo caso hasta el estallido de la onda epidémica tras las «no fiestas» de inicios de setiembre.
La propagación del virus, además, ya se ha cobrado víctimas. Una mujer de 51 años y otra de 89 años han fallecido en los últimos días. La víctima más joven sufría otras patologías. Hay otra decena de hospitalizados.
Otro de los brotes que llama la atención se detectó dentro de la escuela de Primaria. Los primeros cuatro casos se hallaron la semana previa al confinamiento, y hubo tres más la semana en que se cerró el pueblo. Desde entonces, pese a que el centro ha seguido funcionando, no hay registro de brotes.
Los brotes (más de cinco casos ligados entre sí) justifican el 61% de los casos. Otro 16% son contactos estrechos de personas positivas. El 21% restante es de origen desconocido. Sorprende que, pese a ser una localidad tan pequeña, uno de cada cinco no sepa cómo se contagió.
Faltzes y Funes (cuyo pico de IA antes del confinamiento era de 1.598 y 1.393) salieron del confinamiento en una semana, aunque siguen con restricciones especiales y con una IA a 7 días cercana a 1.000.
Aritz Intxusta, en GARA
No hay comentarios:
Publicar un comentario