Hungría fue uno de los países que mejor economía tenía en el antiguo bloque comunista europeo, y también uno de los que más rápidamente hizo la transición entre el comunismo y el capitalismo. Sin embargo, su economía se ha deteriorado y hoy es uno de los que peor está en Centroeuropa. Y los beneficiarios de esa situación, curiosamente, no han sido los partidos de izquierdas, sino los de derechas.
El FIDESZ, el partido liberal, consigue los dos tercios de los escaños, con lo cual puede hacer lo que quiera, incluso reformar la Constitución. Y espectacular es también el resultado de Jobbik, el Movimiento por una Hungría Mejor, que consigue casi el 20% de los votos, multiplicando por 8 los que obtuvo en las elecciones de 2006.
Jobbik es un partido antigitano, antisemita y antiextranjero, que tiene una milicia uniformada con un aspecto claramente fascista. Su táctica es echar la culpa de todo lo que pasa a los gitanos, a los judíos y a los inmigrantes, y con eso ha conseguido los votos de muchos obreros que sienten amenazados sus puestos de trabajo.
Los socialdemócratas del MSZP, hasta ahora en el Gobierno, han sido barridos con menos de un 20% de los votos. El giro a la derecha de Hungría ha sido, por tanto, impresionante.
Se puede caer en la tentación de decir que es una tendencia general en Europa, pero conviene matizar que ayer también hubo elecciones presidenciales en Austria y allí ganó el socialdemócrata Heinz Fischer con mucha diferencia sobre la ultraderechista Barbara Rosenkranz. Aunque el 16% que consiguió ésta no es ninguna tontería.
Jesús Torquemada (eitb.com)
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