El colectivo Solasbide-Pax Romana apuesta por una mayor implicación de las personas cristianas en la vida pública en favor de una "sociedad más justa" y en convivencia con los no creyentes con el mínimo común denominador del humanismo y los derechos humanos. Cerca de 40 personas representativas de diferentes ámbitos políticos, culturales, sociales y sindicales participaron el sábado en un encuentro en el Seminario bajo el título "La dimensión pública de lo religioso" en el siglo XXI en el que participó el sociólogo Javier Elzo, catedrático emérito de Sociología en la Universidad de Deusto.
Algunos de los temas que se pusieron sobre la mesa fueron el laicismo, la relación entre ética y moral religiosa, las exigencias del pluralismo en una sociedad democrática y la aportación de las religiones a una convivencia justa son algunos de los aspectos que se tratarán en la jornada de reflexión.
El sociólogo beasaindarra, que recientemente ha publicado el libro Los cristianos: en la sacristía o tras la pancarta, subrayó que en nuestro entorno se ha producido una polarización en los extremos. "Por un lado -señaló- un catolicismo rancio, cruzadista, que solo ve pecado y paganismo alrededor, defensivo ante todo progreso y cambio, pretendiendo imponer su moral a todos. Y, por otro, un laicismo anticlerical que pretende la mofa y escarnio de lo religioso".
Frente a ello, Elzo apostó por un laicismo incluyente en el que creyentes y no creyentes convivan y trabajen por una sociedad más justa, desde el respeto a las convicciones de cada cual, con el humanismo como objetivo.
A juicio de Elzo, la existencia de un estado laico no debe conllevar la privatización de las manifestaciones religiosas, siempre que se respeten las convicciones de los demás. "No me parece razonable -afirmó- que un chaval pueda llevar en su chaqueta la insignia de Osasuna o la Real, por ejemplo, y no una cruz o una media luna". En su opinión, el cristiano no debe caer en la complacencia, en la acomodación, pero tampoco en el aislamiento del que se cree en posesión de la verdad absoluta y se recluye en el gueto. "Esa es la postura de algunos grupos religiosos y sectas con cuya actitud mi modo de entender el cristianismo no está de acuerdo".
Elzo se mostró optimista respecto al papa Francisco, cuya exhortación pastoral Evangeliun Gaudium ha ensalzado, no sin puntualizar que hace un siglo hubiera estado en la lista de libros prohibidos por la iglesia. Manifestó también la esperanza de que el cambio llegue también a la jerarquía española, que a su juicio sigue representando "el fundamentalismo".
Por último, al referirse a la situación de Euskal Herria y las recientes noticias del anunciado desarme de ETA, Elzo subrayó la necesidad de trabajar por la reconciliación, lo que supone "no callar y no ofender".
En su opinión, es necesario saber la verdad: "debemos conocer todas las manifestaciones de violencia, lo que no quiere decir que deban equipararse, pero no se puede olvidar a nadie que haya sufrido dicha violencia. Y, por supuesto, no se debe ofender inútilmente a quien haya sufrido esa injusticia".
Diario de Noticias
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