Camino de cumplirse ya tres años del fin de la acción armada de ETA, y en un contexto marcado por el inmovilismo del PP y el actual intento del PNV de situar la responsabilidad sobre los presos, los datos hablan por sí solos. El informe reciente de Etxerat sobre la situación del Colectivo de Presos Políticos Vascos en el pasado mes de mayo prueba que la dispersión es más aguda que en octubre de 2011. Y en términos porcentuales, también más extrema que nunca hasta ahora.
Como primer botón de muestra, en el momento actual solo cinco de los 475 presos de EPPK se hallan en cárceles vascas (y dos de ellos, Aitzol Gogortza y Txus Martin, por sufrir graves enfermedades de carácter sicológico que deberían acarrear su puesta en libertad). En octubre de 2011 eran ocho los encarcelados en Iruñea, Martutene, Basauri y Langraiz. Y llegaron a ser diecinueve en algún momento puntual posterior, como abril de 2013. Otro dato revelador es el del mantenimiento casi intacto del número de prisiones españolas y francesas en las que están distribuidos -y separados y alejados- los presos vascos. Pese a que el colectivo se ha reducido en un 26% desde entonces (de 643 a 475 según el último dato de abril), el catálogo de cárceles apenas ha mermado.
En el Estado español, entonces 481 prisioneros estaban repartidos en 47 penales, y ahora 365 se dividen entre 46, solo uno menos. Ello contribuye a que la distancia media por preso sea más elevada que nunca.
En cuanto al Estado francés, de 138 presos en 30 cárceles se ha pasado a 101 en 27, por lo que solo se ha dejado de encarcelar a vascos en tres de ellas. El dato contrasta con la inusitada relevancia dada por algunos medios esta semana al traslado, hace ya meses, de dos vascos a la cercana prisión de Mont-de-Marsan. Ha sido presentado como un posible inicio de cambio en la política carcelaria francesa... hasta el desmentido radical de mandatarios de Madrid y París.
El informe de Etxerat sobre el mes de mayo ofrece un desglose por distancias kilométricas que constata también el endurecimiento de la dispersión. Así, 64 presos y presas están a más de 1.000 kilómetros de sus casas; 132, a entre 800 y 1.000; y 159 más, a entre 500 y 800. Porcentualmente, ello supone que el 41,2% de EPPK se encuentra alejado a más de 800 kilómetros, y el 79%, a más de 500.
La distribución por cárceles no obedece a otro criterio que el aleatorio. Basta mirar por ejemplo la lista de los 31 presos y presas en Puerto de Santa María (Cádiz), donde hay desde condenados a miles de años hasta presos preventivos a la espera de juicio, de miembros de ETA confesos a presos por actividades exclusivamente políticas, de veteranos a jóvenes...
Ramón Sola, en GARA
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