domingo, 19 de abril de 2009

DIEZ MIL PERSONAS CONTRA LOS TRANSGÉNICOS Y LA PRIVATIZACIÓN DE LA NATURALEZA

Más de diez mil personas participaron ayer en Zaragoza en una manifestación para decir "basta ya" de agricultura transgénica y pedir al Gobierno español que deje de apoyar a las multinacionales y prohíba el uso de semillas transgénicas en el estado.

La Plataforma Rural, de la que forman parte una veintena de organizaciones agrarias, ecologistas y sociales, eligió Zaragoza para manifestarse por ser la capital de la comunidad en la que se dedica un mayor número de hectáreas al cultivo transgénico, 30.000 de las 80.000 que se siembran en todo el Estado.

En el manifiesto, leído por Juan Carlos Simón, agricultor de COAG, y Carme Freire, agricultora del Sindicato Labrego Galego, frente a la Delegación del Gobierno, se recordó que los países europeos que ya han prohibido esta agricultura -Francia, Polonia, Austria, Luxemburgo, Grecia, Hungría y recientemente Alemania- lo han hecho basándose en evidencias científicas sobre sus daños al medio ambiente y sus efectos en la salud humana y animal.

En su protesta, la organización subraya que el uso de transgénicos multiplican el uso de productos químicos en el campo, no han demostrado ser más productivos, no aportan mejora en la calidad de los alimentos, no solucionan el hambre ni la pobreza y provocan un deterioro y pérdida de la biodiversidad agrícola.

Los manifestantes hicieron "una fiesta" de la protesta que unió a representantes de diversas organizaciones agrarias de todo el estado español. También asistió el alcalde de Marinaleda (Sevilla), Juan Manuel Sánchez. Para el alcalde de Marinaleda, quien ya ha presentado una iniciativa en el Parlamento andaluz contra el uso de transgénicos, esta práctica es "el colmo de la privatización de la naturaleza", y criticó que sea una única multinacional (Monsanto) la que controle las semillas, al tiempo que señaló que los agricultores quieren que "el agua, la tierra y la semilla sea un derecho de los pueblos y no un negocio de multinacionales".

Había multitud de carteles con lemas contra los transgénicos, que circulaban a su vez entre berenjenas, tomates y mazorcas de maíz andantes, un ataúd en el que yacía la "agricultura" o un carro repleto de productos alimenticios (cereales, chocolates, harinas o galletas) que según denuncian poseen u ocultan que contienen componentes transgénicos.

Unos veinte autobuses procedentes de todo el estado español y en torno a diez llegados de varios municipios aragoneses fletó una de las organizaciones para exigir al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y a la ministra de Agricultura, Elena Espinosa, "la prohibición inmediata del cultivo de maíz transgénico y de cualquier otro experimento a campo abierto con organismos modificados genéticamente".
La Haine

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