lunes, 20 de abril de 2009

ADIÓS, MI ESPAÑA QUERIDA

Rafael Torres (Madrid, 1955) emigró de forma irregular a Francia en los años 70. Fue albañil, trabajó en la vendimia y viajó con su compañía de teatro independiente a Grenoble. En su libro Adiós mi España Querida (La esfera de los libros) narra las historias de 20 españoles que, como él, huyeron de España en los 50 y 60 "en búsqueda de libertad y oportunidades de trabajo".

¿Se parecen en algo aquella emigración y la que está llegando ahora a España?

Todo lo que pasa ahora con los inmigrantes también pasó entonces. El efecto llamada que al PP le horroriza tanto, la reagrupación familiar, los empresarios sin escrúpulos que pagan menos... Ahora parece que hayan encontrado la pólvora con las pateras y los cayucos, pero los pasadores han existido desde que se cerraron las fronteras. No obstante, los emigrantes españoles encontraron mejores condiciones: un trato de ciudadanos y un buen sueldo, por lo general.

¿Cuántos salieron de forma irregular?

Prácticamente, la mitad de los que se fueron. Hasta el Plan de Estabilización de 1959 era casi imposible emigrar. Y en 1965 había ya tres millones y medio de emigrados, más del 10% de la población española. Ahora, aún quedan un millón fuera.

¿Qué papel tuvieron las remesas de los emigrantes?

Salvaron al régimen de la bancarrota y fueron básicos para la economía durante años.

¿Cómo era el perfil del emigrante español?

Muchos españoles conocieron el agua corriente en Francia o Suiza. La mayor parte venía del campo, era mano de obra sin cualificar y le tocó los oficios más duros. Pero eran trabajos donde cabía prosperar y había seguros obligatorios. Aquí nos hemos acostumbrado a pagar a los inmigrantes la mitad que a un español.

Algunos se formaron en los países de destino...

Sí, pero al regresar no se les reconocía la titulación y acabaron montando tabernas o pequeños comercios. No se aprovechó su inmenso sacrificio.

¿Y tuvieron problemas para integrarse a la vuelta?

Muchos. Era gente que había conocido la libertad, los sindicatos, las calles limpias y estupendos colegios para niños y sistemas de sanidad. El 80% se arrepintió de volver.

¿Y por qué lo hicieron?

Hubo varios factores, pero el más importante fue que se acabó el trabajo en aquellos países. Además, la mujer cumplió una función muy importante: cuando veía que su pareja echaba demasiadas raíces, iban a por él.

¿En España faltaba trabajo o salarios dignos?

En España había miseria. En el campo escaseaba el empleo y la gente se fue a ciudades industriales como Madrid, Bilbao o Barcelona; después, se aprobaron los contingentes de trabajadores para el extranjero, que es lo que intenta hacer ahora el Gobierno. Pero es muy difícil regular estos flujos migratorios: el hambre no entiende de papeles.

¿Qué diferencias había entre la inmigración económica y el asilo político?

Ambos tienen las mismas raíces económicas. Tras la guerra, los vencidos tuvieron que apechugar con la exclusión social. Pero tanto vencedores como vencidos emigraron porque no tenían con qué alimentar a sus hijos.
Público

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