jueves, 28 de agosto de 2014

EMPRESAS CENTENARIAS Y EL MAPA LOCAL

El domingo 7 de septiembre tendrá lugar el acto central de la celebración del centenario de la Bodega Cooperativa de San Martín de Unx. Durante el año han sido varios los actos realizados, así se lanzó una edición limitada conmemorativa del vino del centenario, tras realizar un concurso para elegir su etiqueta; la Cofradía de Vino de Navarra homenajeó el centenario celebrando su capítulo en el pueblo; se ha publicado un libro con la historia de la bodega; se organizaron dos jornadas: la primera sobre el vino y la uva (principalmente la garnacha) y la segunda sobre el cooperativismo y el mundo rural; se preparó una exposición con documentos y utensilios del campo y de la bodega; y el Ayuntamiento concedió a la bodega la oportunidad de protagonizar el inicio de las fiestas patronales. Además, Pablo Zapata, escritor nacido en San Martín, presentará el día 5 en el pueblo una novela cuya trama está basada en la bodega cooperativa.

En esta época de economía financiera y ganancias rápidas para, a ser posible, dar el pelotazo, deberíamos valorar el ejemplo de una pequeña empresa de un pequeño pueblo que cumple cien años sirviendo a su comunidad, dando salida al cultivo estrella de la economía sanmartineja y, ahora que está tan de moda, creando durante un siglo la marca San Martín para sus blancos, rosados y tintos. Una idea de su éxito nos la da, además de su pervivencia, la creación de otras cuatro bodegas, lo que para un pueblo que no llega a los quinientos habitantes no está nada mal.

En este siglo de funcionamiento, la población ha pasado de los 2.000 habitantes a los 430 actuales y sobre este despoblamiento de muchos de nuestros pueblos versó la charla del sociólogo Goio Urdániz en las jornadas anteriormente citadas.

Es un hecho evidente que si no hay ninguna actuación de los poderes públicos, muchos de los pueblos de nuestra comunidad pueden desaparecer en pocos años. ¿Cuántos pueblos morirán de muerte natural por envejecimiento? Debemos preguntarnos qué Navarra queremos. La falta de actuaciones nos llevará a que la población se concentre básicamente alrededor de Pamplona y el eje del Ebro, quedando el resto del territorio desierto, con mínimas excepciones. El atractivo de la ciudad y la espiral que el despoblamiento genera va a lograr modificar el mapa municipal de manera natural.

Para mantener los pequeños pueblos se necesita trabajo en la zona, viviendas dignas a precios asequibles y garantía de una serie de servicios exigibles en el siglo XXI en la Europa occidental.

Si perdemos nuestros pueblos, perderemos nuestra historia, nuestras costumbres, nuestras raíces, en definitiva nuestra identidad. Pero no solamente esto. Porque son los habitantes del mundo rural los que cuidan nuestros montes, los caminos, los más interesados en que los ríos estén limpios, etcétera, en definitiva, los que protegen el medio ambiente, que probablemente ha de constituir un motor de desarrollo económico en los próximos años y que tenemos la obligación de entregar en condiciones adecuadas a las próximas generaciones.

Pero además perderemos nuestro patrimonio cultural y económico. ¿Qué pasará con los edificios particulares y públicos que hoy cuidan los habitantes del mundo rural? ¿Qué futuro tendrán los bienes comunales? ¿Quién los aprovechará? ¿Habremos dilapidado el capital histórico que se ha creado durante muchos años y a cuyo mantenimiento tanto ha contribuido la Administración a través de Príncipe de Viana? Creo que la sociedad navarra tiene que tomar decisiones cuanto antes y coincidiendo con una época de crisis como la actual, en la que todo es más difícil.

Por todo ello, ejemplos como el de la cooperativa de San Martín tienen un gran valor en los momentos actuales. Actualizar y adaptar la iniciativa que hace cien años unas personas valientes y decididas adoptaron puede servir para que los pueblos tengan otros cien años de actividad económica y de vida.

Estoy convencido de que en San Martín la actual bodega cooperativa va a ser capaz de, continuando la actualización iniciada hace quince años con la construcción de una nueva y moderna bodega, ser punto de partida de las iniciativas necesarias para que los catatos puedan ver cómo su pueblo vuelve a recuperar habitantes y sigue siendo un referente de los vinos de Navarra.

Jesús Muruzábal Lerga, economista, en Diario de Noticias

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