sábado, 28 de noviembre de 2009

DISCRIMINACIÓN NEGATIVA

El Gobierno de Navarra ha reducido las ayudas a los medios de comunicación en euskera de 240.000 euros en 2008 a cero en 2009. Con el agravante de que el presidente de Euskarabidea (Instituto Navarro del Euskera), Xabier Azanza, ha mantenido que esas ayudas permanecerían inalterables hasta el pasado lunes, día en el que se confirmó que el Ejecutivo regionalista no soltaría un céntimo de euro.
Cinco días después, Azanza sigue sin dimitir. Vaya cuajo. Al final va a hacer bueno a su antecesor al mando de Política Lingüística, Pedro Pegenaute. Si los juzgamos por el resultado de su gestión, el visceral regionalista parece un generoso euskaltzale al lado de este tecnócrata euskaldun y su asombrosa capacidad para la ingesta de sapos campaneros de calibre grueso.
La cuestión es que la prensa en euskera ha hecho las cuentas del año previendo unos ingresos que finalmente no llegarán. El déficit generado pone en peligro los puestos de trabajo de 56 personas. Tremendo. Habrá quien defienda que la Administración foral no tiene por qué subvencionar medios en euskera, que si no son viables por sí mismos deben cerrar y punto pelota. Es un argumento tan manido como torticero. Las tres televisiones locales con sede en la comarca de Pamplona -castellanohablantes monolingües militantes, las tres- reciben un millón de euros por canalico y año en ayudas directas del Gobierno de Navarra, sin contar con la publicidad institucional. Precisamente en publicidad institucional del Ejecutivo foral, Diario de Navarra facturó el año pasado 872.000 euros. Este rotativo, 397.000. El único diario editado íntegramente en euskera, Berria, que cuenta con una nutrida redacción en Pamplona, cero euros. De esa misma manera, la SER ingresó 89.000 euros; Onda Cero, 70.000; la COPE, 49.000; Euskalerria Irratia, cero patatero. La emisora euskaldun no obtuvo un solo euro -ni por publicidad ni por ayudas- del Gobierno de Navarra, del Ayuntamiento de Pamplona, de la Can o de cualquier otro chiringuito en manos de esta caterva de xenófobos que está perpetrando contra una de las lenguas propias de nuestra comunidad una política lingüística devastadora sin parangón en toda Europa.
Una política que, en lo referente a los medios de comunicación, supone un ataque directo contra la libertad de expresión. No se limitan a no discriminar positivamente a los medios que trabajan en una lengua minorizada. Los discriminan negativamente. Les niegan el trato igualitario. Intentan forzarlos al cierre. Evidentemente, me solidarizo con los trabajadores de Diario de Navarra a cuenta del ataque del otro día, pero echo de menos más muestras de solidaridad con estos otros 56 trabajadores en peligro de ir al paro.

Juan Kruz Lakasta (Diario de Noticias)





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