Haizea Costa Jiménez es de esas personas que desde que tienen uso de razón saben a lo qué se van a dedicar en la vida, y eso que esta joven pitillesa tiene solo 15 años. Sin duda alguna, para Haizea, los caballos son su vida. Lleva subida en ellos desde que apenas tenía 15 días de vida, cuando la subieron en brazos de su tío. Hemos querido hablar con ella para conocer su historia más de cerca.
“Me encontráis aquí porque mi tío está de vacaciones y no en la hípica”, nos comenta Haizea nada más quedar con ella. Y es cierto, la hemos pillado de chiripa, y es que aunque resida en Pitillas, poco tiempo pasa aquí. Los viernes, nada más terminar el Instituto su madre o su padre la llevan sin fallo alguna hasta Novallas, un pequeño pueblo de Aragón, fronterizo con Navarra, que es donde su tío regenta el centro hípico Campo Alegre. Y los veranos, prácticamente los pasa enteros ahí. “Aunque las carreras coincidan con las fiestas de Pitillas, prefiero ir a las carreras”, cuenta muy entusiasmada.
Una de mis primeras preguntas fue evidente, quería saber de dónde le venía esa pasión por el mundo equino; y su respuesta fue contundente. “Mi abuelo y mi tío siempre han tenido animales en casa, así que monto a caballo desde que nací, de hecho, la primera vez que lo hice tenía solo 15 días de vida. Era un bebé recién nacido. Me pusieron en brazos de mi tío y desde entonces no he vuelto a bajar de las alturas”, cuenta.
“Siempre he vivido lo que era el caballo y cada vez me gusta más. Al principio sí que me daba un poco de miedo subirme a uno, pero con seis o siete años ya empecé a montar más seguidamente. Con nueve años veía competir a los mayores y lo pasaba fatal, porque yo no podía hacerlo y me daban envidia. Hasta que tienes diez años no puedes competir en la modalidad de RAID, que es la que más me gusta y en la que actualmente compito”, transmite la joven.
La Voz de la Merindad
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