viernes, 27 de agosto de 2021

"FRANCIA ES EL PEOR PAÍS DE EUROPA EN LA PROTECCIÓN DE SUS LENGUAS"

Davyth Hicks es el secretario general de la Red Europea por la Igualdad Lingüística (ELEN por sus siglas en inglés), que ha presentado una carta de alegación ante la ONU contra el Estado francés por discriminación persistente contra las lenguas minorizadas, como el euskara.

Las lenguas minorizadas del Estado francés, como el euskara, se encuentran en una situación especialmente difícil, después de que el Consejo Constitucional declarase anticonstitucional la enseñanza en sistema inmersivo, como la que ofrecen las ikastolas. La decisión del Constitucional llegó tras la votación de la ley para la defensa y promoción de las lenguas regionales, conocida como Ley Molac, y como respuesta al recurso que presentaron 61 parlamentarios guiados por el Ministro de Educación Jean-Michel Blanquer.

Esta decisión ha creado grandes movilizaciones tanto como populares, como la que reunió a 10.000 personas en Baiona, como políticas cuando 140 parlamentarios pidieron el cambio de la Constitución, o por parte de las asociaciones a favor de las lenguas cuando se reunieron con una delegación creada por el Primer ministro Jean Castex para encontrar una solución ante la decisión del Constitucional. Ahora la acción llega a nivel internacional de la mano de la Red Europea por la Igualdad Lingüística (ELEN por sus siglas en inglés), que ha presentado una alegación ante la ONU contra el Estado francés por discriminación persistente contra las lenguas minorizadas.


¿Qué es ELEN?

European Language Equiality Network representa todas las las lenguas minoritarias europeas, tenemos 166 miembros que representan 46 lenguas en 22 estados, por lo que nos hemos convertido en una gran red, es la mayor organización internacional que trabaja para la promoción territorial de las lenguas menos utilizadas. Estamos en toda Europa, y tenemos miembros de la sociedad civil a través de todo el continente.

Somos una organización activista, en el País Vasco está Kontseilua, y en Iparralde tenemos miembros de Euskal Konfederazioa, como Seaska. A través de ELEN están representados en la ONU, en la Unión Europea, en el Consejo de Europa, y en este momento estamos tratando de ayudarlos. Nuestro trabajo es el de hacer lobbying relacionado con los derechos lingüísticos. También tenemos proyectos lingüísticos, en colaboración con nuestros miembros.

La alegación es contra «discriminación persistente», pero la han presentado tras la decisión del Consejo Constitucional contra el sistema de inmersión...

Lo que estamos haciendo ahora con el Estado francés es para lo que cambie lo que está suponiendo un problema. Lo hemos hecho ahora porque todo el mundo está furioso, Francia es el peor país en Europa en la protección de sus lenguas. En España o Gran Bretaña, por ejemplo, también tenemos problemas, pero han puesto una política en marcha para defender el gaélico, el catalán o el euskara, incluso el irlandés.

En Francia hay que recordar que estamos en 2021, no en 1796, hay que darse cuenta que la diversidad lingüística es normal en la Unión Europea, y que los padres puedan elegir que sus hijos estudien en euskara o en bretón es algo normal. Ya han roto la transmisión generacional, ya tienen los números en descenso en las lenguas que están en peligro.

Hemos perdido la paciencia con ellos, la Ley Molac fue votada por una gran mayoría en la Asamblea Nacional, pero aún así, guiados por Jean-Michel Blanquer, utilizaron el Consejo Constitucional como arma para tratar de debilitar la ley, diciendo que es anticonstitucional, sugiriendo que es ilegal. Además se está atacando el uso de esa lengua en la escuela, y esto va en contra de la Convención de los Derechos de los Niños.

Este comunicado que lhemos hecho llegar ahora a la ONU es tan solo el comienzo de la campaña, y no vamos a parar hasta que consigamos cambiar las cosas. La Ley Molac está bien, pero queremos ver cambios sustanciales, un estatus en Bruselas para el bretón en Bretaña, el corso en Corsica, el euskara en Iparralde… Para que sea el mismo en Iparralde que en el resto del País Vasco. Es inaceptable que Francia siga así, es una discriminación sistémica hacia sus lenguas, para parar su desarrollo.

¿Qué supone la alegación que han presentado ante la ONU?

Es un procedimiento formal que hemos enviado a Fernand de Varennes, el Relator Especial sobre Cuestiones de las Minorías, con el que tenemos una relación estrecha. Hay varios procedimientos formales, y a través de este el Relator mira todas las pruebas y decide si hacer una comunicación formal al Estado francés para preguntarle sobre estos tratados de derechos, y si se están implementando correctamente. Esperamos que la ONU haga una comunicación al Estado francés, para preguntarle sobre lo que está ocurriendo respecto a la decisión del Consejo Constitucional.

¿Creen que esto puede ocurrir realmente, o es tan solo una acción simbólica?

No es una acción simbólica, es algo que debe de hacerse, y creemos firmemente que el Relator va a enviar la comunicación al Estado francés. No se trata tan solo de su opinión, tiene que mirar a las pruebas, y están ahí: Francia está rompiendo esos tratados que ha ratificado.

Mientras tanto, seguiremos en el Consejo de los Derechos Humanos, en el Consejo de Europa, o en la Unión Europea. No vamos a parar, porque Francia tiene que recibir el mensaje, estamos en la Europa del siglo XXI, hay que tener derecho a utilizar la lengua propia.

Tratándose ELEN de una entidad europea, ¿porque han comenzado por la ONU, y no por la Unión Europea?

Es una muy buena pregunta,. Aunque la UE dice que defiende las diferentes lenguas, sus poderes son limitados, no puede intervenir en las políticas lingüísticas de los estados. A Europa no le gusta esta situación, sobre todo después de esta decisión, pero no tiene competencias, ELEN está trabajando en una directiva para tratar de cambiar eso y defender los derechos lingüísticos. Uno de los argumentos que utilizamos es que que UE puede salvar plantas o algunos peces pero no puede salvar sus propias lenguas, es un trabajo de «lobbying» a largo plazo.

Para hacer ese trabajo de «lobbying» es importante el apoyo, ¿hay otras instituciones o movimientos que les acompañan en esta acción?

Por supuesto tenemos el apoyo de todos nuestros miembros, y hay otros gobiernos que han hecho grandes progresos en el apoyo de sus lenguas, Finlandia es un buen ejemplo de ello.

No somos una organización gubernamental, somos la sociedad civil, y acompañamos al Consejo de Europa, que quiere que se firme la Carta Europea de las Lenguas. Nos gustaría tener más reuniones, para sentarnos con el Consejo de Europa y que se firme la Carta, pero nos encontramos una vez más con la Constitución francesa, y esto tiene que ser modificado, y decir que el francés es la lengua del Estado, y el bretón la lengua del Estado en Bretaña, el euskara en el País Vasco… o algo así.

¿Cuales son los países que tienen las políticas más efectivas para defender sus lenguas?

Cuando se trata de los éxitos, de parar la pérdida de las lenguas en peligro, y que comiencen a aumentar, hay que mirar al País Vasco, a Catalunya, y tal vez a Gales también. Las cosas avanzan mucho donde hay la combinación de una fuerte autonomía, políticas lingüísticas con infraestructuras, que son el eje, además de una fuerte sociedad civil presionando para que las cosas ocurran, y esos ingredientes están en el País Vasco y en Catalunya.

En Francia hay una sociedad civil muy desarrollada, pero no hay apoyo o reconocimiento oficial. Las instituciones regionales no tienen competencias, por lo que es necesario el apoyo del Estado para todo. Además, todo es potencialmente ilegal. Hay cosas que se han hecho desde hace 50 años y han tenido gran éxito, pero en cualquier momento el Gobierno puede venir y decir que algo no le gusta, que no le gusta la educación por inmersión, y todo empieza a desplomarse.

El problema es que la transmisión generacional se ha roto o es muy reducida, es necesaria la educación para asegurar el futuro de las lenguas. Si se pudiesen hacer planes lingüísticos, la educación inmersiva se normalizase y no fuera necesario pagarla, o la educación pública no fuese toda en francés, la situación sería muy diferente. Hay que conseguir todas esas cosas.

Ustedes abogan por el cambio de la Constitución.

Sí. Si el problema es la Constitución, entonces hay que cambiarla. Ahora el Gobierno afirma que no hay tiempo para hacerlo, pero como dice el diputado Paul Molac, si se quiere todo es posible, y esto tiene que cambiarse. El 2º artículo que dice que el francés es la lengua del Estado se puso en 1992, y se dijo que era para parar al inglés, pero tal vez se puso para impedir que Francia ratificase la Carta Europea. En la realidad es que lo está haciendo, se utiliza como un estandarte para parar el desarrollo de las lenguas territoriales.

¿Cree que el ataque del Gobierno llega ahora porque la defensa de las lenguas es cada vez mayor y tiene más éxito?

Sí, tal vez se está viendo el éxito. El apoyo a la educación es cada vez mayor, a pesar de que el Estado francés trata de que esto no ocurra. En la historia de Francia esto está ocurriendo desde 1796, desde después de la Revolución, y desde entonces ha empeorado, especialmente en el siglo XX con la Educación Nacional. Tiene una larga historia de políticas de erradicación, es lo que hicieron en Reino Unido, en España también, pero hoy en día no se puede seguir así, estamos en 2021 y los derechos lingüísticos son derechos humanos, así que Francia puede estar en el mal lado de la historia o no.

¿Cómo valoran la situación en Euskal Herria?

El País Vasco en Francia tiene grandes problemas, y luego está Euskadi que tiene más fuerza, y por otro lado está Nafarroa, que también tiene sus problemas. Estamos al corriente de todos los problemas a través de nuestros miembros, que hacen un trabajo fantástico.

Francia es mucho peor que España, por supuesto que hay problemas en el Estado español, pero en Francia realmente no tienen nada. Es por eso que tenemos que focalizarnos en las situaciones que están realmente mal. Esas lenguas están en peligro, y luego se habrán ido para siempre, ahora vamos a luchar muy duramente.


Ipar Euskal Herria es el lugar en el que la lengua propia está mejor en todo el Estado...

Hay una especie de ecuación, y la situación es asimétrica. El euskara tiene varias ventajas si se compara con el bretón, por ejemplo. Tiene los medios de comunicación que provienen de Euskadi, la televisión, la radio, los periódicos… y también los otros vascos con los que se puede extender más allá de la frontera. Es más fuerte porque tiene todo eso. Los alsacianos también tienen eso, con Alemania. En Corsica también tienen una mayor autonomía, y eso empodera y afecta a la lengua, lo que hace al corso más fuerte. Bretaña no tiene nada de eso, y está tratando de conseguir más poder para el Consejo Regional sobre la lengua, y el presupuesto para ello.

Hay muchas cosas que queremos conseguir, pero si para empezar lográsemos algún control en la educación estaría bien. Tiene un apoyo mayoritario, y que va más allá de los partidos políticos, se vio en la votación de la Ley Molac, que consiguió una gran mayoría, y eso es muy alentador. Tal vez está empezando a cambiar.

Aunque era muy difícil, en Ipar Euskal Herria se ha conseguido invertir la curva y aumentar el número de hablantes...

Tenéis las organizaciones de la sociedad civil, Euskal Konfederazioa, Seaska, Kontseilua, todas esa gente que salió en Baiona a protestar. Si se organiza la sociedad civil de manera adecuada, se convierte en conductora.

En París pueden decir que no lo van a permitir, y que lo van a parar, pero con el tiempo las cosas tienen que cambiar, tenemos que ser persistentes. He visto eso en el aumento de hablantes, da muchos ánimos, y eso es lo desesperanzador con Francia, que atacan cuando se tiene éxito. Se ha visto que la educación de inmersión en bretón y en euskara está teniendo éxito, y es entonces cuando ataca. Es una discriminación sistémica muy profunda por parte del Estado.

Se necesita la infraestructura, la base legal, la política lingüística, tiene que haber un plan, no tiene que ser un tema de debate, no tiene que depender de quién esté en el Gobierno.

Idoia Eraso, en GARA

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