Miles de personas salieron a las calles de 48 países para manifestarse contra el gigante de la biotecnología Monsanto y crear conciencia sobre los peligros de los alimentos genéticamente modificados de la compañía estadunidense.
En más de 400 ciudades de los cinco continentes activistas exigieron etiquetar los alimentos genéticamente modificados y reducir los químicos cancerígenos utilizados en la agricultura industrial.
Con carteles de “bioterrorismo”, cantos y baile, unos 250 manifestantes protestaron en Río de Janeiro contra el grupo de biotecnología agrícola estadunidense.
Es la tercera marcha que se convoca contra Monsanto. La primera movilización se llevó a cabo el 25 de mayo de 2013, y ese mismo año, el 10 de octubre, se realizó la segunda actividad contra la comercializadora de productos transgénicos.
“Monsanto Bioterrorista”, decían algunos carteles de los manifestantes, quienes se desplazaron y terminaron el encuentro hacia el anochecer. La protesta fue convocada por medio de redes sociales.
Cerca de mil personas marcharon en Santiago para pedir la retirada de Monsanto de Chile y el fin de la producción de alimentos transgénicos.
“No queremos transgénicos en nuestros platos”, dijo Iván Santandreu, presidente del movimiento Chile Sin Transgénicos, durante la protesta que comenzó con disfraces y al son de los tambores en la plaza Italia y luego abrió paso por la Alameda. Con carteles con leyendas como “no quiero comer veneno”, la marcha demandó al gobierno de Michelle Bachelet que expulse del país a la transnacional y deje de producir sus semillas.
Los sudafricanos se unieron a la manifestación contra Monsanto. Activistas pidieron boicot permanente a los organismos genéticamente modificados y otros productos agroquímicos nocivos que son elaborados principalmente por la multinacional.
Hubo protestas similares en Francia, Suiza, Argentina, Perú, Venezuela y Burkina Faso, entre otras naciones.
Ambientalistas han denunciado que ingerir derivados y productos transgénicos de forma regular puede producir cáncer, enfermedades del riñón, trastornos cerebrales y pérdida de las funciones reproductivas. A ello se suma la más reciente alerta emitida por la OMS, de que el químico herbicida Roundup de Monsanto, conocido como glifosato, es “probablemente cancerígeno para los seres humanos”, según informó la cadena de noticias Telesur.
Red Mundial de Comunidades Eclesiales
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