Tanto tiempo esperando que cambiara el viento, que ahora que por fin sopla un aire nuevo vamos como flotando, sin creerlo del todo, todavía andando con los pies bien apoyados, sin perder amarre, mirando de reojo la previsión o no de temporales que puedan destruir la voluntad mayoritaria. La derrota de la derecha, aquí y en todas partes, ha sido voto a voto, igual que la victoria del cambio se ha logrado voto a voto. Despacio, con convicción y con toda la confianza puesta en la gestión responsable de quienes han salido elegidos para hacer realidad la intención de nuestro voto. Gobernar unos, hacer oposición los otros, según los resultados. Unos, desengañados con los suyos, a quienes hasta ahora habían mantenido, otros expectantes por lograr que la realidad social de Navarra se impusiera en las urnas. Cada uno ha contado, las sumas decisivas de unos y las restas no menos importantes de los otros. Pero el cambio no ha llegado todavía, vamos hacia él y ahora hay que construirlo con la fórmula correcta. El cambio por sí mismo no es único; hay tantas definiciones como votos han logrado las fuerzas políticas que han conseguido por fin este aire nuevo para Navarra. Ahora les toca a ellos y ellas estar a la altura. Los ciudadanos y ciudadanas ya han cumplido y han decidido que basta ya del más de lo mismo y lo de siempre y, sobre todo, que se puede volver a creer en la política como el instrumento válido para construir una sociedad mejor y regenerar todo lo que está arrasado. Hay mucho por donde empezar, pero lo prioritario es sentar las bases para construir lo derribado y levantar alternativas nuevas que acaben con las formas de hacer del pasado. La sociedad quiere políticos que trabajen para resolver los problemas de todos; políticos que hablen como la gente, que ganen como ellos, que vivan como uno más y que se sientan igualmente parte de lo que somos. Políticos de menú del día, sueldo digno, transporte público y viajes de bajo coste... gente corriente, preparada y dispuesta a hacer política con convicción. Que no se les distinga por la calle. Que se acaben los grandes derroches y se recuperen las grandes inversiones sociales. Que se reduzcan las desigualdades y todos y todas tengamos las mismas oportunidades. Hay tanto por donde empezar que la responsabilidad es máxima y la necesidad de hacerlo bien es más vital que nunca. Por pedir que no quede, esta vez sí, la sociedad ya ha cumplido.
Alicia Ezker, en Diario de Noticias
No hay comentarios:
Publicar un comentario