Hacía mucho tiempo que yo no recordaba un lunes tan luminoso. Salir a la calle y saludar a los vecinos, a las compañeras de trabajo, a muchos conocidos; notar que a unos y a otras nos brillaban los ojos y acompañábamos el egunon convencional con una franca sonrisa y el breve intercambio de frases que permitía la prisa por llegar al trabajo incluía indefectiblemente alguna frase como: "contentos. ¿eh?.... y vosotros también ¿no?..... a ver si ahora nos ponemos de acuerdo... es una oportunidad que no podemos perder... tenemos que hacerlo bien..."
El lunes, muchísimos de nosotros y nosotras respiramos más profundamente y sentimos que, por primera vez en mucho tiempo, íbamos a poder vernos reconocidos como ciudadanos en nuestra tierra.
Luego, ha sido una semana confusa y convulsa, con llamadas al miedo absolutamente desproporcionadas y con ecos de otros momentos históricos, que las más de las veces inducían a la risa por lo desajustadas y desaforadas. Cada vez que leía u oía estas soflamas trataba de poner cara a todas las personas que eran objeto de esas acusaciones y claro, era poner cara a la enfermera del centro de salud, al maestro de tu hijo, al kioskero, a la cajera del hiper, a la farmacéutica del barrio, etc, etc. Personas que con su trabajo, impuestos, amabilidad y buen hacer contribuyen a hacernos la vida mejor, a generar riqueza, a tener servicios públicos... Personas con las que nos rozamos todos los días y así durante años... y a las que, ahora, no se les puede dejar espacios de poder porque, como los Gremlins a los que si se les da agua después de las 12 de la noche, se convertirán en monstruos.
Espero y deseo encarecidamente que los políticos electos estén a la altura de las esperanzas de la ciudadanía y lleguen a acuerdos que permitan cambiar el gobierno porque el parlamento y los ayuntamientos y concejos son hoy mucho más representativos y coloristas que los de hace una semana.
Y estoy segura de que lo van a hacer bien y ahí incluyo que va a haber aciertos y equivocaciones, y que se van a cometer errores, unos por bisoñez y otros porque tomar decisiones siempre implica un riesgo... pero ni de lejos van a tener la gravedad, ni la persistencia de los que ha cometido UPN en los años que lleva gobernando. Y no me estoy refiriendo solo a las propuestas megalomániacas de nuestros presidentes, el pabellón Arena, el circuito de los Arcos, o la apertura de oficinas de la CAN en USA, por comentar algunas de ellas; o al desmantelamiento progresivo y sistemático del estado de bienestar; o al maltrato continuado a la UPNA o al euskera... y no voy seguir con el listado.
Me estoy refiriendo al hecho de que durante más de veinte años, el gobierno de Navarra ha negado la existencia política de más de la mitad de la población navarra y lo que no se nombra y reconoce no existe. Y, por lo tanto, no tienen necesidades, ni deseos, ni oponiones fuera de lo que el gobierno determine que necesitamos, deseamos y pensamos, relegando a la mayor parte de la población a un estado de sub-ciudadanía. Este error histórico no debería volver a producirse y el gobierno que salga de aquí tiene que gobernar para todos, incluídos los votantes de UPN, PP y PSN.
Volvemos a ser ciudadanos de pleno derecho, incluyendo el derecho a equivocarnos.
Ana Ansa
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