lunes, 28 de septiembre de 2009

REFLEXIONES EN EL 73 ANIVERSARIO DEL ASESINATO DE FORTUNATO AGIRRE

(En la Plaza de Toros de Estella, a la izquierda del orador José Antonio Agirre).

Hoy , día 29 de septiembre, día de San Miguel, en un campo de labranza, junto a la tapia exterior del cementerio de Tajonar, fue vilmente asesinado Fortunato Agirre Lukin hace exactamente 73 años, y las razones fueron sus numerosos pecados, alguno de los cuales vamos a detallar:

1º. Cometió el grave pecado de nacer en Arellano (Navarra), y por lo tanto ser vasco y, consecuente con ello, conforme se fue desarrollando su inteligencia, profundizar en su cultura, aprender su idioma, en una palabra, hacerse euskaldún. Un terrible pecado que los buenos no le perdonaron. Por eso lo mataron.

2º. Cometió el grave pecado de ser coherente con sus ideas y sus convicciones y afiliarse al nacionalismo vasco para trabajar por sus ideas y construir una Euskalherria mejor. Por eso lo mataron.

3º. Cometió el grave pecado de, una vez casado y viviendo ya en Estella, presentarse a las elecciones municipales como concejal para aportar su trabajo en beneficio de Lizarra. Salió elegido y con posterioridad fue también elegido alcalde nacionalista, en cuyo cargo desarrolló inmensa labor social, urbanística, estructural, de planificación, etcétera. Esta enorme labor social no gustó mucho a las derechas, a los buenos . Por eso lo mataron.

4º. Cometió otro pecado tremendo. Fue un gran demócrata. Un hombre de grandes valores humanos, inteligente, dialogante, abierto, comprensivo, lo que de verdad es un demócrata. Por eso lo mataron.

5º. Cometió el gran pecado de presidir en Estella la Asamblea Nacional de alcaldes del País Vasco para aprobar el primer Estatuto autonómico para Álava, Guipúzcoa, Navarra y Vizcaya, que fracasó por oposición de las derechas de Navarra y por incomprensión política de las izquierdas. No se lo perdonaron los buenos . Por eso le mataron.

6º. Cometió el gran pecado de ser creyente y practicante y, curiosamente, a aquéllos que decían defender a Dios de los rojos comunistas en aquella gran cruzada, no le gustaba que fuera un hombre religioso y de un gran conocimiento de la religión. Por eso lo mataron.

Hemos elegido estos pecados, y no los más importantes, hay muchos más graves, pero no merece la pena seguir. Simplemente pedimos una reflexión y un recuerdo para Fortunato y para 3.400 más.
Fidelita, José Miguel, Mikele y Mirentxu Agirre, hijos de Fortunato Agirre.
(Diario de Noticias)

No hay comentarios: