sábado, 10 de noviembre de 2018

LIBERTAD EN EDUCACIÓN ES......EDUCAR PARA LA LIBERTAD

Reivindicar la libertad siempre es positivo. ¿Quién no defiende la capacidad de elegir y decidir libremente en todos los ámbitos de nuestra vida? Y una sociedad de mujeres y hombres plena y absolutamente libres es un ideal al que cualquiera aspira. Sin embargo, y como todo derecho, la libertad de cada persona viene condicionada por el entorno social y por el contexto en el que vive.
Cuando, a cuenta de las propuestas del programa Skolae, hay quien reivindica la libertad como gran término, debemos dejar claro que la auténtica libertad en la educación es que nuestro sistema educativo suministre herramientas y forme a nuestro alumnado para poder ser plenamente libre.
Hace unos días, en una comisión parlamentaria, la señora Ana Beltrán, del PP, afirmaba que Skolae es un programa que va “contra la libertad”. Libertad… ¿para qué? ¿Libertad para seguir educando en los estereotipos, en la desigualdad? ¿Libertad para seguir negando la homoerótica, para reprimir la natural pulsión sexual de nuestros hijos e hijas? Eso ya se ha intentado, generaciones anteriores dan fe de ello, y los resultados no nos son desconocidos: mantenimiento de clichés y estereotipos, represión sexual, violencia de género, desigualdad social y económica… En definitiva, discriminación de las mujeres y de las personas con orientaciones e identidades sexuales y de género no normativas. Para una parte de nuestra sociedad, generalmente la que de menos recursos dispone, hablar de libertad en abstracto no garantiza nada, pues la libertad necesita de condiciones materiales, contextuales, educativas, emocionales… que permitan su desarrollo.
 En aquella misma comisión, Javier Esparza, de UPN, subrayaba: “No faltaba más que el Gobierno se meta a decir cómo educar a mis hijos”. Una frase que recuerda demasiado a aquella del expresidente español, Aznar, hablando del alcohol al volante: “¿Quién te ha dicho a ti las copas de vino que yo tengo o no tengo que beber? Déjame que las beba tranquilo mientras no ponga en riesgo a nadie”. Las palabras de algunos se califican solas. Es innegable que, en la medida en que vivimos en sociedad, el comportamiento machista, racista, homófobo, clasista… de nuestros compañeros/as nos afecta al resto.
Además, lo que el señor Esparza criticaba como nuevo (una supuesta imposición de valores) es algo que el sistema educativo lleva haciendo décadas, se quiera él dar por enterado o no: a través del sistema educativo, el alumnado recibe formación en mucho más que materias concretas, como Matemáticas, Historia, Música o idiomas. Por eso está en nuestra mano que los valores transmitidos por el conjunto del sistema sigan ignorando las desigualdades sociales en general (y de género en particular) o sean igualitarios.
Porque los sistemas educativos se nutren de personas socializadas en esta sociedad, personas imbuidas de los valores, estereotipos, creencias… vigentes en la misma. Por eso, si el conjunto de las personas que componemos el sistema escolar no hacemos un trabajo de reflexión y deconstrucción de aquellos elementos que choquen con nuestro deseo igualitario, probablemente seguiremos reproduciendo -consciente o inconscientemente- la desigualdad de género que aprendimos durante nuestra socialización en esta sociedad patriarcal. Y por eso es necesario revisar los currículos educativos (aún inmersos en un androcentrismo flagrante), las estructuras (con, por ejemplo, presencia desproporcionada de hombres en los equipos directivos), nuestras expectativas sobre nuestro alumnado, los referentes de los que les dotamos…
Pues bien, lo que se propone ahora, con Skolae, es una reflexión sobre todo ello, y una herramienta sistematizada para que todo el sistema educativo enseñe igualdad. Sin embargo, este programa ha sido atacado desde la descontextualización, el tremendismo e incluso la mentira. Se ha hablado de adoctrinamiento, omitiendo que cada docente tiene plena capacidad de elegir, de entre las más de 200 fichas didácticas propuestas, aquellas que más se adecúen a las necesidades de su alumnado, así como de modificarlas para conseguir del mejor modo los objetivos propuestos. Porque el profesorado sabe cuáles son las actividades más apropiadas para cada aula, teniendo en cuenta sus características concretas.
UPN y PP llevan semanas tratando de crear alarma social con el término juegos eróticos infantiles, como si lo que esto significa para las personas adultas fuera trasladable a las menores. Si bajamos a la realidad que se trabaja en el aula, sin embargo, comprobamos que se proponen inocentes actividades destinadas a conectar con sus sentidos, a jugar con sus compañeros y compañeras, a escuchar, a oler, a sentir, a asumir las caricias como una bonita forma de dar y recibir cariño... al tiempo que identifican cuáles son los límites que, en sus relaciones, quieren mantener. No nombrar el hecho de que los niños y niñas son seres sexuados no hace que esta realidad desaparezca. ¿Qué proponen UPN y PP que haga el profesorado ante esta evidencia? ¿Reprimirlo? ¿Ignorarlo? ¿No será mejor afrontarlo desde la comprensión y la empatía?
Queda mucho camino por recorrer en la coeducación. No son suficientes los intentos, tan loables como aislados, que hasta la fecha se han realizado en distintos centros que han recurrido a personal externo para impartir esta formación. Sigue haciendo falta una educación sistemática e integral en igualdad. Todo el sistema debe ser coeducativo, y esto implica al profesorado, equipos directivos, personal de servicios, al alumnado, a las familias, al currículum, a los espacios...
Y ojalá, por qué no aspirar a ello, este programa se convierta en un plus para los colegios que lo adopten. Que, al igual que muchos padres y madres preguntan en las jornadas de puertas abiertas sobre la enseñanza de idiomas, el comedor o la atención a la diversidad… pregunten también por la coeducación y la formación en igualdad.
Podemos enfrascarnos en discutir detalles, en frases, en fichas descontextualizadas… y podemos, irresponsablemente, hacer que algo tan serio como la educación de nuestras hijas e hijos se manosee políticamente como arma arrojadiza. Pero tengamos algo claro: si estamos de acuerdo en educar en igualdad, estamos de acuerdo con Skolae. Porque eso, y no otra cosa, es lo que este programa ofrece.

Jabi Arakama Urtiaga, Virginia Aleman Arrastio, Itziar Gómez López, Larraitz Trinkado Uranga, Jabier Andueza Garcés, Idoia de Carlos Espartero, Adrián Seminario Marín, Aner Ansorena Marquiegui, Isabel Aranburu Bergua y Koldo Martínez Urionabarrenetxea, en representación del grupo de Igualdad de Geroa Bai.  (publicado por Diario de Noticias)

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