lunes, 9 de agosto de 2010

DE LA BANCA CÍVICA, A LA BANCA "CÍNICA"

El anuncio de Aralar de pedir la cabeza de los altos cargos de Caja Navarra por su mala gestión en el embarazo de la nueva Banca Cívica, cuestionada internacionalmente por su baja solvencia, ha llegado un poco después de que a los sindicalistas de la Ugt se les fuera algo la lengua.

La información llegó desde Burgos, antiguo cuartel generalísimo, donde los representantes de la central sindical revelaron algo que ya se sospechaba, dada la premura con la que saltó la noticia. Y es que la entrada del nuevo socio privado JC Flowers, al parecer de los ugetistas, “fue una decisión de emergencia” para tapar el efecto del bajo nivel de calificación de solvencia, la famosa prueba del stres a la que, voluntariamente, se sometieron las cajas y algunos bancos.

Todo el mundo teme ahora que Flowers no se dedique precisamente a coger flores y comience a hacer caja desde ya, que para eso es su negocio planetario. La obra social de las cajas quedaría así en el limbo y el nuevo banco se dedicaría al negocio financiero puro y duro, que para eso ha abierto ya, a bombo y platillo, una sucursal cerca de la Casa Banca, decisión que produjo sonrojo en los círculos económicos que ya dudaban de la fortaleza de la Banca cívica.

A los sindicatos lo de la obra social les interesa, pero menos. Lo que verdaderamente les afecta es que les menten la bicha. O sea, que el Flowers imponga un plan de saneamiento serio de, por ejemplo, cierre de sucursales no rentables en pueblos pequeños, recorte de plantillas y restrinja salarios. La caja navarra ha sido refugio de cargos públicos que complementaban sueldazos, pesebre de afiliados de los partidos del poder y nicho donde enchufaban a la familia que no aprobaba las oposiciones del ayuntamiento o la Diputación.

UGT, poco sospechosa de devaneos revolucionarios, teme que las cajas pierdan su naturaleza social. La entrada de JC Flowers en Banca Cívica, con 450 millones de compra de su deuda, ha sido como meter un tiburón financiero en el lago del parque Yamaguchi. La naturaleza del escuálido es insaciable, poco cívica y más bien cínica. ¡Pobres carpas de colores!.

Beltrán Gárriz

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