jueves, 30 de abril de 2020

VOLUNTARIADO DE CERCANÍA EN LA VALDORBA

Solanoa es el nombre del negocio que regenta en Pueyo Estíbaliz Mangado Izurriaga. “Es una mezcla de panadería, tienda, bar, cafetería”, lo describe su propietaria quien aclara, no obstante, que la parte de la cafetería permanece cerrada desde el pasado 14 de marzo, día en que se decretó el estado de alarma debido a la pandemia de coronavirus. Una fecha, ése sábado del mes de marzo, que marca el inicio de una nueva rutina para Mangado que, desde entonces, se ha convertido en pilar fundamental para muchos de sus convecinos, a quienes acerca hasta casa en estos complicados días los productos y alimentos que cada familia, sobre todo los más mayores, necesita sin tener que salir de casa. Una labor de voluntariado que estos días ha resurgido con fuerza en pueblos y ciudades y que cobra una especial importancia en los entornos rurales, como es el caso de Pueyo, en el valle de la Valdorba.

Mangado tiene programada una rutina para la semana. “Todos los lunes subo a Noain para hacer la compra de las cosas para la tienda. Fruta y verdura me la entregan directamente. Más o menos sabes qué cosas se pueden necesitar en una familia y procuro que no me falte de nada”, explica. Los martes se encarga de enviar un mensaje por whatsapp al grupo del pueblo a través del cual informa que va a hacer encargo de carnicería y pescadería. “Les digo que quienes estén interesados me escriban por mensaje privado. Además, por otro lado, voy avisando a las personas que sé que no hacen uso de estos medios conforme vienen a la tienda a comprar otra cosa”, añade. De esta forma, todo el mundo está enterado y, quien quiera, puede solicitar un encargo de carnicería o pescadería.

COMPRAS EN TAFALLA
Estos encargos de carne y pescado Estíbaliz Mangado los recoge el jueves, día que se desplaza hasta Tafalla exclusivamente para esta tarea. “Cuando vuelvo a Pueyo aviso a los vecinos que ya están los pedidos en la tienda. Entonces, algunos acuden a recogerlos en persona y a otros se los llevamos a sus casas. Para esta tarea de reparto en las viviendas cuento con varios vecinos del pueblo que me ayudan a repartir los pedidos que, casi todos, son a personas mayores”, especifica Mangado.

El perfil de las personas a quienes ayuda a la hora de comprar Estíbaliz Mangado es bastante amplio. Según indica, hay gente de todas las edades. Sí que buena parte de personas son mayores, de edad más o menos avanzada, quienes deben permanecer en casa debido a su mayor vulnerabilidad ante el coronavirus, pero también gente más joven que prefiere, pudiendo como es el caso, no moverse de Pueyo teniendo la posibilidad de que se preste este servicio aquí.

“Son días difíciles, ya no por el hecho de tener miedo a contagiar a los demás o contagiarme yo misma, sino por que cada persona que entra por la puerta de la tienda te transmite su miedo, su preocupación, su tristeza”, explica Mangado. La incertidumbre sobre cuándo se vislumbrará el final y podrá comenzar “una nueva normalidad” ensombrecen un día a día que ha cambiado por completo en muy poco tiempo. “Tener que mantener la distancia con la gente con la que hace unos días estaban tomando café o de poteo.., Ése buen ambiente de alegría que siempre ha habido.... Todo ha cambiado de repente. Intentas mantener la sonrisa, que te vean que estas bien, pero hay ocasiones en que es muy duro”, reconoce.

Pese a todo, Mangado aboga por recalcar lo positivo que está arrojando esta situación. “Personalmente, creo que nos está uniendo más como pueblo”, expresa, al mismo tiempo que muestra su agradecimiento por el trato que le dispensan los vecinos. “Estoy contenta y agradecida a la gente de mi pueblo. Yo les llevo la compra pero ellos me están mandando muchos mensajes de reconocimiento y agradecimiento”, concluye.

Diario de Navarra

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