martes, 5 de marzo de 2019

UPN-PP, CÓMO VENDER BIEN LO QUE HACE TRES MESES ERA MALO

UPN y PP tratan de presentar el acuerdo que Javier Esparza anunció el sábado tras el Consejo Político de la primera formación como la base sobre la que construirán el triunfo electoral en las dos citas de esta primavera para hacer descarrilar al Cambio. Sin embargo, las relaciones entre estos dos partidos no han sido una balsa de aceite en los últimos meses y parece que el anuncio de Esparza es una medida tomada a toda prisa ante lo que señalan las encuestas que manejan los partidos y que no presagian un retorno fácil del Régimen. De hecho, a finales de febrero el PP andaba presentando sus alcaldables en Baztan y Uharte. Algo parecido ha hecho UPN en numerosas localidades. Incluso en Caparroso, donde actualmente gobierna Aquilino Jiménez, el alcalde del PP que no entiende los motivos por los que hay que cambiar los nombres de las calles para eliminar loas al franquismo. Hugo Javier Lizarraga fue presentado como el candidato de UPN para tratar de hacerse con la Alcaldía caparrosina; ahora tocará fusionar estas candidaturas que ya han sido presentadas en un encaje de bolillos.

Ayer mismo, UPN anunciaba que se abría el proceso de primarias para escoger a sus candidatos al Congreso y al Senado, que tendrán lugar el día 17. Quien quiera ser candidato debe dar su nombre entre mañana y el día 13. El partido de Esparza no explicaba para qué puestos son exactamente estas primarias y cuáles corresponderán al PP.

A Javier García le tocó ayer el papel de acudir a la reunión de la Junta de Portavoces en representación del PP. En la comparecencia posterior ante los medios reconoció que todavía no se sabían los detalles del acuerdo electoral con UPN. «Cuando se forme, se informará», añadió.

UPN y PP llegaron a estar fusionados con Jaime Ignacio de Burgo como factótum. De hecho, el PP se disolvió en Nafarroa durante 17 años. Ayer lo recordó Marisa de Simón, candidata de I-E en las elecciones al Parlamento navarro. UPN rompió en 2008 con el PP para poder pactar con el PSN y obstaculizar la llegada del Cambio. «UPN y PP son lo mismo, el frente de derechas que hay que derrotar en las urnas. Este acuerdo es un teatrillo, más de lo mismo», añadió.

Adolfo Araiz, portavoz de EH Bildu, subrayó que el acuerdo responde «al miedo que UPN y PP tienen a la fuerza del Cambio y a la debilidad del Régimen». Junto a ello, Araiz añadió que con este acuerdo «UPN muestra su verdadera cara: más España y menos Navarra, más recortes y menos derechos».

El objetivo del pacto es vencer en las elecciones. Especialmente, en las forales. Pero para UPN abrir la puerta al PP supone cerrarse otras puertas. El mismo sábado lo dijo María Chivite, secretaria general del PSN, y ayer lo volvió a repetir: «UPN se ha situado fuera del marco de un posible acuerdo postelectoral con el PSN debido al pacto con el PP». Es cierto que el alineamiento del PSN con el Régimen navarro es secular, pero en esta ocasión no parece lógico pensar que UPN esté en abril inmerso en la operación para desalojar a Pedro Sánchez de La Moncloa y apenas un mes después tenga que recurrir a su partido en Nafarroa para tratar de buscar socios para intentar descabalgar al Cambio de las instituciones navarras.

Tras la operación del sábado, a UPN solo le queda el recurso de ir a buscar, de la mano del PP, los 26 escaños que le darían la mayoría absoluta en el Parlamento navarro, un escenario que se presenta como bastante difícil. Los únicos socios que le podrían quedar para llegar a la cifra mágica de 26 escaños serían Vox y Ciudadanos (si consiguen representación), lo que ahondaría más en su carrera hacia el españolismo abandonando cualquier vestigio de regionalismo, foralismo o navarrismo.

PP, dos escaños y a la baja
El PP en Nafarroa es un partido pequeño. No se puede olvidar que Iruñea es la única capital de provincia del Estado en la que no tiene ningún concejal. En el Parlamento navarro cuenta con solo dos escaños: Ana Beltrán y Javier García. En Tutera logró dos concejales. Su representación se completa con el Ayuntamiento de Caparroso y algún edil más. Y punto.

Y las perspectivas no son buenas. Las distintas encuestas apuntan a que podrían perder incluso la escasa representación institucional que tienen. En el PP se echa la culpa de esta situación precisamente a que el partido se desdibujó cuando se integró en UPN, ya que no pudo hacer una política diferenciada. Volver a unirse aparece, por tanto, más como un recurso a la desesperada que como una estrategia bien calculada. Lo dijo el propio Esparza hace apenas tres meses cuando calificó así la oferta de Ana Beltrán para que UPN y Ciudadanos formasen una lista única constitucionalista: «Responde a las urgencias de un partido al que las encuestas le dejan sin representación».

Cuando el PP se separó de UPN, Santiago Cervera fue elegido líder del partido en Nafarroa con el 92% de los votos de los afiliados. Frente a él tenía a Nieves Ciprés, que rumió su derrota en la ultraderecha. Logró sacar cuatro parlamentarios. Después llegó el oscuro episodio de la detención de Cervera en las murallas de Iruñea, que algunos llegaron a atribuir a pugnas dentro del partido.

Diez años después, el PP navarro es otro. Ana Beltrán se ha recorrido el herrialde denunciando que asistimos a la «batasunización de Navarra» y sus intervenciones parlamentarias se caracterizan por el histrionismo y la búsqueda de la polémica de corto recorrido para lograr el titular facilón. La última fue preguntar si quienes no se sienten niños o niños se sienten ornitorrincos para tratar de desacreditar una encuesta elaborada por el Departamento de Educación. Ana Beltrán se parece más a Nieves Ciprés que a Santiago Cervera.

Lo cierto es que Beltrán ha subido puntos en el PP a nivel estatal tras la llegada de Pablo Casado a la presidencia del partido. Ha compartido plano con el líder en performances como las llevadas a cabo en Altsasu (dos) o la realizada en los sanfermines para denunciar luego una supuesta agresión. De hecho, Beltrán trató de repetir la jugada en San Fermín Txiki pero nadie le hizo caso.

Beltrán encaja bien en la estrategia de Casado, con su papel de azote del nacionalismo y de denuncia de supuestos desmanes como el adoctrinamiento en los colegios o la imposición del euskara. Beltrán estaba destinada a ser la cabeza de lista del PP al Parlamento. Ahora será la segunda, tercera o cuarta en la lista conjunta con UPN, con lo que se garantiza que seguirá en el Parlamento, lo que antes no era seguro.

Otra de las caras visibles del PP navarro es Carmen Alba, que fue presentada por Casado como candidata al Ayuntamiento de Iruñea. De hecho, la web del partido todavía anunciaba ayer que Alba y Beltrán eran las cabezas de lista en municipales y forales. La gestión de Alba como delegada del Gobierno español tuvo dos hitos. El primero, la censura de la denuncia de la tortura actuando contra murales. El segundo, su huida de un morlaco en el callejón de la Plaza de Toros, donde estaba de manera irregular.

Arrastrar a UPN
UPN consiguió evitar verse arrastrada a participar en el acto que PP, Vox y Ciudadanos protagonizaron en Altsasu. Pero no pudo evitar tener que ir a la concentración de la plaza Colón de Madrid. Javier Esparza anunció a bombo y platillo su apoyo a esta movilización «por la unidad de España». Pero finalmente la representación que envió UPN no fue muy numerosa. Tomaron el tren Yolanda Ibáñez, secretaria general del partido, y Jorge Esparza, secretario de Organización. Javier Esparza y los demás se quedaron en Iruñea para asistir a un acto convocado por una asociación de víctimas de ETA.

El de Colón es el penúltimo episodio en el que UPN ha dejado en un segundo plano la defensa del autogobierno navarro para abrazar el nacionalismo español. El último, de momento, ha sido sumarse a Casado en su cruzada contra la cesión de nuevas competencias a comunidades desleales. Curiosamente, ocurre cuando está en juego la competencia de Tráfico para Nafarroa, una reivindicación histórica de UPN por la que peleó el mismísimo Miguel Sanz.

Dentro de UPN en los últimos años ha habido críticas duras al PP. Estos días se ha vuelto a recordar el tweet que publicó Sergio Sayas en febrero de 2004 quejándose de que el PP que «mangonea media España» diera lecciones a Navarra. Lo cierto es que también ha zurrado al PSOE, pero no tendrá que compartir lista electoral con este partido. Sayas era, junto a Ángel Ansa, uno de los mejores colocados para formar parte de la lista de UPN al Congreso.

Quien ya anunció que no repetiría en las listas de UPN es Íñigo Alli. Lo hizo cuando el acuerdo con el PP era una quimera, el pasado día 16 de febrero. Alli, que fue consejero con Yolanda Barcina, ha mantenido discrepancias con Javier Esparza. En el Congreso, ha tratado de marcar un perfil más social, frente a un compañero de escaño, Carlos Salvador, el otro diputado de UPN en Madrid durante esta legislatura que estaba mucho más cómodo chapoteando en las proclamas españolistas que marcaba el PP. El mismo día en el que Esparza anunciaba el pacto con el PP, Alli proclamaba la moderación, la lucha contra la corrupción y la centralidad en defensa de los más vulnerables.

Martxelo Díaz, en GARA

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