viernes, 23 de febrero de 2018

APOYO A LA NATALIDAD DEL CONSEJERO LAPARRA

En la actualidad somos alrededor de 7.600 millones de personas sobre la Tierra y cada año se suman 100 millones más. En 1950, hace solo sesenta y ocho años, la población mundial rondaba los 2.600 millones y en cien años hemos aumentado casi en un 400%. Según la ONU, África tiene un aumento poblacional de 200 millones cada década, lo que quiere decir que para el 2020 puede llegar a los 1.000 millones de habitantes.
Según countrymeters.info, -reloj de la población mundial al momento- la población actual  llegará 8.000 millones en diciembre del 2022 y en adelante es previsible que seguirá creciendo. Estos datos preocupantes superan las previsiones de crecimiento aportadas hasta ahora por la ONU. 
Es innegable que la capacidad de aumento poblacional es infinitamente mayor que la capacidad de la Tierra para producir alimentos y que el necesario aumento de producción de éstos exige cada vez más sobreexplotar los recursos con métodos agresivos, tales como el empleo de fitosanitarios y otras prácticas agrícolas y ganaderas intensivas que degradan y contaminan los ecosistemas, afectan a los suelos y el paisaje y a la salud de las personas. 
Todos los seres humanos -en diferente medida- consumimos espacio, vivienda, aire, agua, alimentos y energía. También producimos residuos y contaminantes que requieren ser degradados o reintegrados en el medio ambiente. Cada persona contribuye en su medida a la producción gases de efecto invernadero causantes del calentamiento global y que con el aumento poblacional probablemente seguirá creciendo pese a los esfuerzos de los organismos internacionales. Algunos datos preocupantes; el Inventario de Emisiones de gases de efecto invernadero de Navarra constata, que desde1990 -año de referencia del Protocolo de Kioto- han aumentado en un 36% y en 2016 también un 5,3%.
Actualmente para abastecer nuestras necesidades empleamos como media planeta y medio y hacia 2030 serían dos, aunque en el caso Australia sea de 5.4 planetas, en Estados Unidos de 4.8 planetas y en cambio en India de 0,7. Sería necesaria otra carta para explicar las desigualdades en la distribución de la riqueza y las relaciones de rapiña existentes.
El científico británico y padre de la “Teoría Gaia” James Lovelock sostiene, que la sociedad humana, debido a las emisiones de gases de efecto invernadero y a otras formas de degradación ambiental, ha llevado a la naturaleza al borde de la crisis. “Subirán las temperaturas, habrá problemas con el suministro de agua potable, la vida en los océanos se verá comprometida, disminuirá la producción de alimentos, y habrá migraciones en masa a los lugares del planeta que sigan siendo habitables”. La situación del mundo puede describirse como de “emergencia planetaria”, situación peligrosa que amenaza seriamente el presente y futuro de la humanidad. Algunos científicos aseguran que está ya en marcha la sexta extinción masiva...
En el pasado, diferentes pueblos y sociedades condicionaban el crecimiento demográfico en función de sus recursos productivos y ambientales, cosa que ahora no ocurre y todavía existen Gobiernos que consideran que el aumento poblacional es algo positivo y necesario, sin reparar en sus consecuencias ambientales y sociales.
Así tenemos que el Gobierno de Navarra ha aprobado el II Plan Integral de Apoyo a la Familia hasta el 2023, con una inversión de 233 millones de euros. El objetivo que persigue es el de poner a la Familia y la infancia en el centro de las políticas públicas. El Plan trata de cambiar alguno de los obstáculos sociales de fondo. El primero de ellos ensanchar la base de la pirámide poblacional, o lo que es lo mismo, apoyo público para que las familias tengan el número de hijos deseados. 
Este Plan me recuerda a los que durante décadas impulsó el régimen de Franco con la bendición de la Iglesia Católica y el Opus Dei, dando apoyo económico y social a la natalidad y en especial a las familias numerosas. En su defensa está el que en aquellos años se necesitaba mano de obra abundante y barata para el despegue económico, cosa que en la actualidad nadie puede asegurar el pleno empleo a las nuevas generaciones, ni para presente ni para el futuro. Esto debido entre otros a que los automatismos crecientes en los sistemas productivos desplazan y eliminan numerosos puestos de trabajo y a los estragos de todo tipo que nos traerá el cambio climático.
El mandato divino de creced, multiplicaros y llenad la Tierra (Génesis 1, 27-28), hace décadas que está cumplido, por lo que aplicarlo en 2018 resulta insensato. Por esto, tesulta temerario el que el Consejero Laparra incentive políticas de crecimiento demográfico, cuando no es capaz de garantizarles un futuro laboral ni una vida digna. Más lógico sería que desde su departamento se estimule la maternidad y paternidad responsable.
Paul Ehrlich aseguró: "No cabe duda que la explosión demográfica terminará pronto. Lo que no sabemos es si el fin se producirá de forma benévola, por medio de un descenso de las tasas de natalidad, o trágicamente, a través de un aumento de las tasas de mortalidad". El nuevo paradigma ya no puede seguir siendo el crecimiento ininterrumpido, sino el decrecimiento a todos los niveles, incluida la natalidad.
Sería un paso fundamental adoptar medidas para la estabilización voluntaria de la población y así poder garantizar en el futuro la satisfacción de las necesidades básicas de las personas. Para conseguir una sociedad sostenible es indispensable lograr antes una estabilidad demográfica… aunque parece que el Gobierno de Navarra no lo entiende así. 
No estaría mal que esos 233 millones de euros presupuestados a ese fin, se emplearan en impulsar políticas ambientales para la sostenibilidad del Medio Ambiente. El Planeta nos lo agradecería y las futuras generaciones también.
Juan del Barrio, miembro del Consejo Navarro de Medio Ambiente


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