estamos reviviendo estos días una de esas "anormalidades" que sobrellevamos en Navarra como normales, y que en cualquier otra parte del Estado español o de Europa sería escandaloso o al menos "anormal". Podría referirme a la anormalidad de haber tenido durante 40 años en el centro de nuestra capital un monumento a una cruzada para matar navarros, o a alguna anormalidad de la que no somos conscientes hasta que las verbalizamos. Pero hoy me refiero a la "institucionalización" que se ha hecho de las lenguas propias de Navarra en democracia.
Y hablo de cómo el sectarismo político puede ensuciar algo tan normal y esencial como la defensa de un patrimonio cultural. O de pervertir la democracia cuando se invoca a una ¿mayoría? para defender el "No Derecho".
En la Comunidad Foral de Navarra la última versión del llamado "navarrismo político", que es UPN, solo ha hecho una aportación "intelectual" a la derecha de sus mayores: el antivasquismo. Una posición que llega a considerar a la lingua navarrorum como "categoría de construcción nacional vasca y acercamiento a Euskadi". "¡A más euskera más nacionalismo vasco!, parecen pensar. Un "marco mental" comprado también por sectores del PSN.
Imaginemos sensu contrario que alguien quisiera limitar el desarrollo del castellano (lengua propia de Navarra) por ser "una amenaza del nacionalismo español". Sería una anormalidad provocada por sectarismo ¿verdad?
Tenemos un problema sociológico en Navarra antes que político. El problema real lo describe precisamente el parlamentario de UPN Iñaki Iriarte en un reciente artículo; una persona culta, navarra, vasca y española como él, que tiene el tremendo papel muchas veces de aportar poso intelectual a la "anormalidad" que pasta en su pradera. Dice: "Tengo que volver a lo de siempre: una parte de Navarra quiere recuperar la lengua vasca, la lengua de sus apellidos, de los lugares que le rodean, de sus abuelos o bisabuelos. Tiene derecho. Me niego a verla como enemiga. De todos los euskaldunes y euskalzales que conozco, son bastante pocos los que manifiestan algún tipo de rechazo al español como una lengua extranjera e invasora. En cualquier caso hay que repetir que hay otra parte de la sociedad navarra, creo que mayoritaria, que no siente esa necesidad de recuperar "la lengua que se hablaba hace siglos". Hay que encontrar una fórmula estable para distribuir equitativamente recursos educativos y culturales, limar recelos y, para ello, evitar discursos que pongan a una lengua y a la comunidad que la usa moralmente por encima de la otra".
La anormalidad la sitúa vergonzosa y brillantemente bien:
-Reconoce Iriarte que "los euskaldunes y euskaltzales no rechazan al español, como si fuera lengua extranjera e invasora". Y lo puedo confirmar con orgullo.
-¿Y esa supuesta mayoría que "no siente esa necesidad de recuperar la lengua que se hablaba hace siglos"? ¿Tiene el derecho al "no derecho de los que quieren recuperarla"? ¿Tenía derecho la mayoría segregacionista de aquella aldea de Alabama al "No Derecho" de las personas negras a compartir escuela o autobús con las personas blancas?
Esta anormalidad que describe el señor Iriarte es una forma edulcorada de presentar el antivasquismo. ¿Es lo que quiere UPN? Y peor, ¿es lo que quiere el PSN? ¿El derecho al "No Derecho" de los demás? ¿Considerar al euskera como "lengua impropia" de una parte de Navarra? ¿Valorar el alemán como mérito en Tudela y no hacerlo con una lengua propia de Navarra como el euskera?
No le pedimos la luna al PSN; solo que se parezca más a los otros PSOE del Estado y menos a UPN y a la derecha navarra.
Sin embargo, coincido con Iñaki Iriarte en la necesidad de consensos en este tema, porque eso quiero pensar que busca.
Soy un navarro de La Ribera que considera el euskera y el castellano como lenguas propias. De Lodosa, un pueblo con un modelo D fruto de la voluntariedad y el sacrificio de familias de varias generaciones que tuvieron ese gran empeño en mantener y recuperar la lengua que se hablaba mayoritariamente en Navarra y que ha llegado a nuestros días. Ya perdimos en Navarra el romance navarro, sustituido por el castellano en esa lucha natural de coexistencia entre las lenguas latinas, y el castellano es mi lengua madre. Tengo el orgullo de que mis hijos vayan al modelo D, de que sean capaces de conocer, usar y amar "las dos lenguas propias de Navarra". ¿Para que "lleguen más alto", como titula su artículo? Usted sabe, señor Iriarte, que otros patrimonios culturales –pintura, escultura, arquitectura– necesitan mantenimiento y restauración. Pero un idioma necesita hablarse para existir; y si no, desaparece. Como le pasó al romance navarro. Decía el científico navarro Etxenike que "el español o el inglés tiene a millones de personas para defenderlo; y el euskera solo nos tiene a nosotros". ¿No le parece que es "llegar muy alto" el contribuir a que la lingua navarrorum perdure?
He sido alcalde durante 10 años habiendo contribuido a normalizar la presencia natural de la lingua navarrorum en el pueblo, sabiendo que hay una parte de vecinos y vecinas que conjugan su curiosa navarridad sintiendo al euskera como "lengua ajena o impropia" y no como "lengua propia".
Sinceramente, señor Iriarte, por defensa del patrimonio cultural de Navarra, "debemos llegar más alto" haciendo posible que las lenguas propias de Navarra coexistan de manera natural, y no "anormal". Y por defensa de la democracia, ¿no le parece que invocar a una supuesta mayoría para el "no derecho" de los demás no deja de ser una "anormalidad"?
Pablo Azcona, parlamentario foral de Geroa Bai
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