miércoles, 17 de junio de 2015

A VUELTAS CON LA SELECTIVIDAD

En junio, ya se sabe, estudiantes y familias andan revueltos con la selectividad, que de algún modo y sin otros ritos de paso ha devenido en una prueba iniciática que concentra gran parte de los simbolismos clásicos: nervios, angustia, miedo, reconocimiento y grupo social.  Hasta aquí lo normal, pero este año  han pasado algunas cosas y  la prensa se ha hecho eco de ellas.
Para empezar, en uno de los tribunales ha habido un inusual número de suspensos y notas bajas en la asignatura de lengua. Groso modo y sin entrar demasiado al tema no parece lógica esta concentración de malos resultados  y, probablemente, responde a la utilización de criterios de corrección diferentes. Evidentemente es una situación injusta que habría que subsanar y existen suficientes mecanismos previstos para hacerlo.
Y habréis visto cartas en la prensa, de padres y madres preocupados, de estudiantes quejosos y cabreados porque la nota de selectividad no es la deseada y de profesores que revindican el nivel de los suyos. Es cierto que va a haber algunos estudiantes que se vean condicionados a cambiar la elección, a iniciar otro itinerario formativo que más tarde les permita llegar a su objetivo, o a intentar subir nota en otra convocatoria. Eso, también es un aprendizaje fundamental en la vida, manejarse con las frustraciones y seguir adelante.
Pero de lo que realmente quería hablar es de la verdadera selectividad, esa que la tenemos tan interiorizada que no nos damos cuenta y que llevó a una profesora a alardear, con orgullo, en cartas al director del Diario de Navarra de formar parte del “mejor colegio de Navarra” porque de los 75 alumnos matriculados en 2ª de  bachillerato, habían aprobado los 75, presentados todos a selectividad y , todos, habían pasado la prueba. Creo que eran los únicos con tamaño nivel de eficacia. Claro que visto así y con esos indicadores de calidad no creo que pueda discutírseles el título: el mejor colegio de Navarra.
Ahora, hagamos el esfuerzo de ver la globalidad del planteamiento educativo y comencemos por ver el nivel socio-económico  y cultural de los padres. Sin discusión este es el factor más determinante en el éxito académico del alumnado. 
En segundo lugar, pensemos cuántos niños  comenzaron en ese colegio su andadura en infantil y cuántos se han ido perdiendo en esa pirámide escalonada del “éxito escolar” , ascendiendo a primaria, a la ESO, bachillerato… y selectividad. Preguntémonos  ¿Dónde han ido a parar esos críos que no daban el nivel? La respuesta es obvia:  A colegios, también concertados, pero de segundo o tercer nivel según capacidades y, algunos, a la pública.
Ni nos vamos a preguntar cuántos niños con necesidades especiales acogen en sus aulas, porque  la respuesta es ninguno, esos van directamente al tercer nivel de los anteriores o a la pública.  Ya se sabe, hay colegios donde  van a atender mejor esas necesidades especiales que tiene tu hijo   ( frase textual dicha en el colegio del que hablamos a un padre  que  ya tenía otro hijo “normal” escolarizado allí)
Ni que decir tiene  que no rechazan a los inmigrantes porque la propia selección natural hace que no les llegue ninguno  y esa vergüenza que se ahorran. 
Esta es la verdadera selectividad y no la otra … aunque por unas décimas tu hijo o tu sobrina tenga que conformarse con la segunda opción formativa o hacer un módulo de Formación Profesional.

Ana Ansa

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