La autopsia practicada al menor de 16 años, Roberto Requena Hita, fallecido en Tafalla el pasado 10 de febrero tras sufrir una caída mortal derivada de una pelea con otros dos menores de la localidad (que se encuentran internados cautelarmente a la espera de juicio), ha desvelado que el muchacho sufrió dos traumatismos en el párpado y en la mejilla antes, probablemente, de sufrir una caída hacia atrás y golpearse mortalmente la cabeza.
El fatídico impacto se lo pudo producir contra un escalón situado en el callejón de la calle Mayor de la ciudad del Cidacos. La autopsia, que califica la muerte de Requena como violenta y homicida, dictamina que la causa de la muerte fue el edema cerebral que sufrió tras un traumatismo craneoencefálico.
El cuerpo de Requena presentaba fundamentalmente cuatro lesiones, una de ellas de tipo contusa en la región occipital del cerebro. Esta lesión, numerada con el 1 en el informe de los especialistas del Instituto Navarro de Medicina Legal, “muestra un patrón que no permite identificar de forma específica el elemento causante”. Dado el tipo de lesión, contusa, y otras características como las erosiones que presenta, los forenses afirman que dicha lesión debe ser consecuencia de un golpe contra “un elemento o superficie roma y plana, relativamente amplia. Está situada por debajo de lo que se denomina línea del sombrero por lo que es compatible con originarse en una caída hacia atrás”. Esta lesión provocó una fractura craneal al fallecido con origen en la región occipital. Desde ese punto, continúa el informe forense, la fractura irradia hacia fosa media y anterior izquierda del cerebro y añaden los médicos que la fractura de fosa anterior derecha por lo que se denomina lesión por contragolpe. Esto explica que “las lesiones hemorrágicas que presentaba Roberto Requena en el encéfalo y su cavidad son de tipo inercial, esto es, producidas por el movimiento relativo del encéfalo en la cavidad craneal y que derivan de la rotura de vasos cerebrales cuando se producen estos movimientos. Estas lesiones se explican tras una caída con un cese brusco en el movimiento". Por tanto, se entiende que este relato de los forenses es compatible con la caída hacia atrás de Roberto Requena de tal modo que no pudo evitar el impacto de su cabeza contra el suelo.
Las otras tres lesiones que presentaba el fallecido se localizan en ambos párpados y en la mejilla izquierda. Aunque el chaval presentaba hematomas en los párpados superiores, más intenso en el derecho. Uno de estos hematomas ya se observó en el ingreso médico inmediato del paciente y el otro se hizo más visible al día siguiente, cuando se le realizó la primera autopsia. Los forenses recuerdan que una fractura en la base del cráneo como la que tiene el fallecido “justifica la aparición de hematoma en anteojo como tenía el fallecido y que suele afectar de forma bastante simétrica a ambos ojos”. Sin embargo, los especialistas reseñan que “en este caso hay una marcada asimetría en la intensidad del mismo. Este fenómeno junto con la aparición más precoz y el edema que presenta en el ojo derecho son elementos que orientan a un traumatismo directo en dicha zona”, es decir, que los golpes en uno y otro párpado todo hace indicar que tienen origen diferente, el del derecho, es de un golpe directo, el del izquierdo puede ser como consecuencia de la fractura craneal.
La última de las lesiones relevantes que presentaba Roberto Requena es un hematoma con inflamación en la mejilla izquierda. “En nuestra opinión -dicen los facultativos- se trata de un traumatismo único, con un elemento romo, realizado con intensidad, al menos moderada. Esta afirmación se basa también en la presencia de sangre en el seno maxilar del mismo lado”, narra el informe.
Lo que no consta en el informe forense es que el cuerpo de Roberto Requena presentara alguna marca derivada de lesiones de defensa, es decir, que no hay signos de que hubiera podido presentar oposición a la agresión que recibió. Del mismo modo, tampoco presenta marca alguna reseñable en las manos, lo que contradice la versión de uno de los menores imputados, que dijo que le había dado un empujón a Roberto Requena después de que este le diera un puñetazo previo. En los nudillos del menor ahora internado, de 16 años, sí aparecieron marcas cuando fue explorado, e igualmente tenía una marca en la cara. El otro menor, de 15 años, no declaró ni ante la policía ni ante la juez y dijo que no estuvo allí.
Diario de Noticias
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