Coincido con quien dice que al PSOE ya no le quedan pies a los que dispararse. Sin necesidad alguna de pringarse en la deriva involucionista del PP, ha suscrito un peligroso pacto con el gobierno que incluye -de rebote- instaurar en España la cadena perpetua. Entre otras muchas cosas.
Ya desde el primer artículo considerar terrorismo “desestabilizar las estructuras económicas y sociales” es, en manos del PP y por lo que se ve del PSOE, un comodín para, por ejemplo, encausar a quien proteste por la entrega a los poderes financieros de dinero público (léase el rescate bancario) que ya hicieron constitucional los mismos partidos. Ese artículo 135 que da prioridad al pago de los acreedores sobre las necesidades de los ciudadanos. Esperemos que no estimen como desestabilización, y por tanto terrorismo, perder las elecciones a manos de quienes “no les gustan”.
Cuesta entender que a estas alturas y con una legislación penal que ya es durísima en España (como detalla Ignacio Escolar), Pedro Sánchez y quienes le apoyan (medios incluidos) hayan sentido esa llamada perentoria de lo que denominan “responsabilidad de Estado” y de la que cabe aguardar futuras ediciones vía pacto… para no abandonar la poltrona. Sánchez había dicho que no pactaría con el PP y le ha faltado el tiempo.
Y cuesta entender que un partido (en el caso de querer ser decente) pacte y sostenga a otro tan embadurnado de corrupción y que está perpetrando graves daños a la ciudadanía y un sin fin de arbitrariedades. Veamos un par calentitas de esta mañana. El destrozo ocasionado en el empleo y con el paro. O una más de las continuas prebendas que se otorgan.
Si el daño para la sociedad es notorio, resulta incomprensible el que el PSOE se infiere a sí mismo. Los halagos de los establecidos no faltan, las críticas de sus potenciales votantes son un tumulto.
Íñigo Sáenz de Ugarte lo explica con “meridiana” claridad como diría el maestro en “La cadena perpetua y el valor de las líneas rojas del PSOE“. Aconsejo su lectura completa, éstas son algunas de las ideas que expone:
“No sé cuántos Pinochos se podrían conceder a Pedro Sánchez por su decisión de firmar en La Moncloa el pacto antiterrorista que incluye una medida ante la que él dice que se opone con todas sus fuerzas. Lo que es seguro es que hemos sido testigos de algo que incluso está por encima del nivel de Kerry. Porque se ve pocas veces que alguien intente negar algo que acabamos de ver con nuestros propios ojos. En tiempo real".
"El acuerdo pactado por el PP y el PSOE no surge del vacío. Sus firmantes se refieren por ejemplo a “las nuevas y diferentes formas que adopta la amenaza terrorista” (sin precisar en qué medida es diferente ISIS a lo que siempre ha sido y ha querido hacer Al Qaeda). Además, el pacto se produce justo cuando el Gobierno de Rajoy va a introducir en el ordenamiento jurídico español una figura que creíamos incompatible con la Constitución: la cadena perpetua, denominada ahora “prisión permanente revisable”. Lo pactado incluye específicamente una referencia a un asunto tan importante como este, aunque lo hace digamos que por eliminación: “En todo caso, el presente acuerdo no se verá afectado por los posibles cambios en el sistema de penas que puedan producirse en el futuro en función de las posiciones mantenidas por las partes en el curso de la tramitación de la reforma del Código Penal”.
En el futuro. Las negritas son mías, porque hay que destacar este ejemplo de doble lenguaje al dejar claro que hay algo que queda fuera de la literalidad del acuerdo, que quizá se produzca o no en el futuro, pero que todos sabemos que va a ocurrir en cuestión de días. Ante esos delitos, y en este caso hablamos de delitos muy graves, la pena que se les asigne tiene la mayor importancia. No es una cuestión menor que se pueda obviar. Sabemos que el PP tiene la intención de emplear su mayoría absoluta para aprobar un agravamiento de las penas.
Pero el PSOE ni siquiera puede afirmar que el asunto de la prisión permanente se queda en esa ausencia ya reseñada. En otra página del acuerdo, se dice que “a los delitos de terrorismo con resultado de muerte les será siempre aplicable la máxima pena privativa de libertad recogida en el Código Penal”. El PSOE acepta esta frase, que como tal no es sorprendente, precisamente cuando la reforma del Código Penal está en marcha en el Parlamento.
Por tanto, y contra lo que afirma el secretario general del PSOE, el pacto incluye, avala y asume que la cadena perpetua va a ser un hecho para el que sólo faltan los trámites parlamentarios correspondientes. Y el PSOE da al Gobierno la cobertura política necesaria para presentar este cambio de la máxima repercusión legal como una prolongación del consenso con el principal partido de la oposición”.
Y la conclusión demoledora:
“España es un país con un bajo índice de criminalidad violenta. Es una sociedad que resistió el impacto dramático de una matanza como la del 11M sin adulterar el sistema de libertades ni propiciar la venganza como sustituto bastardo de la justicia. Hay que reconocer que también es un país donde muchos políticos intentan conservar el poder o llegar a él apelando a los más bajos instintos de la población. A veces, con líneas rojas que no significan nada”.
El PSOE y muchos de sus seguidores fieles y acríticos protestan arguyendo que no avalan la cadena perpetua y que incluso han presentado recurso de inconstitucionalidad. Le han abierto la puerta como vemos, han avalado al PP, sin otra necesidad que Pedro Sánchez abriera los telediarios por una vez – que es lo que empieza a parecer- y presentan un papel para que se arregle lo que han firmado. De locos.
Rosa María Artal, en El Periscopio
No hay comentarios:
Publicar un comentario