jueves, 18 de marzo de 2010

NaBai Y LOS INDEPENDIENTES

Es un hecho reconocido que aquellas organizaciones capaces de movilizar todas sus capacidades y aprovechar al máximo el conocimiento en ellas acumulado y el disponible en el exterior, son las más preparadas para afrontar el futuro. Trasladado esto a una organización política como Nafarroa Bai, inevitablemente nos lleva a la conclusión de que su trayectoria hasta hoy y, sin ninguna duda, su futuro ha dependido y dependerá en buena manera del arte que tenga para canalizar y aprovechar los saberes, conocimientos, aptitudes y creatividad de cuantas mujeres y hombres creen en este proyecto. Y así llegamos directamente a uno de los temas candentes en NaBai: el lugar de los no afiliados en la organización.

No debe sorprender que este tema tenga tanta trascendencia, habida cuenta de que una de las señas de identidad de la coalición es precisamente la alizanza dada entre sus principales actores, los partidos que la conformaron y que diseñaron y creyeron en el proyecto, y el numeroso grupo de personas, de nabaizales, en su mayoría anónimas que, sin vínculo orgánico con ellos, prestaron su colaboración de manera entusiasta y desinteresada, lo que, a la postre, supuso el ensanchamiento del espacio electoral.

Por eso, cuando hablamos de la necesidad de mejorar sustancialmente la estructura organizativa de NaBai, ineludiblemente surge la cuestión de cómo encauzar la participación de esos nabaizales “independientes”, que haber hailos, pero que por su escasa visibilidad y casi nula vertebración como grupo, encuentran serias dificultades para hacerse presentes y ser escuchados, sin olvidar la natural desconfianza de los partidos hacia quienes no están sometidos a su disciplina.

Para buscar una salida al problema creo importante partir de dos premisas: La primera ya se ha señalado, y es que en NaBai ha habido, hay y, esperemos, habrá personas que, sin estar afiliadas a los partidos coaligados, están dispuestas a apoyar el proyecto, colaborar en él y, en definitiva, participar activamente en la vida política de NaBai. La segunda es que esas personas, por las muy diversas razones, todas ellas respetables, que en cada caso se dan, desean mantener una independencia de pensamiento y de acción política que consideran difíciles de conjugar con la disciplina o con el nivel de exigencia que legítimamente se exige a los afiliados a los partidos.

Pero, ¿se pueden hacer compatibles esas dos realidades?. Hasta ahora los partidos políticos en general apenas han dado pasos en esa dirección, salvo los tímidos escarceos de contar con llamados “independientes” para determinados asesoramientos, en procesos de reflexión muy controlados o para la conformación de listas electorales. A pesar de ello, y porque NaBai está todavía por construir, estamos en las mejores condiciones para, haciendo del problema una oportunidad, idear fórmulas imaginativas que, respetando el deseo de independencia de tantos nabaizales, les hagan participar en el proyecto de las mil formas hoy posibles.

Para ello será preciso distinguir lo que es la participación de los no afiliados en la vida orgánica de la coalición, fundamentalmente consistente en representar o estar representados en sus órganos de gobierno o en las instituciones, de lo que es la participación en la vida social de NaBai, entendida como la posibilidad de intervenir en las actividades que se organicen, en los grupos de apoyo o en la creación y desarrollo de foros de reflexión y debate.

Para el primer supuesto, el de ser elector y elegible para la conformación de los órganos de la coalición o representarla en las instituciones, es evidente que se requieren unas condiciones, garantías, derechos y obligaciones superiores al de la mera participación en la actividad política. Por ello se propone que para esa participación se exija a los no afiliados la adhesión formal a NaBai, entendiendose por tal la inscripción libre y voluntaria en un censo que se abra al efecto. Esta inscripción se realizaría con todo el rigor necesario y exigiría el pago de una cantidad suficiente para evitar intervenciones no deseadas, además de otros controles internos o garantías que se pudieran establecer. Tal censo tendría una vigencia de cuatro años, al cabo de los cuales se elaboraría uno nuevo.

Cuestión distinta, y mucho más abierta, es la participación en lo que hemos llamado vida social de NaBai. Esa participación, que puede revestir las muchísimas formas y cauces que hoy son posibles si tenemos en cuenta las oportunidades que nos dan las tecnologías de la información y la comunicación, debe promoverse y ofrecerse indistintamente a todos los nabaizales, tanto afiliados a los partidos como no afiliados, y tener como principales características la espontaneidad, transversalidad, frescura, flexibilidad y autonomía organizativa y de funcionamiento, de manera que se establezca una organización informal en red cuyo principal nexo de unión sea su orientación al fortalecimiento y enriquecimiento de Nafarroa Bai y su permanente adecuación a lo que son las demandas de su base social. Y no estamos inventando nada, pues basta ver el buen quehacer de tantos nabaigunes o grupos de apoyo actualmente existentes en distintas comarcas y localidades de Navarra así como los diversos blogs que con referencia a NaBai pueden verse y seguirse en la red, para darse cuenta que hay ya unas bases sólidamente contruidas, que solo necesitan para desarrollarlas y extenderlas el apoyo y la confianza de la organización.

Ambas formas de participación son tarea que una organización como Nafarroa Bai tiene que promocionar e integrar en su arquitectura organizativa y funcional, debiendo ser tenidas muy en cuanta en el momento en el que se aborde ese diseño estructural.

Illarra (en Nabaizaleok Wordpress)

1 comentario:

Angel Lacort dijo...

Si afiliarse a un partido que integra NaBai no tiene mayor problema, ¿por qué lo ha de tener afiliarse a NaBai?
En similares condiciones:
darse de alta y pagar la cuota correspondiente.
Y algo que se olvida: cumplidas las obligaciones de la afiliación, se corresponde el derecho a participar en la toma de decisiones.
¿Cómo? Con una práctica democrática, donde todos tengan las mismas obligaciones y derechos. Un afiliado, un voto.
No conozco ninguna organización con voluntad pública que se niegue a tener afiliados, como ocurre en NaBai.
¿Por qué?
A la vista está que los partidos consideran que SU proyecto es más importante que el colectivo de NaBai. Un error que nos condena a aguantar a las derechas tanto como dure nuestra miopía.
Salud