jueves, 6 de agosto de 2020

CRÓNICA DE ARITZ INTXUSTA SOBRE LA CREACIÓN DE GEROA SOZIALBERDEAK

Lo raro es que el paso no se hubiera dado antes. La amalgama de independientes alineados bajo las siglas Geroa Bai pasan a constituirse como partido. Se llamarán GEROA Nafarroako Sozialberdeak Europan / GEROA Socialverdes de Navarra en Europa. Y estarán encabezados por Uxue Barkos, como era de esperar.

La existencia de un sector que se siente de izquierdas siempre ha sido una realidad dentro de la coalición Geroa Bai, que es algo bastante más complejo que una mera marca blanca del PNV. Aun así, cierto es que no tiene pinta de que Geroa Nafarroako Sozialberdeak nazca pensando en romper su alianza con los jeltzales.

Que el nuevo partido pueda llamarse Geroa pasa por la aquiescencia del PNV, que ha saludado el nacimiento de la nueva formación pero no se ha roto las palmas aplaudiendo. Esto abunda en la idea de que el nacimiento del partido busca más ordenar la estructura dentro de la coalición que convertirse en una nueva opción electoral en Nafarroa. Ya no es que el nombre del nuevo partido esté relacionado con la actual coalición, es que deliberadamente se busca confundir una cosa con la otra. 

El PNV se enteró del nombre de la formación ayer por los medios. Y este detalle no resulta para nada desdeñable. Ahí Barkos ha jugado fuerte. Ya se sabe que, dentro de los partidos o las coaliciones, los movimientos internos siempre entrañan alguna lucha de poder.

Barkos, que es de carácter, ha tenido sus más y sus menos con el PNV. Durante un tiempo, la exlehendakari llegó a hacer campaña en favor de los jeltzales en aquellas elecciones a las que la coalición Geroa Bai no se presentaba. Poco fruto daba su empujón, pues los resultados de las siglas PNV en Nafarroa han sido muy mediocres siempre. Una vez que, formalmente, la exlehendakari pertenezca a un partido distinto, se podrá ahorrar esos sinsabores, esos desgastes.

Lo más llamativo e interesante del nacimiento de la nueva formación es, sin embargo, quién la apadrina. No solo está Barkos, sino que también hay tres consejeros del actual Gobierno: Itziar Gómez, Ana Ollo y José Mari Aierdi (que además tiene rango de vicepresidente segundo). Queda fuera Manu Ayerdi, el exvicepresidente, que capitaneó el Napar Buru Batzar durante años.

Contando a la propia Barkos, hay seis parlamentarios que se adscriben a Geroa de los nueve que tiene Geroa Bai. Que es tanto como decir que están todos menos Unai Hualde (presidente del Napar Buru Batzar), María Solana (exconsejera de Educación) y Blanca Regúlez, que son jeltzales los tres. No quedan, pues, independientes en el grupo parlamentario. El senador Koldo Martínez también se suma a Geroa.

Como ya ambiciona el nombre elegido, los fundadores del nuevo partido quieren dar el mensaje de que ellos son los que mandan dentro de la coalición actual. Realmente lo parece, pero se verá. Geroa Bai es una coalición que solo puede llegar al poder en alianza con otros –con el PSOE, Podemos-IU y EH Bildu como aliados potenciales– y habrá que observar con quién acaban negociando en serio estas otras formaciones, si con ellos o con Sabin Etxea.

Por otro lado, la constitición del nuevo partido responde, en buena medida, a una carencia histórica. Geroa Bai es una fómula que se constituyó en parihuelas después de que todas las formaciones que estaban dentro de Nafarroa Bai, a excepción del PNV, se fueran a EH Bildu en 2011. Formalmente, Geroa Bai es una coalición del PNV con un partido municipal, Atarrabia Taldea, y apoyado por una asociación cultural, Zabaltzen. En alguna medida, se podría entender que Geroa Nafarroako Sozialberdeak vendría ser Zabaltzen convertido en partido político. Aunque igual de legítimo es pensar que el nuevo partido es un traje a medida para Barkos y su círculo de confianza.

A nivel comunicativo, que la coalición se ordene con un partido como canal de participación de los independientes puede dar un aire a Barkos. A fin de cuentas, el gran ariete que empleó la oposición durante su mandato era espetarle que era jeltzale, o un títere del PNV. Era una acusación de la que la exlehendakari tenía difícil salida, pues tampoco podía reivindicarse como militante de Atarrabia Taldea. Ahora puede colgarse los epítomes de «social», «europeísta» y de «verde» que le brinda su nuevo partido. Aunque, como se viene reiterando, el objetivo final es quedarse dentro de la coalición y la política que defenderá Geroa será igual de verde que la de Geroa Bai. Un punto gatopardiano también tiene todo esto. A fin de cuentas, nace un partido al que, quizás, no vote nadie nunca, puesto que está pensado como parte de una coalición.

En último término, no se puede desmarcar el paso de su contexto. Barkos se alejó del Gobierno y se quedó con la portavocía del grupo parlamentario, que parecía un puesto mucho más lucido. La exlehendakari buscó un puesto en el que destacar con su retórica, pues sigue siendo de largo la mejor oradora del Parlamento. Pero no acertó, o no del todo, puesto que poco se la está escuchando y es María Chivite la que se lleva todos los titulares. Así que, además de todo lo antes apuntado –que basta y sobra como para justificar el movimiento–, también es cierto que Barkos sí que necesita llamar la atención.

Aritz Intxusta, en naiz.eus

miércoles, 5 de agosto de 2020

DESTIERRO SIN HONOR PARA JUAN CARLOS DE BORBÓN

Llegó con Francisco Franco, en un tren desde Estoril. Fue el dictador quien dirigió su educación y quien más tarde le nombró como sucesor, una verdad incómoda que sus muchos hagiógrafos siempre prefieren ignorar. Heredó la jefatura de un Estado totalitario, que transformó en una monarquía democrática, gracias a ese empate técnico del que derivó la Transición. Ni el franquismo tenía el poder suficiente para perpetuar la dictadura ni los demócratas tenían el apoyo suficiente para romper completamente con lo anterior. De esa correlación de fuerzas, de esas tablas en el ajedrez, salió una Constitución democrática con un rey en el 'pack'. 

Adolfo Suárez, en una entrevista durante mucho tiempo inédita, lo confesó con claridad. No hubo un referéndum sobre la monarquía o la república porque el rey Juan Carlos lo iba a perder. 

Un rey elegido y educado por un dictador. Que traicionó a la dictadura y al búnker franquista. Que garantizó a las élites económicas y a Estados Unidos que no habría ninguna revolución. En cuyo reinado se consolidó un Estado democrático europeo, probablemente las décadas de mayor prosperidad de nuestra ajetreada historia. Que ganó su popularidad en parte por méritos propios, por sus aciertos en los momentos más difíciles de la Transición, y también por el papel de unos medios de comunicación que durante demasiado tiempo taparon sus vergüenzas, miraron hacia otro lado y ocultaron su evidente corrupción. El campechano, tan cercano al pueblo, ha resultado ser un gran fraude. También un gran defraudador.

Juan Carlos de Borbón llegó desde el exilio de Estoril. Se va a un destierro sin honor, acosado por las investigaciones judiciales, con su imagen hundida y la institución monárquica en su peor momento desde que Franco la restauró. El rey hijo sacrifica al padre para salvar la corona. Es una tradición a la que Juan Carlos de Borbón tampoco es ajeno. Él también la protagonizó.

La carta de despedida del viejo rey es una burla a todos los ciudadanos a los que durante casi cuatro décadas representó. Juan Carlos de Borbón no admite culpa alguna ni muestra arrepentimiento por todo lo que conocemos hoy. Dice irse del país "para servir a los españoles". Asegura que esa fortuna que acumuló en paraísos fiscales, aprovechándose de su puesto como jefe del Estado, son "acontecimientos pasados" de su "vida privada". Su abogado afirma que "permanece a disposición de la Fiscalía". Y si es así, no se entiende entonces para qué se va de España. Y qué otra cosa pretende con esa decisión.

La idea de que el rey Juan Carlos abandone el país para exculpar sus pecados es propia de otro tiempo y de otro siglo. Si quiere "servir a España", que devuelva a los españoles la fortuna que amasó, que no declaró ante Hacienda y que obtuvo gracias a su cargo, no a su trabajo personal. Si la Casa Real quiere distanciarse del ex jefe del Estado, que le retire los honores; ese título de ‘rey emérito’ que aún mantiene. Y si Juan Carlos de Borbón pretende ponerse a disposición de la justicia, como dice su abogado, que no se vaya muy lejos, no vaya a ser que el Tribunal Supremo le llame pronto a declarar. 

Lo último que sabemos sobre sus negocios con jerarcas saudíes y sus presuntos fraudes fiscales debería bastar para abrir una investigación penal. Lamentablemente, muchos de sus actos serán impunes porque ocurrieron cuando aún mantenía la inviolabilidad que le otorga la Constitución. Pero el delito de blanqueo de capitales no prescribe con facilidad; cada vez que se toca ese dinero, se vuelve a cometer una ilegalidad. Y esa misteriosa venta de un lujoso ático en Londres regalado por Omán se produjo después de su abdicación. Hay 20 millones de euros de esa extraña operación que acabaron en otra estructura off shore diferente a las que conocemos ya.

No habla bien de España que quien fuera jefe del Estado por casi cuatro décadas se descubra hoy como un gran corrupto, indigno de representar a este país. Un jefe del Estado que tiene que abandonar su patria por la puerta de atrás, acosado por las investigaciones judiciales sobre su enorme patrimonio oculto. 

El primero de los españoles fue impune por demasiado tiempo, porque muchos miraron hacia otro lado, porque sucesivos gobiernos lo ampararon, porque la prensa no cumplió con su papel. 

Los mismos errores que llevaron a la impunidad y al abuso de poder de Juan Carlos de Borbón se están repitiendo hoy con su sucesor. Felipe VI debe muchas explicaciones a la nación, unas preguntas que todo ciudadano –sea monárquico o republicano– debería exigir al rey. ¿Por qué tardó un año en comunicar lo que sabía de las cuentas en paraísos fiscales de su padre, cuando los abogados de Corinna se lo hicieron saber? ¿Por qué aparece en ellas como beneficiario y cuándo se enteró? ¿No tuvo una sola noticia en todos estos años del nivel de vida y del manejo de dinero en efectivo de su padre? ¿Ni de los regalos inaceptables? ¿Ni de los fondos ocultos en el extranjero? ¿Por qué fue un empresario quien le pagó gran parte de la onerosa factura de su luna de miel? 

No es de recibo que un diputado raso tenga que presentar una declaración de bienes cuando entra y sale de la institución y no ocurra lo mismo con el jefe del Estado. También es insultante que se nos anuncie que retiran el sueldo al rey emérito y después descubramos que ese dinero se queda para "imprevistos" en la Casa Real y no se devuelve a la caja pública. Es impresentable que paguemos entre todos un Centro de Investigaciones Sociológicas que pregunta en sus encuestas por la valoración de los ministros, o de los líderes de la oposición, pero hace ya cinco años que no pregunta a los españoles qué opinan de su rey. 

Con el destierro sin honores de Juan Carlos de Borbón termina una época. No sabemos si la que viene será mejor. Bajo la corona del campechano creció una corte a su imagen y semejanza: empresarios que le apoyaban en sus cacerías y en sus correrías, cómplices de sus negocios. Si el rey era corrupto y su papel era dar ejemplo, ¿cómo no iban a ser corruptos los demás?

Ignacio Escolar, en eldiario.es

martes, 4 de agosto de 2020

JAVIER LEOZ, ALCALDE DE SAN MARTÍN DE UNX: "TRABAJAMOS EN UN PLAN ESTRATÉGICO A LARGO PLAZO"

Los viñedos de montaña que se encuentran en San Martín de Unx constituyen una singularidad que, después, puede apreciarse en los caldos. Lo asegura su alcalde, Javier Leoz Guillén, quien explica orgulloso cómo el consistorio ha comenzado a trabajar en un plan estratégico que tiene como objetivo la puesta en valor, aprovechando el gancho que supone el mundo del vino, de todo aquello que la localidad puede ofrecer a vecinos y visitantes.

¿Qué ofrece San Martín de Unx?
Si hay algo que destaca por encima de lo demás es lo relacionado con el mundo del vino, sobre todo el rosado. Pero tenemos también románico, una muy buena gastronomía y un casco antiguo precioso. Los turistas que nos visitan así lo constatan y queremos que sean muchos más.

¿En qué consiste el plan estratégico en el que han comenzado a trabajar?
Todavía estamos trabajando en él pero queremos que abarque muchos aspectos aunque el principal como ya he dicho será el mundo del vino. En torno a él gira un proyecto con el que, personalmente, estoy muy ilusionado y que se denomina Ecopueblo. Se iba a poner en marcha el pasado mes de marzo pero la pandemia ha obligado a retrasarlo.

¿Qué puede avanzar de Ecopueblo?
Persigue un doble objetivo. Por un lado, solucionar el problema del relevo generacional que existe entre los agricultores dedicados al viñedo, lo que pondría en riesgo la desaparición de uno de los motores económicos más importantes de la localidad; y busca también contribuir a frenar el problema de la despoblación propiciando que gente joven que venga a trabajar en las viñas se quede también a vivir en el pueblo. Si todo marcha bien, se retomará en noviembre, cuando sea la época de poda, y está previsto que participen en el programa, formándose, unas veinte personas. Ecopueblo será un pilar fundamental del plan pero no el único.

¿Cuáles son los demás?
Nos gustaría también crear una imagen de marca, un distintivo que asociase el vino de San Martín de Unx. Tenemos la singularidad del viñedo de montaña que proporciona unas características vitivinícolas especiales y eso se nota en los vinos. Todo eso debemos aprovecharlo.

¿Qué otros proyectos tiene sobre la mesa el ayuntamiento?
Diría que los comunes que surgen en el día a día de un pueblo. Sí que uno de los prioritarios es el arreglo de los caminos, desde la riada han quedado prácticamente intransitables. También queremos potenciar el turismo rural aprovechando nuestra cercanía con Olite y Ujué, ambas localidades que registran un importante flujo de turistas al año. Estamos situados entre un municipio y otro y debemos aprovechar nuestra posición en medio de ese eje. Para ello, al margen del vino contamos con una cripta románica que, la verdad sea dicha, también tiene su tirón. Tenemos mucho que ofrecer y quien nos visita bien los sabe.

 De El Americano al Casa Tomás, seña de identidad de San Martín de Unx

Seguramente que quien conozca San Martín de Unx conocerá el asador Casa Tomás, un restaurante ubicado en el corazón del pueblo. “El comedor, tal y como está hoy, se puso en marcha hace más de tres décadas pero ya se daban comidas desde mucho antes”, cuenta Maira León Ochoa, encargada de la partida de postres del restaurante y jefa del comedor. Ella junto a Rubén Esparza, jefe de cocina, están hoy al frente de un negocio que fundó el abuelo de Rubén y que, después, continuaron Tomás y Pilar.

Pero Casa Tomás, o el Tomás como le conoce mucha gente, no siempre se ha denominado así. En sus inicios se llamaba El Americano. “El abuelo de Rubén, quien lo fundó, viajó a América a buscar mejor fortuna, como mucha gente en aquella época. Al volver, con lo que había conseguido reunir de su estancia allí, fundó el bar”, explica León. Las ampliaciones que se han ido haciendo desde entonces dan forma al establecimiento que es hoy y que cuenta con dos comedores, uno de 132 plazas y otro que tiene capacidad para un centenar de personas más aunque estos aforos se han visto reducidos por la actual situación.

La pandemia sanitaria, aseguran, se está notando en el número de reservas de un establecimiento acostumbrado a colgar el cartel de completo. Tras el cierre por el estado de alarma, Casa Tomás reabrió el 17 de junio y, con los aforos exigidos, el comedor se completaba. Sin embargo, de tres semanas a esta parte, coincidiendo con la aparición de un gran número de rebrotes, el número de reservas ha ido en descenso. “La gente está con más cautela, con más miedo. Se han anulado varias. Llaman y nos dicen que, visto lo que se está contando en las noticias, la familia prefiere no reunirse y cosas así”, apunta León.

Una situación bastante habitual hoy en día en muchos restaurantes. En el caso de San Martín de Unx, la plantilla de Casa Tomás entre semana es de cinco personas y el fin de semana puede incrementarse hasta las nueve u once. A la espera de que la situación sanitaria mejore lo antes posible, desde este restaurante sanmartinejo seguirán preparando sus platos típicos de gastronomía navarra que, remarcan, acompañan siempre del rosado de San Martín de Unx. “No podía ser de otra forma”.

Diario de Navarra

LA HUIDA DEL REY QUE NECESITABA DEMASIADO DINERO PARA SUS GASTOS

¿Qué pasa en un incendio cuando las llamas superan una y otra vez los cortafuegos que levantan los equipos de extinción? Que el fuego no está controlado, obviamente. La noticia de que Juan Carlos de Borbón abandona el Palacio de La Zarzuela y se va a vivir fuera de España, comunicada un lunes de agosto por la Casa Real con un comunicado de un folio, podría definirse como otro cortafuegos con el que intentar que el escándalo no salpique a Felipe VI si no fuera porque la expresión ha perdido ya todo valor. Recordemos que el primero se levantó para aislar a la Casa Real del resultado de la investigación y condena de Iñaki Urdangarin. Al segundo, algunos lo llamaron el último cortafuegos al eliminarse la partida económica que recibía el anterior monarca –AKA Rey Emérito– y ahora llega el tercero. No es demasiado aventurado sospechar que este también se verá desbordado por las llamas que obligarán a tomar nuevas decisiones al calor de los acontecimientos.

Juan Carlos de Borbón no reconoce en el comunicado ningún error ni actos impropios de su cargo. Mucho menos pide perdón por los hechos conocidos gracias a investigaciones producidas en el extranjero e informaciones de los medios de comunicación. Ni siquiera se encuentra una mención al desprestigio que su conducta ha causado en la imagen de la Casa Real. Esta ausencia no es extraña, y probablemente ha sido aconsejada por sus abogados, teniendo en cuenta que se trata de una persona acusada de haber cometido graves delitos. Al mismo tiempo, queda claro hasta qué punto definir como "ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada" revela que ya sólo se trata de salvar el pellejo y que sean otros los que se ocupen de encontrar una salida para esta gravísima crisis institucional.

No lo están haciendo con mucha transparencia. La Casa Real ha cerrado el asunto con un comunicado en el que las palabras de Felipe VI quedan circunscritas a un simple párrafo. Cualquiera diría que han dado por perdida la batalla de la opinión pública. Como dice el historiador Ángel Viñas en una entrevista a este diario: "Es imprescindible que la Casa Real deje de refugiarse tras un velo de secretismo que no tiene comparación con ninguna monarquía europea". Y eso que en ninguna monarquía de Europa Occidental han descubierto que el anterior jefe del Estado estaba dedicado al blanqueo de dinero.

Una de las pocas oportunidades que ha habido para conocer lo que piensa el anterior rey confirmó que no se puede esperar que asuma las consecuencias de sus actos. En un artículo de julio que citaba a personas de su "entorno próximo", estaba claro que se sentía indefenso y que no parecía admitir ninguna culpa: "Personas de su estrecha confianza con las que ha contactado este periódico hablan del 'profundo malestar', la 'decepción' y sobre todo la 'impotencia' que atenazan al Rey Emérito". Había terminado confundiendo al Estado con su persona y por eso consideraba que una donación multimillonaria recibida por ser el rey de España –negaba que procediera del pago de comisiones– debía tener como destino su lucro personal y de sus amantes. Libre de impuestos.

Ante otro cortafuegos que salta por los aires, la reacción del PSOE, el PP y Ciudadanos ha sido la de siempre, como si la tuvieran guardada en el ordenador para la siguiente embestida. En primer lugar, no se entra en detalle en los hechos conocidos porque son demasiado vergonzosos. Después, se elogia a Felipe VI dando por hecho que la última decisión es gracias a él (la Casa Real tardó un año en retirar a Juan Carlos la asignación tras conocer la estructura financiera ilegal que se había montado en Suiza y que tenía a Felipe VI como beneficiario). Finalmente, se da por hecho que todo irá bien a partir de ahora. "Esta decisión fortalece la institución", dijeron el lunes fuentes del Gobierno. Otra más como esta y la institución va a quedar tan fortalecida que no van a sobrevivir ni los cimientos.

Los que pensaban que la abdicación solucionaría los problemas de la legitimidad de la monarquía se han visto superados por los acontecimientos que habían quedado ocultos durante años por su propia decisión de mirar para otro lado.

En ninguna de esas reacciones se aprecia la paradoja de ignorar que los reyes llegan al trono por ser hijos de alguien. Su conducta termina favoreciendo o dañando a toda la institución. Isabel II y Alfonso XIII se enteraron demasiado tarde de ese hecho que cuenta con múltiples ejemplos en la historia.

Como daño colateral, no hay que descartar que el escándalo suponga una quiebra en la cohesión del Gobierno de coalición. "Un Gobierno democrático no puede mirar hacia otro lado ni mucho menos justificar o saludar comportamientos que socavan la dignidad de una institución clave como es la Jefatura del Estado y que son un fraude a la Justicia", ha escrito Pablo Iglesias, que pone así deberes al PSOE, al que le interesa entre poco y nada hablar en público del tema. Según TVE, la negociación del Gobierno con la Casa Real, la ha llevado la vicepresidenta Carmen Calvo. Habrá que preguntarse si los ministros de Unidas Podemos estaban al corriente de esas gestiones y si dieron su opinión sobre ellas.

La apelación a los servicios que Juan Carlos ha prestado al Estado aparece también de forma recurrente en los comunicados, sobre todo del PP, y en varios medios conservadores. Es una estrategia poco ganadora, como se ha visto en Catalunya con los intentos del nacionalismo catalán de salvar algo, lo que se pueda, de la reputación de Jordi Pujol. Fue un sinvergüenza, pero antes hizo mucho bien es la típica frase de la que la gente se queda con lo que se ha dicho antes del 'pero'.

La salida de España ha recibido ahora elogios difíciles de desentrañar. Habitualmente, sólo los dictadores huyen del país para no ser juzgados o porque su presencia es algo más que incómoda. A veces, forma parte del trato que hizo posible su salida del poder. De momento, los abogados de Juan Carlos han prometido que seguirá a disposición de la Fiscalía del Tribunal Supremo. Si el destino elegido es la República Dominicana, como han especulado algunos medios, la imagen resultante no será nada amable. El exrey tostándose al sol del Caribe, mientras los españoles conocen nuevos detalles sobre su fortuna escondida en el extranjero. Los que se ocupan del noble arte de las viñetas de humor se pondrán las botas.

Sería aún peor que se confirmara lo contado por una televisión portuguesa que afirma que Juan Carlos ya está en Portugal. Allí pasó muchos años en su juventud, porque su padre, Juan de Borbón, estaba en el exilio forzado por el franquismo. Nada que ver con un caso de presunta corrupción económica, aunque algunos tendrán la tentación de intentar convencer a la gente de lo contrario.

¿Qué gana la monarquía enviando a Juan Carlos de Borbón a algún lugar del extranjero para el que tendrán que seguir utilizándose fondos públicos en la protección de su seguridad? Sólo un cortafuegos más con fecha de caducidad que habrá que sustituir por otro y por otro y por otro. La investigación judicial casi no ha empezado en España y la agonía ya parece insoportable para el sistema político español.

Iñigo Sáenz de Ugarte, en eldiario.es

lunes, 3 de agosto de 2020

UN ABRAZO A QUIEN LO NECESITE

El 19 de junio de 2009 desayuné con varias llamadas en el teléfono. Me dijeron que ETA había asesinado en Arrigorriaga a un policía llamado Eduardo Puelles y sin mucha más información tuve la certeza de que se avecinaban días duros. Eran alrededor de las nueve de la mañana. Los medios andaban ya recogiendo declaraciones y recuerdo que hablé con Bizkaia Irratia. Entre otras palabras atropelladas dije algo que ahora me parece premonitorio. Si ETA quería obedecer la voluntad del pueblo vasco, debería desaparecer inmediatamente. Todavía no lo sabíamos, pero aquel fue su último atentado en nuestra tierra.

Pasó el verano y el 13 de octubre todos los servicios informativos de la noche abrieron con la misma noticia. A las seis de la tarde, la Policía española había rodeado la sede del sindicato LAB y se había llevado detenidos a nueve dirigentes de la izquierda abertzale. Después de escuchar sus declaraciones, Baltasar Garzón encarceló a Arnaldo Otegi, Rafa Díez, Sonia Jacinto, Miren Zabaleta y Arkaitz Rodríguez. El magistrado acusaba a los impulsores de Bateragune de formar parte de ETA. Su argumento era que los acusados pretendían forzar un alto el fuego y concurrir a las elecciones municipales y forales de 2011.

El 19 de junio acudí a Arrigorriaga para mostrar mi contrariedad con el asesinato de Eduardo Puelles. El 17 de octubre acudí a Donostia para mostrar mi contrariedad con la redada de Garzón. Entre ambas manifestaciones había un eje de sentido común que representaba los anhelos de la mayoría vasca. El deseo de que ETA abandonara las armas de una vez por todas y el deseo de que la izquierda soberanista e independentista tuviera derecho a acudir a las urnas. Quedaban y siguen quedando otras cuentas pendientes, pero estos dos requisitos eran ya clamorosos.

Hay una frase legendaria de Alfredo Pérez Rubalcaba sobre el derecho de la izquierda vasca a concurrir a las elecciones. “O bombas o votos”. Pocos recuerdan, sin embargo, la coda que explica lo que habrá de suceder en los próximos días. "O rompen drásticamente con ETA o convencen a ETA de que deje unilateralmente la violencia". Era 2010 y por entonces muchos nos implicamos en hacer posible la segunda opción. Que ETA hubiera continuado activa como grupúsculo kamikaze no solo era una posibilidad nefasta sino que además nos recordaba a la experiencia irlandesa del IRA Auténtico.

Fueron días convulsos. Impulsamos plataformas por los derechos humanos, civiles y políticos como Adierazi EH. Convocamos el Acuerdo de Gernika para que ETA decretara un "alto el fuego permanente, unilateral y verificable por la comunidad internacional" con la colaboración del Gobierno español. Mientras forzábamos la paz, algunos de nuestros compañeros terminaron en prisión con pruebas prefabricadas y bajo acusaciones que después se demostraron falsas. Una vez fracasada la negociación de 2006, al Gobierno español ya solo le interesaba escenificar que ETA desaparecía por obra y gracia de la acción policial y no gracias al trabajo de la sociedad civil. No les importó encarcelar a personas inocentes para demostrarlo.

Estos días he recordado el relato que hizo Jesús Egiguren de sus negociaciones en Ginebra y en Oslo con los interlocutores de ETA. En marzo de 2006, el dirigente del PSE se mostraba satisfecho de sus conversaciones con Josu Urrutikoetxea y daba por hecha la paz. Aquella esperanza, siempre según Egiguren, se frustró cuando Urrutikoetxea desapareció de la mesa. Después llegó el atentado de la T4 y mucho después ETA asesinó a Isaías Carrasco en Arrasate. No por casualidad, el edil guipuzcoano era amigo de Egiguren.

Cualquiera con alguna capacidad de observación comprenderá que el camino hacia la paz pasaba al menos por dos logros. Que las posiciones de Arnaldo Otegi se extendieran en la izquierda abertzale y que las posiciones de Urrutikoetxea se impusieran en ETA. Lo primero ocurre el 16 de febrero de 2010, con Otegi en prisión, cuando la izquierda abertzale presenta el documento Zutik Euskal Herria después de un intenso debate interno. Lo segundo ocurre, digamos, el 5 de septiembre de 2010, cuando ETA anuncia que ha decidido “no llevar a cabo acciones armadas ofensivas” tal y como se lo han reclamado los promotores de lo que terminará siendo Bildu.

El 17 de octubre de 2011, personalidades como Kofi Annan, Bertie Ahern, Gerry Adams o Jonathan Powell ofician en Donostia la Conferencia de Paz de Aiete. ETA responde tres días después con una declaración del “cese definitivo de su actividad armada". En el proceso de pacificación, y entre las zancadillas de la caverna, han participado mediadores internacionales como el sudafricano Brian Currin o el ex jefe de Interpol Raymond Kendall. El 8 de abril de 2017, ETA entrega sus armas a representantes de la sociedad civil ante los ojos de la prensa mundial y 20.000 personas se reúnen en la localidad vasca de Baiona para celebrarlo.

El camino hacia el desarme es largo y accidentado, pero hay un episodio paralelo que ahora cobra sentido. El 1 de marzo de 2016, Arnaldo Otegi abandona la prisión de Logroño después de seis años y medio de encierro. El 7 de noviembre de 2018, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos va a sentenciar que España vulneró el derecho de Otegi a un juicio justo. Tenemos que esperar al 31 de julio de 2020 para que el Tribunal Supremo anule la sentencia. Esto quiere decir no solo que Otegi fue injustamente encarcelado sino que además la justicia española arrebató al líder independentista su derecho a optar a la lehendakaritza en las elecciones del pasado 12 de julio.

Ahora que se confirma que los cinco de Bateragune no debieron haber pisado jamás la prisión, varias voces notables del progresismo español han decidido poner la lupa sobre la figura de Josu Urrutikoetxea, que ha sido excarcelado y empujado al arresto domiciliario debido a su estado grave de salud. En un doble juicio que deberá repetirse en octubre, Francia lo acusa de haber liderado ETA entre 2011 y 2013. Es decir, le reclama ocho años de prisión por haber organizado la disolución de ETA y haber abierto las puertas al desarme.

En un sector del progresismo francés, la detención de Urrutikoetxea fue considerada un disparate. El 30 de mayo de 2019, el diario izquierdista Libération publicaba una tribuna bajo el título “En apoyo de Josu Urrutikoetxea”. Lo escriben reputados académicos como Alain Badiou, Jean-Luc Nancy, Toni Negri o Jacques Rancière. Los firmantes denuncian un “golpe a la inteligencia política, al concepto de justicia, al compromiso en favor de la reconciliación de los pueblos” y denuncian que la trayectoria de Urrutikoetxea ha sido “instrumentalizada por los poderes políticos y estigmatizada por los medios de comunicación”. No se puede admitir, dice la carta, que “frente a la altura moral de Josu Urrutikoetxea para poner fin a un conflicto armado se le imponga este desprecio y humillación”.

El artículo no sentó bien a algunos notables españoles y ocasionó una carta de rechazo firmada por Fernando Savater, Fernando Aramburu, Cayetana Álvarez de Toledo y Carlos Martínez Gorriarán, entre otros. Mientras tanto, Urrutikoetxea sumaba adhesiones con un manifiesto de 65 personalidades que exigían su liberación inmediata. Suscriben la petición nombres como Noam Chomsky, Slavoj Žižek o Susan George. El manifiesto, que no consiguió difusión en España, considera a Urrutikoetxea “un artesano de primer orden en el fin de la lucha armada en el País Vasco y el promotor de una resolución justa y duradera del último conflicto armado de Europa occidental”.

Mientras un buen puñado de intelectuales notorios de todo el mundo se han alineado con la resolución del conflicto vasco, buena parte del progresismo español ha decidido guardar un discreto silencio o, peor aún, se ha alineado con el discurso más pestilente de la cloaca mediática. La mayoría ha absorbido sin contemplaciones el argot policial y llama “Ternera” a Urrutikoetxea. Otros lo despachan con insultos de brocha gorda. Algunos, incluso, le imputan crímenes sin prueba ni condena que sostenga sus acusaciones. Todo vale excepto el pensamiento crítico.

La mayoría de las invectivas contra Urrutikoetxea apelan a su papel durante los años ochenta y se basan en una investigación extemporánea del magistrado Ismael Moreno. Moreno es un expolicía franquista reconvertido en juez de la Audiencia Nacional. El mismo que mandó encarcelar a los titiriteros por una obra de teatro satírico. El mismo que pidió hasta nueve años de prisión contra Amadeo Martínez Inglés por un artículo sobre el rey emérito. El mismo que se negó a juzgar al grupo ultraderechista Falange y Tradición después de sus amenazas de muerte contra independentistas vascos. El mismo que mandó detener al concejal de la CUP Joan Coma por un discurso a favor de la independencia tras una denuncia del neofascista Josep Anglada.

Moreno sostiene que Urrutikoetxea dio la orden de atentar contra la casa cuartel de Zaragoza en 1987 y por eso reclama su extradición. Lo cierto es que Urrutikoetxea se incoporó a ETA en 1971. Participó indirectamente en el atentado contra Luis Carrero Blanco. El 5 de junio de 1975, mientras el juez Moreno trabajaba como inspector de la Policía de Franco, un comando parapolicial trató de asesinar a Urrutikoetxea. El ultraderechista francés Marcel Cardona murió víctima de sus propios explosivos. Urrutikoetxea va a desempeñar un papel en las negociaciones de Argel entre ETA y el Gobierno español hasta que la policía lo arresta en Baiona en 1989.

El 14 de enero de 2000, tras once años preso, el Tribunal Supremo considera que Urrutikoetxea ha pagado ya todas sus causas pendientes con la justicia. El ex convicto, que fue elegido parlamentario de Euskal Herritarrok durante la tregua más larga de ETA, puede asumir ahora su cargo y desentenderse de su pasado militar para apostar por las vías políticas. O eso cree todo el mundo hasta que el juez Moreno decide crear una nueva causa en su contra. ¿En qué se basa a estas alturas Moreno? En las acusaciones de Soares Gamboa, miembro de ETA converso que a pesar de que se enfrenta a más de 2.000 años de cárcel, fue inmediatamente premiado con el tercer grado y lo llevaron a cumplir condena cerca de su familia. ¿Cuándo reabre la causa el magistrado ultraconservador? Cuando PP y PSOE preparan la ilegalización de Euskal Herritarrok y andan buscando incriminar a la coalición con indicios terroristas.

No tengo ninguna intención de demostrar la inocencia de Urrutikoetxea, que cada palo aguante su vela. Eso sí, no estoy dispuesto a admitir que la alcantarilla policial y judicial construya nuevas acusaciones a la carta con pruebas más que cuestionables o que articulistas de apellido progresista atribuyan con alegría crímenes por los que ya han sido condenadas otras personas. A la izquierda que crea opinión en España no le pido que aplauda la biografía de Josu Urrutikoetxea. Yo tampoco me siento obligado a compartirla. Lo único que reclamo es que cuando alguna voz progresista quiera pronunciarse sobre el conflicto vasco, sus palabras puedan distinguirse del relato oficial que ha construido a su medida el fango derechista.

El pasado 31 de julio, el mismo día que se anulaba la condena contra Bateragune, se nos moría en Usurbil el académico de la lengua vasca Joan Mari Torrealdai. Fue consejero de Egunkaria y lo torturó la Guardia Civil después de que la apisonadora judicial lo acusara de terrorismo con pruebas sacadas de una chistera. Torrealdai falleció con la convicción de que el cáncer que padecía era consecuencia de su paso traumático por los sótanos policiales de Madrid. Ya en 2012, Estrasburgo condenó a España por no investigar las torturas infligidas a su compañero Martxelo Otamendi. La historia de nuestro país está llena de violencia pero también de abusos judiciales y de silencios mediáticos. En estos días, algunas firmas de izquierdas han sepultado los abusos contra Otegi y Torrealdai con el pretexto de Urrutikoetxea y con argumentos de la misma judicatura que abusó de Otegi y Torrealdai.

El 5 de septiembre de 2010, me senté a comer con varias llamadas en el teléfono. Me dijeron lo que ya sabía que estaba a punto de ocurrir, que ETA había anunciado en la BBC el principio de su propio fin. En aquel momento experimenté el privilegio de estar formando parte de algo grande y pensé en el alivio que debieron de haber sentido tantas personas amenazadas que todavía caminaban con escolta por nuestras calles. Han pasado ya casi diez años de aquello y, a pesar de todo, todavía hemos visto demasiado sufrimiento por el camino.

Alguna gente piensa que la resolución de un conflicto armado cae del cielo por alguna clase de milagro inexplicable. Alguna gente se pasa la vida exigiendo pasos que ellos mismos no son capaces de emprender. Yo ahora solo pienso en todas las personas que se han comprometido durante todos estos años para que la paz sea posible, en toda la gente que nos acompañó en ese camino, algunos a un precio demasiado alto, otros ni siquiera llegaron a ver los frutos de sus esfuerzos. Gente que aún espera a que sus padecimientos encuentren alivio. Gente que aún hoy pone su mejor empeño en construir un futuro compartido. Si alguna vez nos hemos equivocado, que nos perdonen. Lo hicimos lo mejor que pudimos. Pero por favor, no nos pisen lo fregao hasta que se seque.

Jonathan Martínez, en kamchatka.es

domingo, 2 de agosto de 2020

MIKEL ZABALZA, UN "OBJETO PERDIDO" DURANTE 35 AÑOS

El trampantojo es una técnica practicada por los artistas desde hace siglos. Pero esta habilidad para hacer aparentar como real algo que no lo es fue utilizada hábilmente hace 35 años por los responsables del cuartel de Intxaurrondo para ocultar un crimen. Un chófer de la compañía municipal de autobuses de San Sebastián fue detenido en plena noche y trasladado a un edificio del macrocomplejo de la Guardia Civil en Intxaurrondo.

Su cadáver apareció en aguas del Bidasoa 20 días después. Días después de que una treintena de buceadores de la Cruz Roja asidos de los brazos rastrearan palmo a palmo los escasos cien metros que separaban el agujero en la pared del túnel, por el que los hombres del comandante Galindo aseguraban que se había lanzado al agua mientras le acompañaban a identificar un zulo, y la presa de Endarlatza. Por cierto, un gesto difícil de creer teniendo en cuenta que no sabía nadar.

Decenas de indicios de que el joven de Orbaizeta murió en el cuartel: testimonios de su novia y los familiares y compañeros que fueron detenidos con él y luego liberados sin cargos y que le oyeron "como si se estuviera ahogando" y vieron un cuerpo de su porte en una camilla, informes forenses negando la posibilidad de que se hubiera ahogado en el Bidasoa, informaciones periodísticas (la primera de ellas en Deia) recabando testimonios de miembros de la Guardia Civil y del CESID residentes en Intxaurrondo que aseguraban que el joven murió ahogado en un piso del cuartel.

Indicios y realidades como que un cuerpo ahogado en un tramo corto de un río no puede no estar, tras una doble búsqueda de buzos voluntarios y de los propios efectivos de la Guardia Civil, y de repente aparecer. Pero que no fueron suficientes a ojos de los instructores de la causa.

Treinta y cinco años después, la Guardia Civil ha despachado una petición ciudadana que requería toda la documentación y expedientes relativos al caso de Mikel Zabalza alegando que la causa está aún en los juzgados, cuando es patente que fue archivada en 2010.

Una actuación del Gabinete Técnico de la Guardia Civil que recuerda mucho a la respuesta hace 35 años de un guardia civil a la puerta del cuartel de Intxaurrondo cuando la madre de Mikel acudió a interesarse por su paradero: "Si ha perdido a su hijo, vaya a buscarlo a objetos perdidos".

La democracia tiene una deuda con la familia Zabalza. Una persona muerta cuando estaba bajo custodia policial. Una acción criminal que es conocida al menor detalle por los aparatos de inteligencia del Estado y que, sin embargo, no ha acabado en los tribunales.

La respuesta o, mejor dicho, la no respuesta por parte del general de División, Manuel Llamas, como jefe del Gabinete Técnico de la Guardia Civil, un cargo ligado directamente a la directora del cuerpo, no hace sino profundizar aún más en el ocultamiento por parte de los aparatos del Estado de una de las historias más trágicas y más vergonzantes de la democracia española.

Como senador designado por el Parlamento de Navarra he solicitado en la Comisión de Interior del Senado la comparecencia del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, para que informe sobre la respuesta del general Llamas que se acoge a que la causa está abierta para denegar una información que debe de ser pública cuando es de conocimiento general que fue archivada hace 10 años.

O ha existido una intención de ocultación o, lo que no sé si es más grave, el Gabinete Técnico de la Guardia Civil ha demostrado que no es capaz ni de rastrear el estado de una causa judicial. Y es más grave aún que la negativa a responder a una petición de información ciudadana con ese argumento falso venga firmada por un general de brigada que hasta hace cuatro días estaba al mando de la Jefatura de la Policía Judicial de la Guardia Civil.

La pregunta que un ciudadano trasladó a la Guardia Civil, a través del portal de Transparencia, solicitaba toda la documentación y expedientes relativos al caso de Mikel Zabalza. "Necesitamos información relacionada con su arresto, desaparición y muerte", señalaba textualmente el peticionario, y esa misma pregunta y con esa misma justificación, porque necesitamos saber, se la haré llegar al ministro nada más iniciarse el nuevo periodo de sesiones en el Senado. Porque Mikel Zabalza no puede seguir siendo considerado por el Estado como un objeto perdido, y porque es necesario exigir justicia y reparación en este caso, como lo hemos hecho siempre desde Geroa Bai en todos los casos de violencia injusta e ilegítima, es necesario aclarar, aunque hayan pasado 35 años, las responsabilidades por la muerte de un joven navarro detenido injustamente y torturado sin que nadie haya respondido de ese crimen.

Koldo Martínez Urionabarrenetxea, senador de designación autonómica de Navarra (Geroa Bai) y portavoz del grupo Izquierda Confederal en la Comisión de Interior

EL PLENO DE OLITE REPRUEBA A NA+ POR "HACER DE PORTAVOZ DE VOX"

El Pleno del Ayuntamiento de Olite/Erriberri acordó el viernes una moción de Agrupemos/Elkartu y PSN (6) en la que se reprobó a los concejales de Na + (2) “por ser caja de resonancia de la ultraderecha y prestarle su voz en este consistorio”. 

La iniciativa, aprobada tras una primera sesión extraordinaria reclamada por la coalición conservadora, también rechazó el intento de Na + de “criminalizar y señalar a dos vecinos, uno de ellos concejal, que lo que han hecho ha sido ejercer su derecho a la libertad y a la legítima discrepancia política”.

Los representantes de Na + Olite, de los que a la sesión acudieron dos de sus cuatro componentes (se ausentaron Eva Mª Gorri y Javier Elarre y también faltó la socialista Angélica Reina), habían requerido un primer pleno previsto para las 19.30 h para “condenara la persecución” que, a su juicio, sufrieron “un grupo de visitantes el pasado 4 de julio”.

En esa fecha, en el contexto de la elecciones en la CAV en las que ya había habido enfrentamientos en varios pueblos, afiliados y simpatizante del Vox Navarra fueron convocados por las redes para participar en un acto de partido y en la Plaza olitense se cruzaron insultos con otro grupo movilizado por plataformas antifascista.

La propuesta de Na + no nombraba explícitamente al partido de Abascal y empleaba el eufemismo “grupo de visitantes”, a la vez que pedía la “reprobación de un concejal” que en el momento del altercado no estaba en la Plaza Carlos III y de un joven de la localidad del colectivo contrario a Vox, que precisamente resultó herido con el pronóstico más serio (fractura de radio del antebrazo) en la disputa entre ambos bandos.

Tras ser descartada esta primera moción de Na + por seis votos contra dos, el Ayuntamiento celebró un segundo pleno extraordinario convocado para una hora después en el que la mayoría municipal, además de criticar el efecto amplificador de altercado, condenaba tajantemente todo tipo de violencia, “tanto de ETA como del GAL ... así como el genocidio franquista, el racismo, la homofobia, el machismo, el antiforalista y por ende anticonstitucionalismo que defiende un estado centralista sin comunidades autónomas ...”.

La propuesta de Agrupemos/PSN también mostraba su apoyo “a la diversidad cultural, el feminismo, el antifascismo, la libertad de expresión...” y, además, reivindicaba el trabajo de los grupos de Memoria Histórica. “También nos sorprende que este contexto de pandemia mundial, lo que le preocupa a la oposición ... sea el apoyo a un grupo con ideología de corte franquista...” en un municipio que, además del covid, ha padecido también los efectos catastróficos de una riada histórica.

Los plenos se desarrollaron con las pertinentes medidas de seguridad por la pandemia de covid, con mascarillas y aforo distanciado. Desde la mañana un cartel en la puerta de la Casa Consistorial advertía de que solo ocho personas podían acceder al espacio reservado al público.

En el exterior media docena de guardias civiles vigiló a una treintena de personas simpatizantes de los vecinos señalados en la moción de Na+ y un grupo pequeño de Vox y PP, que no pudieron acceder al ayuntamiento porque llegaron cuando estaba completo el aforo que regulaban dos policías municipales.

Uno de los momentos intensos se vivió cuando, tras el primer pleno, el joven herido, todavía con el brazo izquierdo vendado, tomó la palabra para recriminar la actitud de las concejalas de la coalición que en Olite/Erriberri conformar ediles de UPN y PP. Después, las dos ediles se retiraron del salón para no asistir al segundo pleno que reprobó su actitud. El concejal Álvaro Chueca, señalado minutos antes, lamentó la ausencia de las representantes y cuestionó su talante por eludir unas críticas que él mismo había soportado antes por parte de Na+.

El Olitense