domingo, 7 de junio de 2020

JAVIER PÉREZ ROYO: "HA HABIDO UN INTENTO DE GOLPE DE ESTADO, PERO HA FRACASADO"

Los catalanes ya comprobaron quién era Pérez de los Cobos, y ahora lo han visto a Madrid’, dice Javier Pérez Royo (Sevilla, 1944) a la entrevista telefónica que hacemos un día antes de la enésima (y quizás detrás) prórroga del estado de alarma que acaba de aprobar el congreso español. Este jurista de prestigio, catedrático de derecho constitucional y gran conocedor de la dinámica política del estado español, se declara preocupado por lo que ha visto estos últimos meses de crisis de la covid-19. Dice que es un intento ‘muy fuerte’ de golpe de estado de la derecha, con la connivencia de varios poderes fácticos del estado. Piensa que ha fracasado, pero está seguro que continuarán probando de hacerlo hasta que salga bien, por la vía judicial, mediática, política… ‘Habrá muchas maniobras para mirar de reventar la situación.’

—¿Qué pensáis que ha pasado en esta crisis política en España?
—Percibo que ahora estamos en los últimos días de cierta reconducción, pero no sé si es que deseo que sea así. Aquí ha habido una estrategia prácticamente de golpe de estado. Ha habido un intento de golpe, de un golpe de estado como se puede hacer ahora, que ya no es con Tejero entrando en el congreso de los diputados ni recurriendo al ejército. Pero sí que ha habido un intento de deslegitimar el gobierno y de reventar la situación política en el estado. Y de aquí viene todo esto de la manifestación del 8-M y el intento de criminalización y la colisión de Pérez de los Cobos y la jueza Rodríguez Medel, a la velocidad con que se ha hecho, contando con otras connivencias para reventar políticamente la situación y que este gobierno no fuera el gobierno que permaneciera al poder cuando ahora empiece en la UE todo el proceso de reconstrucción, que será a escala continental y que será parecida a la de después de la Segunda Guerra Mundial.

—¿Queréis decir que hubiera otro gobierno?
—Que no fuera este el gobierno que el que dirigiera e España el proceso de reconstrucción del país y de Europa. Ha habido un intento muy fuerte, creo que muy fuerte, para hacerlo esta vez, y creo que ha fracasado. Las últimas sesiones en el congreso sobre la renovación del estado de alarma han sido significativas, y pienso que la gente quiere un poco a la cordura y que quiere que se resuelvan los problemas y no que haya peleas. Me da la impresión que en estos últimos días ya se ha visto el cambio y ya no estamos en aquella situación, de confrontación y de gritos que aún pueden seguir todavía.

¿Quién ha orquestado este intento de golpe de estado?
—Creo que hay una coalición, una confluencia de muchas cosas, aparte del PP y de Vox: hay jueces, hay guardias civiles, quizás incluso empresarios, sectores de la iglesia, sectores diversos que confluyen. Una de las cosas que le pasa a la derecha es que el PP ha perdido el monopolio representativo que tenía de la derecha, que está muy fragmentada. Ahora los movimientos que hay tienen orígenes diversos. Mira las redes sociales si no, y los repiques de cazuelas que se han intentado organizar, las manifestaciones que finalmente no han llegado a salir bien… Y cuántas causas abiertas hay ahora, con el intento de arrastrar a Fernando Simón. Y todavía lo continuaremos viendo, y ya veremos como irá la elaboración del presupuesto del estado, en otoño. Es en esta batalla donde veremos si hay legislatura. Si se aprueba el presupuesto, se ha acabado: habrá muchos problemas pero habrá legislatura.

—Cuando enumerabais quienes han presionado por el golpe de estado no habéis mencionado el rey.
—No me da la impresión que la casa real haya intervenido. Ahora mismo está atemorizada, sabe que tiene una asignatura pendiente, que lo tiene que horrorizar y que tiene que ver con que pasará con el anterior jefe del estado, y si hay ninguna investigación parlamentaria, que será difícil de parar. Por eso ahora la casa real sabe que se encuentra en una situación muy difícil y procura ser vista de vez en cuando en actos que no motiven tensión de ninguna parte. Creo que la casa real ahora no tiene interés que haya tensión, porque se la juega. Se la juega si hay una derecha que se radicaliza definitivamente y reventando todo esto. Porque acabará reventando la monarquía también. Y el rey ahora mismo sabe que depende del mantenimiento de la democracia española, y que se mantenga de una manera razonable.

—¿No se ha dejado querrer demasiado por la extrema derecha?
—No. Yo creo que se siente enormemente incómodo. Los otros son unos craduras y unos chantajistas. El intento de apropiarse la monarquía ha existido, pero no es la posición de la casa real. Al contrario, el rey sabe que el mantenimiento del gobierno de coalición y que la continuidad de la legislatura es la mejor garantía que tiene porque la institución sobreviva. Otra cosa es que él sea de derechas. Pero sabe perfectamente que se la juega.

—¿Hay alguna parte del PSOE que haya flirteado con este intento de golpe de estado?
—No sé si hay personas, a título individual, pero no una parte del PSOE. Una de las consecuencias de esta presión, de este golpe de estado que se ha ido forjando estas semanas, es que ha cohesionado mucho el gobierno de coalición. En general al PSOE le ha ido bien para cohesionarse. Ahora, es cierto que al PSOE hay un sector españolista y que no se puede ningunear, pero que ahora mismo no es activo, porque lo han posado en un compromiso, en que ha visto que tiene que apoyar a Sánchez y llevar adelante la legislatura.

—Se lo pedía por la posición de la ministra Margarita Robles, dejándose querer por la derecha.
—Sí, la han querido instrumentalizar. Pero la señora Robles pienso que no sabe mucho, de política. Que ha sido una buena profesional pero que políticamente no es nada. Ella no es paso portadora de ninguna idea política ni de ninguna visión destacada. No es ningún peso pesado dentro del PSOE.

En Cataluña ya nos las sabemos, estas maniobras. Sorprende que sorprenda al PSOE o a la izquierda española.
—Sí. Mira, yo soy bastante amigo del abogado vasco Íñigo Iruin. Y recuerdo una conversación de fecha reciente que tuvimos con Arnaldo Otegi, para pedirme el discutir un proyecto de reforma del estatuto del País Vasco. Y hablamos de Cataluña, y me dijeron: ‘Mira, esto que hacen a los catalanes es loque nos han hecho a nosotros durante muchos años.’ Y ahora es el que hacen a la gente del PSOE. Ahora el PSOE descubre quién es Pérez de los Cobos! Pero si ya sabíamos quién era desde el 1-O, y por eso el juez Marchena dirigió el juicio como lo hizo y no permitió el cotejo de Pérez de los Cobos con el comisario Ferran López. Los catalanes ya comprobaron quién era Pérez de los Cobos, y ahora lo han visto en Madrid.

El 2007 ya decíais en un artículo en El País que con el estatuto de Cataluña se cometía un golpe de estado judicial.
—Cuando se inhabilitó Pablo Pérez Tremps como magistrado del Tribunal Constitucional ya dije que se había activado un golpe de estado para liquidar el estatuto. Aquello que hicieron era prevaricación. Pérez Tremps, igual que yo, publicamos unos textos sobre la reforma del estatuto de Cataluña, y que dijeran que perdía la imparcialidad por aquello… Todo el mundo sabía que no, de ninguna forma. Y aun así lo apartaron con aquella excusa de pérdida de la imparcialidad. Cuando un tribunal prevarica no lo hace va; era la manera que tenían de decir que aquella batalla la librarían hasta el final y que no estaban dispuestos a perderla. Y la batalla era la composición del Tribunal Constitucional que tenía que decidir sobre la reforma del estatuto de autonomía de Cataluña. Pues aquello era el golpe de estado, y lo hizo el PP mediante el Tribunal Constitucional, y alteraba los equilibrios del constituyente para la integración de las nacionalidades. Y punto. Y por eso todo tiene una salida tan difícil, porque hubo un golpe de estado. De un golpe de estado, se sabe como se entra pero no como se sale. Se ha roto el pacto constituyente, la integración de las nacionalidades en el estado español. Ahora ¿cómo se sale, de aquí? No se sabe, y continuamos teniendo este problema.

—Esto que hemos vivido estos años es consecuencia de aquel golpe de estado.
— Son derivaciones. Que continuaron con la mayoría absoluta del PP y después, cuando la perdió el 2015. Y ahora Sánchez lo quiere reconducir, pero no sabe como hacerlo y se encuentra con todo esto.

—Pero decís que este último intento de hacer un golpe de estado ha fracasado.
—De momento. Pero yo creo que continuarán probándolo. De aquí a la aprobación del presupuesto, es decir, hasta el otoño, habrá nuevos envites. No sé por donde saldrán, como se lo inventarán, ahora han sacado esto de la ministra Irene Montero sobre el 8-M… Será una cosa permanente.

—La vía judicial para tumbar el gobierno español ¿puede tener éxito?
—No lo sé. Esto también lo iremos viendo. Porque los jueces se tendrán que dar cuenta, y tampoco son un bloque unitario.

—En Cataluña el juez del 13 a solas demostró hasta donde podían llegar.
—Sí, y esto es el que hemos visto con la jueza Rodríguez Medel y Pérez de los Cobos en relación con la manifestación del Ocho de Marzo. Es un caso clarísimo. ¿Qué más saldrá? Pueden mirar cualquier cosa. Hasta que no se haya aprobado el presupuesto del estado y, cuando menos, no se haya puesto en funcionamiento el procedimiento de la UE para encarar la crisis, veremos muchas maniobras de desestabilización política para reventar la situación.

Sánchez puede llegar a aprobar el presupuesto, pero el problema estructural de los poderes fácticos del estado continuará.
—Que hay una resistencia al poder real, en la Iglesia, al poder judicial, etc., esto lo sabemos. Y con esto hay de contar este gobierno. Hay una Audiencia Nacional y un Tribunal Supremo que son lo que son, un Consejo General del Poder Judicial que ya veremos si es capaz de renovarse… Son problemas que está claro que están. Es la España en que vivimos.

—La de un Tribunal Supremo que prohíbe el exhibir símbolos en edificios públicos como la estelada, la bandera canaria o la LGTBI.
—He aquí el terreno en que tiene que fintear este gobierno, que es lo primero de coalición desde los años treinta. Y no pararán. Después ya veremos como se va reconstruyendo todo, y en qué medida se pueden cambiar cosas como esta. Mi impresión, a pesar de todo, es que el primer envite se ha parado y que ahora estamos en un momento de más serenidad. Pero está claro que continúa habiendo mar de fondo.

—Pero decís que hay que dar más pasos, ya que ahora estamos donde estábamos en 2018.
—Sí, está claro. Y aquí es donde el nacionalismo catalán es la pieza clave.

—¿Por qué?
—No hay posibilidad de ningún gobierno de izquierdas en España sin el nacionalismo catalán.

—¿Esto Pedro Sánchez lo ha entendido?
—Sí. Segurísimo. Es que no hay nada de nuevo. La democracia en España funciona gracias al nacionalismo catalán y al nacionalismo vasco. Si la derecha española fuera homogénea en todo y con su matriz, que es básicamente castellana, si esta matriz también estuviera en Cataluña y en el País Vasco, no habría habido democracia. Pero no cuentan con Cataluña ni el País Vasco y por eso no tienen mayoría al conjunto del estado.

Sánchez se acerca ahora en Ciudadanos.
—Sí y eso está bien. Ciudadanos, lo tienen que sacar de dónde estaba. No tiene que ser un partido como el que acabó siendo. Ciudadanos enloqueció con la moción de censura, y desde entonces se escoró muy a la derecha. Tiene que intentar no hacer un papel similar al que hace Vox y el PP.

—Decidlo en Cataluña.
—Es que Ciudadanos tiene el problema de Cataluña, que se hace en Cataluña de la manera tan brutal como se hizo contra el nacionalismo catalán. El problema es que el antinacionalismo vasco y catalán te hace salir de la democracia, te lleva a posiciones no democráticas, es la fotografía de la plaza de Colón de Madrid. Y han acabado cómo han acabado, fuera de la política. Y ahora Ciudadanos prueba en encontrar otro lugar, saliendo de allí donde estaba y esto le va bien a todo el mundo. Y está claro que la presencia que tendrá en Cataluña ya no será la que fue. Ciudadanos ya no será nunca más aquello que fue en Cataluña. Aquella oportunidad la ha perdido definitivamente. Puede ser que evolucione, encuentre su espacio y debilite el PP poco a poco.

—En el estado español debe de haber poderes fácticos que les guste más que Ciudadanos sea el socio preferente de Sánchez.
—Pero Ciutadans no tiene bastante fuerza para lo cual. Y no podrá ser en muchos de los pactos que se tendrán que hacer. Porque el nacionalismo catalán es imprescindible, continúa siendo imprescindible para la izquierda española. El nacionalismo catalán es el que tiene ahora mismo la clave más importante en España. Y Cataluña tiene que hacer política en España, con muchas singularidades, pero lo tiene que hacer. No puedes decir que solo quieres hacer política en Cataluña. También se tiene que hacer en España, y tienes que decidir qué quieres hacer. El problema es que hay gente que no quiere saber nada de España. Como Puigdemont. Pero no puedes no querer saber nada. No puede ser.

—¿Por qué no puede ser?
—Porque Cataluña es demasiado grande y el nacionalismo catalán es demasiado grande porque esto pueda ser. Si así fuera, España no funcionaría. La democracia española no funcionaría, y si así fuera sería muy probable que tuviéramos una opción de extrema derecha al frente del estado. Muy de extrema derecha, y muy de un nacionalismo español de la España una, grande y libre.

Pero el nacionalismo catalán lo ha intentado todo, y se ha estimbat contra este nacionalismo español que decís.
—Una de las cosas que se tiene que repensar es precisamente la integración de Cataluña dentro del estado español. Esto se tiene que hacer, es una asignatura pendiente. Es un problema de la democracia española desde siempre, desde el 1932, de aquello que decía Azaña en el debate del estatuto, que es un problema que se tiene que resolver. Y esto continúa así. Se perdió la oportunidad de la reforma del estatuto de Cataluña, en que el nacionalismo catalán aguantó el recorte tan brutal del estatuto que había salido del parlamento en la comisión constitucional del congreso. Y aun así el PP dijo que no, que se los tenía que humillar, y lo hizo con el TC. Se tiene que encontrar una manera, que es la difícil, que el nacionalismo catalán participe, y que lo haga autogovernándose. Este es el secreto de la democracia española. Funcionará si esto funciona y no funcionará si esto no funciona.

La Voz de la República

viernes, 5 de junio de 2020

LAS FAMILIAS DE MENDIGORRIA NO DESCARTAN LA VÍA JUDICIAL PARA ABRIR EL MODELO D

Las familias de Mendigorria siguen sin recibir una respuesta a oficial de Educación sobre sus peticiones para abrir el modelo D en la escuela pública del pueblo. Los padres de los once niños (seis pendientes de matriculación para el próximo curso y cinco para el siguiente) que quieren recibir una enseñanza en euskera estudian ahora recurrir a la vía judicial "tras meses de peticiones sin respuesta".

"Barajamos la opción de abrir una demanda contra el departamento de Educación por no haber admitido las prematrículas en primera instancia en Mendigorria y derivarnos al colegio de Gares", explicó Francisco Yoldi, portavoz y uno de los padres afectados, quien considera que "no hay voluntad" por parte del departamento ya que lo están llevando "como una decisión política". "Si no aceptas que se hagan las prematriculaciones en un colegio nunca vas a llegar a saber cuál es la demanda real que hay de los diferentes modelos", relató Yoldi.

Por su parte, desde Behatokia, el Observatorio de Derechos Lingüísticos, confirman que "se está estudiando ir por la vía judicial" aunque lo primero es ver qué pasa en este nuevo periodo de matriculación, que se abre el próximo 8 de junio hasta el día 12. Y es que la intención es, una vez más, intentar matricular a los pequeños en el modelo bilingüe en el centro de su pueblo.

Aunque las once familias temen que el problema que arrastran desde enero se repita en este nuevo periodo de matriculación. En aquel momento, cuando se dispusieron a hacer las prematriculaciones se encontraron con que Educación, mediante una comunicación dirigida a la dirección del colegio de Mendigorria, les indicó "que no cabía la posibilidad de solicitar la matrícula en modelo D en este centro, y que los interesados debían acudir al centro de Gares". "Sabemos que abrir la vía judicial puede ser de un largo recorrido y que a nosotros el modelo D nos llegaría tarde, si es que llega, pero lo haremos si es necesario", concretó Francisco Yoldi.

SIN RESPUESTA OFICIAL En la misma disyuntiva que hace meses se encuentran los padres y madres del pueblo, quienes siguen, según afirman, sin recibir información de Educación. En marzo el Departamento les envió una carta certificada en la que les señalaba que volvieran a hacer la prematrícula "como ellos entendían que tenía que ser", es decir, el modelo D en la escuela de Gares. "Nosotros respondimos no lo íbamos a hacer así alegando que tenemos derecho a hacerlo en nuestro pueblo", afirmó Yoldi, quien reclama a Educación que exponga las razones técnicas que justifican la no apertura del modelo bilingüe en Mendigorria.
Edurne Pujol, en Diario de Noticias

jueves, 4 de junio de 2020

VA SIENDO HORA DE QUE LA MCP CUMPLA LAS LEYES DE RESIDUOS

En respuesta a la presentación, a bombo y platillo, del anteproyecto de planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos (RSU) de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona (MCP) en Imarcoain, queremos comunicar que estamos en contra del mismo porque es ineficiente, además de un despilfarro económico y un ataque al medio ambiente. 

Se nos presenta una inversión para dicha planta de 70 millones de euros (M€), más otros 8 M€ para la implantación de tarjetas electrónicas en los contenedores de materia orgánica y "Resto". Tienen que justificar esas multimillonarias cifras ya que la planta, según ellos, va a hacer "maravillas": Duplicar las toneladas de "recuperación" de residuos. Obtener metano para los camiones de la basura y para los autobuses del TUC. Tratar conjuntamente la materia orgánica ‘sucia’ y ‘limpia’, además de los envases. Va a ser la “única” en su género en España, etc. Y todo gracias a su alta capacidad de rendimiento por la incorporación de un sistema innovador, "integrado" y "flexible" que permite realizar esas “maravillas”. ¿A qué nube se han subido las cabezas rectoras de la MCP? 

Bajen a tierra y empiecen a pensar en cómo cumplir y hacer cumplir los principios básicos de las leyes y directivas sobre residuos: 1. Tasas por generación (quien contamina, paga). 2. Separación selectiva en origen y obligatoria, (supondría la práctica eliminación del nefasto "Resto"). 3. Proximidad entre generación y tratamiento, (habría una reducción drástica de la recogida y transporte con camiones y de su contaminación, sean de gasoil o de metano. 4. Prioridad en la obtención de Compost de la materia orgánica o biorresiduos. Son la fracción más numerosa de los residuos (entre el 40-45% del total) y su compostaje, fácil y económico, aporta grandes beneficios a los suelos de cultivo. 5. Tratamientos descentralizados con Autosuficiencia y Simplicidad técnica, Flexibles ante posibles cambios y Abiertos a la Participación de la ciudadanía. 

Bajen y vean los nocivos efectos del Covid-19, que agravarán la situación económica global, originando aumento del paro que afectará especialmente a las clases más desfavorecidas, por lo que será necesario aumentar el gasto social. No esperen ayudas de la administración pública, tanto europea como autonómica, que van a aumentar su endeudamiento y ya están revisando sus presupuestos. A pesar de todo ello hacen cuentas millonarias para la planta de tratamiento y sin embargo se olvidan que es imprescindible contar con un vertedero, ya que el actual de Góngora se cerrará el día 1 de enero de 2023... una inversión totalmente necesaria sea cual sea el tratamiento que propongan. La MCP debe prever una disminución drástica de ingresos (ya ha dicho que en el TUC son 6 M€ los perdidos en el primer semestre de 2020). ¿No van a plantear un nuevo presupuesto de acuerdo a la situación de emergencia social? ¿De verdad creen los señores Campión, Amorena, Miranda, etc., que se van a recibir tantas ayudas públicas para su faraónico proyecto? ¿No piensan en ahorrar manteniendo la planta de envases actual en Góngora y totalmente funcional hasta el año 2028, en vez de montar otra en Imarcoain? 

La MCP lleva incumpliendo la legislación, con sus vertidos de biorresiduos en Góngora, no sólo durante 10 años (como dice el Sr. Campión), sino al menos 15. Nunca han cumplido el Decreto 1481/2001 que desde 2006 limita la cantidad de esos vertidos. Es más, a pesar de la solicitud del Ayuntamiento del Valle de Aranguren y de las presiones de grupos ambientalistas para instalar una planta de compostaje junto al vertedero inaugurado en 1992, no quisieron construirla y así llegamos al cierre del mismo. El Gobierno de Navarra de entonces autorizó el funcionamiento del vertedero sin la construcción de algo tan fundamental como una planta de compostaje. Si se hubiera realizado en su día, hace ya 28 años, probablemente no estaríamos hablando hoy del incumplimiento de los vertidos 
de biorresiduos y de que sea el vertedero la empresa de la Comarca con las mayores emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). 

La MCP recibió el consejo-propuesta del Gobierno de Navarra de instalar una planta de bioestabilización para los residuos de la fracción "Resto", al estilo de la existente en Cárcar, perteneciente a la Mancomunidad de Montejurra. Rechazó la propuesta y el posible apoyo técnico-económico anexo a ella. 

El equipo directivo de la MCP ha visitado en Alemania plantas del modelo que quieren montar en Imarcoain; el de tratamiento mecánico-biológico (TMB) de los residuos de "Resto". Modelo que se repite, con ligeras diferencias, por toda Europa. En España son más de 120 plantas de TMB, y no consiguen, en promedio, más que un 5% de materiales (plásticos, latas, textiles, tetrabrics...) aptos para el reciclaje. El metano sale inutilizable por la gran cantidad de impurezas de la fracción "Resto" y el coste de depuración para usarlo como combustible es muy alto; el "puré" digerido tras el proceso de biometanización suele llevarse a enterrar, porque no llega al mínimo de calidad del peor de los fertilizantes. Hubiera sido más productiva esa visita a Alemania para traer la idea e instalar aquí el sistema de recuperación de envases, el sistema de depósito, devolución y retorno, (SDDR), que allí alcanza niveles de reutilización y reciclaje de envases superiores al 90%. 

La MCP tiene desde hace varios años diversos estudios y anteproyectos de plantas de compostaje y de su gestión, donde se recomienda la descentralización de las mismas, pero han despreciado esas opciones. Sin embargo la dirección de MCP habla con entusiasmo de la extracción de toda la energía (metano) posible de los biorresiduos, cuando tanto los expertos como los sucesivos ministerios de medio ambiente europeos recomiendan el compostaje frente a la biometanización y desaconsejan la construcción de plantas de biometanización por su alto coste, (artículo 6,5,1 del Plan Estatal Marco de Residuos PEMAR). El citado PEMAR establece que en el caso de que se opte por la biometanización o valorización energética, hay que “limitarla a los rechazos procedentes de instalaciones de tratamiento y a materiales no reciclables” (lodos de depuradoras, subproductos de la ganadería no aptos para consumo humano, purines, etc.). En Imarcoain, se pretende biometanizar la totalidad de los biorresiduos, incluyendo los recogidos selectivamente en el 5o contenedor. Un fraude a la ciudadanía, al suelo agrario y al medio ambiente. 

El anteproyecto de planta de MCP será una “super-máquina” para, tras un “paripé” de tratamiento, poder enterrar sin miedo a sanciones. Eso sí, a un coste brutal. Con ese modelo de su gestión, la MCP seguirá incumpliendo las directivas europeas y estatales que propugnan la protección del medio ambiente, la lucha contra el cambio climático y la Economía Circular. Ya no podrán decir que no se le han ofrecido alternativas y oportunidades. El Gobierno de Navarra debe decidir. 

Compañía de las Tres Erres (Reducir, Reutilizar, Reciclar) Jesús Arbizu Txurio 
Fundación Sustrai Erakuntza Pablo Lorente Zapatería 


PABLO: ¿Y QUÉ DÍA SE TERMINÓ LA DICTADURA EN ESPAÑA?

La pregunta es muy simple y el hecho de que no tenga respuesta es muy revelador: ¿qué día se terminó la dictadura en España?

Si hacemos la misma pregunta en Portugal la respuesta es clarísima: el 25 de abril de 1974. Si la hacemos en Sudáfrica nos dirán que el 17 de junio de 1991, cuando el parlamento abolió la ‘Population Registration Act’ y las demás leyes del ‘apartheid’, tres años antes de la victoria electoral de Nelson Mandela. Si hablamos de Estonia deberíamos ir a parar a la ‘Declaración de Soberanía’ del 16 de noviembre de 1988, cuatro años antes del reconocimiento de la independencia, cuando se rechazaron las leyes soviéticas y las instituciones del país se transformaron de arriba a bajo. Y así podríamos continuar por todo el mundo. Incluso en las circunstancias más difíciles ha habido un momento en que el nuevo régimen ha roto completamente con el pasado para poder hacer ‘borrón y cuenta nueva’. Y en la mayor parte de casos no sólo se ha roto con el pasado dictatorial sino que se lo ha juzgado y condenado. En España esto no ha pasado nunca.

Y es a partir de esta anomalía como a Pablo Iglesias los postfranquistas le envolvieron ayer, jugando hábilmente, hasta que él cayó de bruces en la trampa. Su padre fue militante del Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico (FRAP), una organización armada comunista que luchó contra el franquismo hasta 1978, aunque nunca ha comunicado oficialmente la disolución. Tres de los militantes de la organización, Humberto Baena, José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz, formaron parte, con dos miembros de ETA, del último grupo de presos políticos fusilados por Franco, el 27 de septiembre de 1975. De manera oficial, al FRAP se le atribuyen entre cinco y ocho muertos en atentados, todos policías. Pero la organización combinaba la lucha armada con el activismo político en la calle y en 1973, en una detención de miembros de este grupo que repartían panfletos -no hacían ninguna actividad armada-, fue detenido el padre de Pablo Iglesias, Francisco Javier Iglesias. Nunca fue condenado porque la ley de amnistía hizo que lo liberasen y se cerró la causa.

Haber sido del FRAP en los años setenta no hace de nadie una persona mejor o peor hoy: Rafael Blasco, consejero valenciano del PP encerrado por corrupción, también había sido del FRAP. Pero haber sido miembro del FRAP en los años setenta sí certifica un compromiso con la lucha democrática en un momento dificilísimo, que nadie puede menospreciar y que habría que honrar en todo momento.

Sin embargo, ayer Cayetana Álvarez de Toledo usó esta honorable militancia para desatar un ataque brutal y perfectamente intencionado contra Pablo Iglesias en el Parlamento español, ataque que forma parte de este movimiento golpista que llevamos describiendo hace días. Presentó a Iglesias como el hijo de un terrorista, a partir de una lógica difícil de rebatir, vistos los errores que todos estos decenios han cometido los partidos demócratas, y que ayer dejó en una posición muy incómoda a Iglesias y a Meritxell Batet. Según Álvarez de Toledo, si el FRAP se considera una organización terrorista, entonces el padre de Iglesias, por más que fuera detenido porque repartía octavillas contra una dictadura, no es ningún luchador por la libertad sino un terrorista. Y pensamos qué significa esto en el Estado español, y aún más en la situación actual.

Una comparación puede explicarlo bien. Se podría decir también que Nelson Mandela era un terrorista. Fue el dirigente y fundador de ‘Umkhonto we Sizwe’ (‘La lanza de la nación’) considerada desde 1961 como una organización terrorista por el gobierno de Sudáfrica. Las cifras oficiales le atribuyen 130 muertos en acciones armadas, treinta de los cuales policías y el resto civiles, mayoritariamente negros. Pero, sin embargo, es evidente que no hay nadie en el mundo que defienda que Nelson Mandela deba ser considerado un terrorista. Luchó por la democracia y la libertad de su país utilizando, durante varios años, la violencia. Pero esta violencia era una respuesta justificada a la violencia de la dictadura y por lo tanto a nadie se le pasa por la cabeza que se pueda equiparar al concepto de terrorismo que se utiliza hoy. Ni a Cayetana Álvarez se le ocurriría decirlo.

¿Cuál es la diferencia, pues? Que en Sudáfrica no hay confusión alguna en esta cuestión, porque el corte entre la dictadura y la democracia es limpio. En cambio, este corte es inexistente en el Estado español. Como no hubo ningún corte y el régimen se perpetuó con un cambio de formas, cada vez que al régimen le interese estará en condiciones de hacer pasar gato por liebre. Y así Fraga, que formaba parte del Consejo de Ministros que dio el visto bueno a la ejecución de Julián Grimau, es un constitucionalista que hay que ensalzar, mientras que el padre de Iglesias, que luchaba por la libertad, es un terrorista que no sólo hay que condenar sino que condena a su hijo. Simplemente, los franquistas mantienen el control del relato porque nunca nadie, especialmente los socialistas, ha visto seriamente la necesidad de revisar el pasado, de reescribirlo, de honrar a los luchadores por la democracia, de castigar a los cómplices de la dictadura y hacer justicia. Y por eso pasa todo esto que pasa.

Tercer jefe de la Guardia Civil apartado o destituido, no se sabe, ayer. Busquen en un diccionario la palabra ‘cuartelazo’, que es de esos que el español ha regalado a todas las lenguas del mundo…

Vicent Partal, en vilaweb

martes, 2 de junio de 2020

DONALD TRUMP, UNA AMENAZA PARA LA CIVILIZACIÓN DEMOCRÁTICA

Es imposible entender lo que está pasando en Estados Unidos si no somos capaces de  aquilatar cómo se ha formado la mentalidad mayoritaria de los habitantes de aquella nación, la más rica y poderosa de la tierra, también una de las más desiguales y, probablemente, la que más dolor y muerte ha repartido por el planeta en los últimos setenta y cinco años.

Aunque parezca mentira, fue un mediocre filósofo inglés de la época victoriana, Herbert Spencer, quien probablemente más contribuyó a conformar la personalidad de un país edificado sobre el exterminio de la población autóctona y la llegada de millones de migrantes provenientes de todas las partes del mundo. Herbert Spencer fue un ingeniero apasionado por las teorías de Malthus, según las cuales, dado que la población crecía más que los alimentos, era necesario mantener unos niveles altos del mortandad en las clases más pobres para que el resto pudiese vivir mejor. Atraído por las previsiones apocalípitcas de Malthus, que tanto sirvieron al desarrollo del capitalismo inicial, Spencer comenzó a indagar sobre la evolución de las especies cuando se encontró con el famoso libro de Darwin que demostraba lo que él andaba buscando. La adaptación al medio y la selección natural eran las bases sobre las que se asentaban las teorías evolutivas de Darwin, a las que Spencer añadió la “supervivencia del más apto”: “Esta supervivencia del más apto, que aquí busco expresar en términos mecánicos, es la que el Sr. Darwin ha llamado selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la supervivencia”. El éxito de Spencer en la Inglaterra victoriana y en los Estados Unidos posteriores a la guerra civil, fue de tal envergadura que nunca antes ningún libro había llegado a capas tan distintas de la población. Principios de biología, editado por primera vez en Londres en 1864, se imprimió decenas de veces por la casa autorizada, pero al mismo tiempo surgieron cientos de ediciones piratas y folletos que explicaban lo más sensible de sus teorías.

Estados Unidos se expandía hacia el Oeste, robando tierras a los nativos y a México, mientras en el Este comenzaba a desarrollarse una industria pesada siguiendo, en cierto modo, patrones anglosajones europeos. El primer Rockefeller, John D., diría: “El crecimiento de un gran negocio es simplemente la supervivencia del más apto”. La expansión yanqui hacia el Pacífico causaría millones de muertos, fue al fin y al cabo el triunfo de los más aptos. Luego, en décadas venideras, las mismas teorías se aplicarían a España en Cuba, Puerto Rico y Filipinas, en México, país al que arrebataron más de tres millones de kilómetros, en el resto de América, en Europa, en Corea, Vietnan, Camboya, África y los países árabes del petróleo.

El darwinismo social, que estuvo también en el origen del nazismo, negaba la cooperación como forma de desarrollo de los individuos y las sociedades, otorgando toda virtud en ese sentido a la competencia entre personas, sentando las bases para las teorías que defendían, y defienden, la superioridad de unas razas sobre otros o las prácticas eugenésicas. No todos los animales subsisten en la selva, son los leones más fuertes quienes dominan el territorio, luego, entre las gacelas, los búfalos o los ñus, sobreviven los que corren más, son capaces de pasar desapercibidos o han desarrollado más los sentidos del gusto y el olfato. Pues con el hombre sucede igual, domina el más cruel, el más astuto, el que menos enfermedades padece, el que carece de remordimientos y problemas de conciencia, el que no se preocupa lo más mínimo por sus vecinos. Es decir, triunfa el psicópata, aquel que carece de empatía, que es incapaz de valorar el sufrimiento, los problemas y el dolor de los demás, porque los demás sólo valen en tanto en cuanto se les pueda sacar algo.

Pues bien, Donald Trump es hijo de ese mundo, de esa América, de esa manera de concebir al hombre como un animal más pero carente, por ejemplo, de la capacidad de amar que tienen elefantes, delfines, perros, gatos, caballos o sardinas. Descendiente de emigrantes, se hizo a si mismo gracias a su padre que también se hizo a si mismo aprovechando que había otros que no tenían la más mínima voluntad de aprovecharse de sus semejantes. Es millonario, mucho, pero no inteligente, cuando se tiene ambición material desmedida la inteligencia en los seres humanos se puede sustituir por la crueldad, que es la capacidad de que disponemos para infringir daño a los demás, a uno a millones, en nuestro propio beneficio. Si a una sociedad cegada por el brillo, el oropel, la ostentación, se la educa durante décadas en los principios de la insolidaridad, de que el triunfo sólo se mide en términos de riqueza visible con la ayuda de Dios, del castigo severo para el díscolo, o sea el excluido, el que no ha llegado al éxito por distintos motivos y se rebela, si esa sociedad llega a admitir mayoritariamente que el saber ocupa mucho lugar y que sólo deben saber aquellos que investigan en cosas que pueden producir dinero, si acepta que la ignorancia y las armas son sus señas de identidad, que Chomsky es el débil y Warren Buffett el fuerte y admirable, que la política es una mierda sin parar de hacer política destructiva en las redes sociales y en los bares, entonces es cuando un personaje demencial como Donald Trump puede llegar a presidir el país más poderoso de la Tierra.

Donald Trump, como en España y el resto de Europa la ultraderecha, es el hombre elegido para liderar el mundo por quienes nada dijeron cuando los patriotas se llevaron las industrias al lejano Oriente para maximizar beneficios, por quienes dijeron que en Irak y otros países había armas de destrucción masiva, por quienes quisieron cargarse los derechos de los trabajadores sustituyéndolos por esclavos, por quienes niegan el cambio climático y lo achacan a invenciones comunistas, por quienes ven al extranjero como un enemigo que viene a quitar trabajos que hace tiempo casi ningún nativo quiere realizar, por las llamadas clases medias que nunca se consideraron trabajadoras y ahora ven peligrar su modo de vida, por quienes echan la culpa de todo a los impuestos y no a los evasores fiscales o al antipatriotismo de los ricos y sus paraísos fecales. Como en su tiempo Hitler, Franco y Mussolini,

Donald Trump es el triunfo de una sociedad miedosa y resentida que cree en la superioridad de su raza y su bandera, de una sociedad que ha despreciado la cultura para encumbrar la ignorancia y a los ignorantes. Donald Trump, al fin y al cabo, es uno de los nuestros, un tipo que habla y grita como nosotros, incapaz para la reflexión y la concordia, capaz de cualquier atrocidad por imposible que la consideremos en nuestros días. Donald Trump, que debiera ser sinónimo de estúpidez humana, es el peor hombre que podía presidir Estados Unidos en este tiempo, un iletrado soberbio, un mentecato primario que está dando alas a la barbarie en todo el mundo, que está incendiando su propio país amenazando con enviar el ejército a disparar contra los que protestan contra un asesinato racista. Donald Trump simboliza y es un tiempo de ignorantes rabiosos criados durante décadas en el egoísmo y la brutalidad, en la incapacidad de aprender del sabio, de amar como el poeta. Es la amenaza más seria para la civilización democrática desde la desaparición del nazi-fascismo del siglo XX. 

Pedro Luis Angosto, doctor en Historia (en Nueva Tribuna)

¿POR QUÉ LLAMARLOS LIBERALES SI SON FACHAS?

Si Diógenes perdía el culo buscando un hombre, ahora se las vería igual de mal si su búsqueda se cifrase en encontrar liberales en los predios actuales de la derecha. ¿Dónde se esconden? ¿Existen de verdad? A ningún dirigente de las derechas se les oye citar jamás a Raymond Aron, Isaiah Berlin, John Rawls, Popper o Hayek. Todo un síntoma. Y, bueno, concitar en este contexto a Vargas Llosa sería más un chiste que un argumento. La verdad es que las derechas de este país podrán presumir de lo que quieran, de franquistas y de anticomunistas, valga la redundancia, pero alardear de liberales sería, lo es, un insulto a la inteligencia. Que las derechas se presenten ante la sociedad como defensores y garantes de la libertad de este país, pone de manifiesto el nivel del deterioro institucional por el que el Estado de Derecho se encuentra en cuanto esas derechas se hacen con su control o aspiran a él cuando no lo tienen. Es cierto que ningún gobierno, sea de la naturaleza que sea, ha permitido el uso de la libertad de la ciudadanía en toda su extensión de la palabra; la Iglesia, menos.

La sociedad ha vivido en un estado de permanente servidumbre voluntaria, como ya lo describió Étienne de La Boétie y remachó Hobbes en su libro El Leviatán, del que solo nos acordamos del derecho del Estado a ejercer la violencia a cambio de nuestra seguridad, pero no de su defensa del sometimiento absoluto de la Iglesia al poder civil. Es posible que los gobiernos, habidos y por haber, no hayan sido respetuosos con la libertad de la ciudadanía, pero eso no nos conduce a considerar que todos los gobiernos son lo mismo, ni el mismo. Ni, menos aún, a caer en la ceguera de creer en la libertad que nos prometen quienes no han creído jamás, ni en la libertad a secas y, menos aún, en la libertad del ciudadano.

Dicho de otro modo, no estamos tan desorientados como para no ser capaces de distinguir a un liberal de mentiras y a un facha de verdad, valga la redundancia. Un libro de J. Stuart Mill Nada mejor para esclarecer este asunto que pasar a quienes se autoproclaman liberales por el escáner del libro de John Stuart Mill, Sobre la libertad (1859) -edición de Alianza Madrid, 1997s-, y concluir que su concepto y práctica de la libertad es lisa y llanamente una mierda que huele fatal, dadas las digestiones políticas de las que aquella procede. Quien haya leído este libro, se cuidará muy mucho de atribuirse la vitola de “liberal”. Y, si son de derechas y lo hacen, será pagando un tributo muy alto a la hipocresía. Como quiera que el hábito de leer no es el más extendido entre quienes se dedican a la política profesional dedicado a los demás, sin tiempo, por tanto, para dedicarse a tan inútil labor, como diría Nuccio Ordine, resumiré algunas de las cualidades que, según John Stuart Mill, eran consustanciales a un liberal de su tiempo y, sin duda, a las del liberal hodierno. Aceptar la necesidad absoluta de las minorías, por mucho que nos duela su existencia.

Dice Mill: “Si toda la humanidad, menos una persona, fuera de la misma opinión y esta persona sostuviera la opinión contraria, la humanidad sería tan injusta impidiendo que hablase como lo sería ella misma si teniendo poder bastante impidiera la humanidad”. A lo que añadía un axioma tan difícil o más de aceptar: “Nunca podemos estar seguros de que la opinión que tratamos de ocultar sea falsa y, si lo estuviéramos, ocultarla sería también un mal”. ¿Qué políticos de derechas están por defender tales postulados en el ámbito de la disputa pública? En este sentido, no parece que existan muchos políticos que les cuadres bien la cualidad de liberal, respetando los derechos de las minorías a ejercer como tales, ni la pluralidad ciudadana existente en tantos campos de la existencia. Consecuente con el postulado anterior, Mill no dudaba que todas las opiniones deben ser sometidas a debate, a la discusión pública, aun cuando quien las defienda considerase que son las verdaderas en exclusiva por ser las de una mayoría. Si el ser humano se atrinchera en lo que siempre ha sido, eso que solemos llamar tradición - una experiencia basada muchas veces en ninguna experiencia científica o empírica que avale su valor-, la sociedad será un infierno, pues al momento creará fanáticos y perseguirá a quienes no lo sean. Para el utilitarista Mill muchas ideas al encajonarlas en dogmas y en principios irrestrictos se convierten con el tiempo en instrumentos de tortura mental y física. Mill aboga por la discusión y por la experiencia para rectificar las equivocaciones, pero, por encima de esta, situará el debate, la disputa, la reflexión, la duda. Contar con la experiencia del pasado está muy bien en la medida en que sirve para orientarnos en el presente. Pero advierte: “ni todas las experiencias, ni todas las ideas son válidas para el bien de las naciones”.

Solo hay una forma de saberlo: ponerlas en tela de juicio, sobre todo, si su aplicación produce daño en la gente, aunque esta gente sean cuatro gatos. Mill entendía que “las opiniones y las costumbres falsas ceden gradualmente ante los hechos y los argumentos; pero para que los hechos y los argumentos produzcan algún efecto es necesario que se expongan”, que se aclaren a la luz de la razón, pues solo así se distingue lo que inmoviliza el pensamiento y encadena la libertad en cualquier orden. Si las partes en litigio aducen dogmas y verdades absolutas como argumentos para defender las propias posiciones, la sociedad pagará por ello un alto precio, incluido el exterminio de unos por los otros. Las verdades inmutables, casi siempre sostenidas por la fuerza, son un cáncer para la convivencia y el respeto a las personas. Para Mill, un buen antídoto contra el absolutismo de las verdades, que se presentan como dogmas y sin ninguna base empírica, consiste en el escepticismo. El escepticismo no es que nos salve de la intransigencia y de la intolerancia de quienes apoyan su pensamiento en dogmas, sea políticos o religiosos, porque estos los sostienen mediante las armas, pero desde el respeto a la libertad, es el mejor método para acceder a lo más pueda aproximarse a lo que consideremos como verdadero. Y no se deduzca que Mill despreciara las opiniones del pueblo, pero respecto a ellas mantenía este matiz: “Las opiniones populares son frecuentemente verdaderas; pero rara vez o nunca lo son del todo”. A lo que podría añadirse su contrario: eso mismo sucede con las opiniones de la clase política, por muchos másteres que tenga en sus bolsillos. La verdad es fruto del disenso Es habitual advertir de que social y políticamente se avanza por consenso, pero no es así. Porque lo habitual es que esos consensos respondan a las necesidades de quienes llegan a ellos.

Solo el conflicto y el disenso son la fuente de una aproximación a lo que puede ser considerado como verdad social y política y esto sucede cuando los poderes ceden a las pretensiones de verdad y utilidad de las gentes que piden satisfacer sus necesidades más perentorias. Si se avanza es porque hay conflicto. Los consensos solo satisfacen las ansias de poder que crean y explotan las necesidades colectivas en su provecho. Mill reflejaba una perspicaz inusual cuando advertía: “en un debate, el mal realmente temible es la tranquila supresión de una mitad de la verdad”. De ahí que intuyera que “siempre hay esperanza cuando las gentes están forzadas a oír las dos partes; cuando tan sólo oyen a una es cuando los errores se convierten en prejuicios y la misma verdad, exagerada hasta la falsedad, cesa de producir sus efectos”. De ahí que advirtiera de que “la única garantía de la verdad está en que todos sus aspectos, todas las opiniones que contengan una parte de ella, no sólo encuentren abogados, sino que sean defendidas en forma que merezcan ser escuchadas”. Reglas del debate Mill no era un ingenuo, aunque, en ocasiones, lo parezca. Conocía muy bien la clase política de su época. De hecho, los fragmentos que nos transmite relativos a las reglas a seguir cuando se disputa o debate con el contrincante, son de perenne actualidad. Veamos. “No argumentar sofísticamente, ni suprimir hechos y argumentos, ni exponer inexactamente los elementos del caso o desnaturalizar la opinión contraria.

La peor ofensa que puede ser cometida consiste en estigmatizar a los que sostienen la opinión contraria como hombres malos o inmorales”. ¿Suena la cosa? Luego continúa: “Aquellos que sostienen opiniones impopulares están expuestos a calumnias de esta especie porque, en general, son pocos y de escasa influencia, y nadie, aparte de sí mismos, tiene interés en que se les haga justicia”. Estaría bien que en el Parlamento, en lugar de colocar en sus paredes retratos de quienes en su día figuraron como presidentes del hemiciclo, se colocaran algunas advertencias de Mill. Esta sería ideal: “Las opiniones serán escuchadas si son expuestas mediante una estudiada moderación del lenguaje y evitando lo más cuidadosamente posible toda ofensa inútil”. “¿Moderación en el uso del lenguaje?”, dices.

No parece que los políticos de derecha sean, precisamente, modélicos en este aspecto. Mill lo consideraba cualidad esencial en el talante del político liberal. Pero, por lo que se ve, hace ya mucho tiempo que la derecha de este país considera que el valor de sus argumentos está en relación directa con la calidad de sus exabruptos. La verdadera moralidad de la discusión pública Si complicado resulta cumplir con la advertencia anterior de Mill, mucho más difícil será apechugar con el fragmento que viene a continuación. Si se cumpliera lo que en él se dice, las derechas de este país tendrían que abandonar el Parlamento sin más. No dan la talla liberal. En cuanto a los socialistas y a los comunistas, nada que decir, toda vez que siguen siendo eso, socialistas y comunistas, al menos eso es lo que las derechas les aplican como insulto una y otra vez. Dice John Stuart Mill: “Debe ser condenado todo aquel en cuya requisitoria se manifiesta la mala fe, el fanatismo, la intolerancia, pero no deben interferirse estos vicios del partido que la persona tome, aunque sea el opuesto al nuestro; y debe reconocerse el merecido honor a quien, sea cual sea la opinión que sostenga, tiene la calma de ver y la honradez de reconocer lo que son en realidad sus adversarios y sus opiniones, sin exagerar nada que pueda desacreditarlas, ni ocultar lo que pueda redundar en su favor. Esta es la verdadera moralidad de la discusión pública”.

Después de lo visto, alguien se preguntará: ¿dónde están estos políticos liberales? ¿Los ha habido alguna vez en el Parlamento español desde que se inició la llamada transición política? No creo que la derecha española sea, en términos de vocabulario, más zafia a la hora de insultar. Ambas disponen del mismo diccionario barriobajero para hacerlo, pero ya que las derechas presumen de ser liberales hasta las cachas, estaría bien que, como clase bien alimentada y educada, intentara al menos aparentar que lo son. Hoy queda claro que de liberales tienen lo que Franco tenía de demócrata. Desde luego, John Stuart Mill no los reconocería como tales. 

Víctor Moreno Bayona

lunes, 1 de junio de 2020

DUELO ETCHEGARAY-ETCHETO EN BAIONA Y ALIANZA CON ABERTZALES EN HENDAIA

Esta tarde se cierra el plazo para la presentación de las candidaturas que aspiran a la segunda vuelta electoral del 28 de junio. En Baiona se repetirá el duelo de 2014, cuando Jean-René Etchegaray se impuso a Henri Etcheto por 26 votos. En Hendaia, los abertzales volverán a presentarse con el primer edil saliente, el socialista Kotte Ezenarro.

El puente de Pentecostés, que concluyó ayer, dejó imágenes de playas repletas y de una intensa actividad política a la sombra con vistas a perfilar la segunda vuelta de las municipales.

El puente festivo sirvió, en algunos casos, para confortar dinámicas de colaboración para la nueva andadura municipal y en otros para evidenciar las barreras que separan a los candidatos. La transacción entre las formaciones de izquierda en Baiona dejaba, así, un gusto amargo, que en el mejor de los casos llevará a una reconfiguración de ese espacio político.

La candidatura Baiona Verde y Solidaria (BVS), que reúne a abertzales, ecologistas y formaciones de izquierda hexagonal, no concurrirá a la segunda vuelta, pese a que el 15 de marzo esa plancha encabezada por el abertzale Jean-Claude Iriart y la ecologista Sophie Bussière se hizo con un 13,12% de los votos.

Por tanto, en los próximos seis años no habrá ningún electo apoyado por los abertzales en el Consistorio baionarra.

Los miembros de la asociación celebraron una tensa asamblea, el sábado por la mañana, en la que decidieron, por estrecho margen, descartar una alianza a tres. Sobre la mesa, la propuesta pasaba por encumbrar a Henri Etcheto –que se hizo con un 29,76% de los sufragios el 15-M– como cabeza de cartel de una alianza a la que se sumaba además la candidatura socialista disidente Bihar Baiona, liderada por Mathieu Bergé, que consiguió un 11,2% de los votos en la primera vuelta.

Los postulados de Etcheto, que en 2016 se opuso a la creación de la Mancomunidad Vasca, estuvieron en el origen del distanciamiento entre el líder del PS baionarra y el grupo de Bergé, cuya candidatura ciudadana volverá, sin embargo, ahora, a la «casa común».

Dicha discrepancia sobre la cuestión territorial, pero también la frialdad mostrada por Etcheto en materias como la normalización lingüística o el proceso de resolución, parecen haber pesado a la hora de frustrar una alianza a tres, aunque la división evidenciada en la asamblea de BVS hace preludiar una digestión compleja.

El alcalde saliente, Jean-René Etchegaray, que el 15-M obtuvo un 40,33%, dispondría a priori de una reserva de voto procedente de la lista de «derecha sin complejos» que, con presencia de referentes de Les Républicains y hasta alguna incorporación destacada de la ultraderecha, encabezó Pascal Lesellier y que se quedó en un 5,57%.

A diferencia de lo ocurrido en 2014, cuando Jean-Claude Iriart se mantuvo en segunda vuelta, el votante abertzale se queda esta vez huérfano, y su comportamiento el 28 de junio puede resultar clave para decantar el duelo Etchegaray-Etcheto.

Fusiones en la costa
El fin de semana dejaba un panorama más confortable para el alcalde saliente de Hendaia. Kotte Ezenarro ha mostrado una preferencia clara por seguir apoyándose en Hendaia Biltzen. La candidatura abierta con apoyo abertzale que lidera Letizia Navarron sumó un 18,37% en la primera vuelta. Esa alianza permite encarar a Ezenarro la votación definitiva con cierta serenidad, ello con la ambición de asentar una mayoría sólida cara al que puede ser su último mandato. Ezenarro ha pilotado personalmente las negociaciones, y tras asumir los planteamientos de Hendaia Biltzen en materia de movilidad, urbanismo, igualdad o gobernanza, las bases de esta última candidatura avalaron por amplia mayoría, el sábado, repetir la alianza, a la que también se sumará la lista minoritaria liderada por el comunista Laurent Tariol (7,82%).

Más compleja se presenta la partida en Biarritz donde Maider Arosteguy (LR), que ganó el 15-M con un 31,46%, concurrirá el 28-J en solitario. Así las cosas, el segundo candidato más votado, Guillaume Barucq (16,2%), se abría a las alianzas. Hoy presentará su acuerdo con la candidatura ecologista y abertzale que lidera Brice Morin (12,3%)..

Maite Ubiria, en GARA