martes, 7 de agosto de 2018

EL REY DE LAS CINCO MIL PUTAS

Os contaré un chiste, ya que veo que el personal tiene muchas ganas de reírse: Amadeo Martínez Inglés, coronel retirado del ejército español de 71 años, escritor y ensayista con más de 37 años de servicio en las fuerzas armadas, en septiembre del año pasado publicó un libro titulado “El Rey de las cinco mil amantes”. Ya sé que lo que llama la atención es lo que conlleva el titulo en sí, como es natural; pero sin embargo más allá del titulo y de todo lo que a partir de él tu propia imaginación pueda elucubrar, no solo nos relata los devaneos sexuales del emérito, sino que nos viene a confirmar algunas cosas que muchos sospechamos del destripaterrones real, desde la misma presunta autoría del asesinato de su hermano Alfonso de Borbón a manos de Juan Carlos, el primero un infante de 14 años, el segundo un cadete de 18 años de la academia militar, experto en toda clase de armas portátiles del ejercito español, pasando por la implicación directa del emérito en el fallido intento de golpe de estado del 23-F, y desembocando en toda una vida repleta de excesos del monarca que hemos pagado todos, gracias a los fondos reservados del CNI de los que se ha estado nutriendo ese golfo. Porque si al menos las juergas se las pagara el…¿no?; pues no: se las hemos pagado todos nosotros.

Amadeo Martínez nos explica en su libro como Alfonso de Borbón falleció a consecuencia de la trama política llevada a cabo por Franco, trama que planificaron los servicios secretos del dictador y que pusieron en la mano del emérito el arma que acabó con la vida de Alfonso de un certero disparo en la cabeza. Según el Régimen, el suceso, totalmente accidental por supuesto, se produjo en Estoril, algo que durante décadas han dado por bueno tanto historiadores como medios de comunicación; pero Amadeo Martínez lo desmiente, situando los hechos en el palacio neogótico de D. Juan Güell, conde de Ruiseñada, palacio denominado “Las Cabezas”, del pueblo cacereño de Casatejada, a las seis de la tarde del día 28 de marzo de 1.956, y no al día siguiente como señala la versión oficial. Para el autor del libro también, y contrariamente a lo que pensábamos muchos españoles, tras la X de los GAL de Garzón, no se encontraba Felipe González, sino que esa X debería llevar corona porque tras el 23-F, el monarca coloca a sus hombres de confianza, como Alonso Manglano, al frente del CESID, así, tanto la cúpula militar como los servicios secretos, convierten al monarca en la persona mejor informada del país, con lo que estuvo al corriente, en todo momento, del plan del gobierno de Felipe para combatir a la ETA de forma ilegal y sanguinaria. Así mismo nos relata este viejo militar español, cómo obligaron al emérito a dimitir tras los escándalos de sus cacerías y aventuras sexuales para salvar la corona, y como PP y P$OE urdieron la proclamación de Felipito uve palito Tacatúm como rey de España de forma ilegítima, sin ser refrendada esa proclamación por el pueblo soberano. Hace prácticamente un año que se publicó el libro, y no se sabe de nadie que se haya querellado contra este hombre por calumnias, difamaciones y esas cosas de las que te acusan cuando cuentas mentiras de alguien, como tampoco le han dado mucha publicidad, evidentemente; os dejo a vosotros deducir el porqué. Lo más kafkiano de toda esta historia es la ingente cantidad que salen de monárquicos de debajo de las piedras, como si temieran que su adorada España, su supervalorada España, se fuera a hundir en la miseria o fuese a sufrir todas las plagas bíblicas habidas y por haber, si este país se deshace de esa familia de chorizos y sinvergüenzas impresentables, que encima, para mayor recochineo, tiene la desfachatez, el tal Felipito ese, de salir en la caja tonta dándonos lecciones de democracia a los demás y decidiendo él quienes son buenos españoles y buenos demócratas, y a por quienes hay que ir, por traidores a la patria, la democracia y la libertad. Como igualmente de kafkiano resulta ver tanto republicano español desorganizado y como sin fuerzas para hacerse oír. Hace unas tres semanas que el diario Publico lanzó una campaña de recogida de firmas para exigir un referéndum sobre monarquía o república, y a día de hoy no llevan ni tan siquiera 130 mil firmas. Así que sí, que venga el próximo día 17 a Barcelona a tirarse el paripé de la solidaridad con las victimas de los atentados, el puto hipócrita ese que demostró tan poca solidaridad con los ancianos y ancianas apaleadas en Catalunya el 1-O. Desgraciadamente me lo voy a perder porque estaré fuera, pero espero que se lleve la bronca y la pitada que sin duda se merece. Y por supuesto que hace bien; mira: quizá hasta sea de las pocas cosas que hace bien, el President Torra, no invitándolo a ningún acto oficial que organice la Generalitat ni asistiendo a las que organice la Casa Real; no al menos hasta que se retracte de las manifestaciones que hizo el 3-O, cosa que sin duda no va a hacer. No nos basta con que nos haga saber por un tercero que está dispuesto a abrir puentes de dialogo con los independentistas. Nos basta con algo mucho más simple: que no aparezca por aquí porque no somos sus súbditos, somos el pueblo soberano de Catalunya y nosotros decidimos a quien apreciamos y a quien despreciamos y, si aparece, que tenga claro que no vamos a recibirlo entre vítores y aplausos. Desde que la península pasó a llamarse Hispania hace unos dos mil años y desde que Hispania pasó a llamarse España no hace tanto, unos 300, esto siempre ha estado lleno de corruptos: jueces, políticos, comerciantes, empresarios y, como no, las distintas casas reales, reyes y reinas entre las que destacaríamos a la perfecta corrupta: María Cristina de Borbón, cuyos mayores beneficios los obtuvo de su comercio con la sal, el ferrocarril y el comercio negrero: el comercio de esclavos negros. Y estos sinvergüenzas actuales no pueden ocultar que lo llevan en la sangre.
                                                                  
Y mientras se afilan las armas de lo que está por venir, en la Europa comunitaria crece la preocupación por la deriva que está tomando el tema de la inmigración en España, con Pablo y Albertito lanzando proclamas xenófobas y racistas, al tiempo que dejan ver su vertiente más hipócrita haciéndose fotos saludando a Melillenses y rescatados de las pateras por igual, mientras pasa todo esto y pasan muchas más cosas, como la impresentable actitud de algunos taxistas que están como a años luz de ofrecer un servicio de mayor calidad como los de Uber y compañía. Yo mismo, no hace mucho, obligado por las circunstancias y la premura del momento, tuve que coger un taxi en Barcelona, lo que me costó, aparte del precio del trayecto, una discusión con el taxista que había dado una vuelta absolutamente injustificada para hacer más larga la carrera. Dicen que eso solo son unos pocos, que en todo colectivo siempre puede haber alguna oveja negra; pero esos pocos son muy fáciles de eliminar, por ejemplo poniendo un precio fijo al trayecto como hace el resto del transporte público, independientemente de las vueltas que quiera darte el taxista para que conozcas los monumentos de la ciudad. Recuerdo que no hace mucho tiempo se hablaba, entre los propios taxistas de Barcelona, de la mafia que controlaba el servicio en el aeropuerto, y que si no formabas parte de esa camarilla bien avenida, simplemente no te dejaban recoger pasajeros para llevarlos a la ciudad. Yo no quiero que nadie tenga un negocio ruinoso, por supuesto, pero tampoco quiero que me roben y lo que quiero es que me ofrezcan un buen servicio, tampoco que me regalen una botella de agua, simplemente con que sean un poco más respetuosos con el pasaje y que apaguen la radio si no me apetece escuchar La Cope, me conformo. A un compañero de trabajo le llegaron a decir que el taxi era suyo y que estaba en su derecho de escuchar lo que él quisiera, no el cliente, evidentemente. Y mientras pasa todo esto, decía, pasa el verano ¿lo ves?: ya puedes dejar de sufrir y padecer que se va la ola de calor y con ella, tachín tachín: llega la Liga! Estamos salvados…yo que creía que no iba a sobrevivir este verano sin más fútbol, por dios… por cierto que a los funcionarios de Hacienda no les ha gustado ni un pelo el acuerdo al que llegaron en el caso C. Ronaldo: 18 millones y dos años de prisión, una propuesta que al parecer partió del propio abogado de la estrella estrellada con Hacienda, mientras a otros, por cuatro millones, le montan un juicio publico en el que le llegan a acusar de ser el jefe de una mafia…

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