miércoles, 11 de enero de 2012

LOS PRIMEROS DIPLOMAS EN EUSKERA

María Inés Zeberio Lizarraga tenía 5 años cuando dos "señores finos" fueron a la escuela de Etxarri Aranatz y preguntaron a los alumnos si hablaban euskera. "En un ambiente hostil hacia esta lengua, pensamos que no podía ser nada bueno, pero levantamos la mano", recuerda. Corría el año 1957, en plena dictadura. Al cabo del tiempo, recibieron un diploma en el que se acreditaba su conocimiento del euskera.

Probablemente, uno de aquellos señores era Pedro Diez de Ulzurrun, médico de Pamplona que junto a un grupo de vascófilos impulsaron la Sección de Fomento de Vascuence dentro de la Institución Príncipe de Viana. Entre otros, también estaban Miguel Javier Urmeneta, Luis Arellano y Estanis Aranzadi. Se fundó en noviembre de 1956. El principal objetivo era detener la pérdida del euskera en algunas zonas de Navarra como Sakana, Imotz, Atez, Odieta, Anue, Esteribar, Erro, Aezkoa y Salazar, zonas en las que corría el riesgo de desaparecer en veinte años si no se tomaban medidas.

En una época en la que el conocimiento de esta lengua estaba desprestigiado, uno de los principales objetivos de esta iniciativa fue realizar acciones de estímulo moral, principalmente en la población escolar. "Era la primera vez que tuve la sensación de que reconocía el euskera, que no era malo. Era bueno", observa Mª Inés Zeberio, al tiempo que lamenta que "todavía se sigue rechazando y poniendo obstáculos y trabas para la normalización del euskera". Por ello, mostrando su diploma, esta etxarriarra quiere "reconocer la labor de estas personas, que en momentos difíciles tuvieron esa preocupación". También "denunciar las trabas que se siguen poniendo, la falta de voluntad política para que el euskera no se pierda. Es una lengua que debería ser patrimonio de la humanidad", apunta.

En los años cincuenta, el euskera en Etxarri Aranatz, al igual que en muchas otras localidades de Navarra, se limitaba al ámbito privado. Se hablaba en casa, con la familia, los amigos... pero el binomio con la administración estaba muy claro. Era una lengua sin prestigio. "La hablaba la gente de baja cultura y de menor posición. La gente que tenía un status superior, como maestros, médico, secretario del Ayuntamiento… hablaban en castellano. Sutilmente nos hacían sentir que éramos algo a refinar, a educar", observa esta etxarriarra nacida en 1952.

Mª Inés Zeberio recuerda a su madre volver del médico llorando. "De pequeña me rompí la clavícula y me enyesaron el codo. Mi madre, con su limitado castellano, le decía que tenía suelta la clavícula. El médico le dijo, dirigiéndose a la enfermera: dígale a esta mujer en su jerga quién es el médico". También recuerda a ella y a sus compañeras de escuela cantando Asturias patria querida y O Rianxeira cuando salían a pasar por el monte con las maestras. "Nos negaban nuestra identidad", observa.

Una de las primeras actividades que realizó la Sección de Fomento del Vascuence fue la realización de exámenes a niños y niñas vascoparlantes, para lo cual pidieron la colaboración de maestros y sacerdotes. Los primeros fueron en Sakana, el 15 de diciembre de 1957, fecha que se recoge en el diploma de Mª Inés Zeberio. Se presentaron 1.150 niños en edad escolar. De estos, 845 sabían euskera. En reconocimiento, recibieron un diploma con el membrete y el sello de la Diputación. Los siguientes años se continuó por diferentes zonas de la Montaña navarra. En total, desde 1957 a 1966 obtuvieron el diploma 6.192 niños y niñas. Asimismo, la Sección de Fomento de Vascuence subvencionó dos pequeñas revistas realizadas por los padres capuchinos: Pin-Pan y Umeen Deia, que tuvieron una tirada de 4.000 ejemplares. Por otro lado, en 1966 se empezó a publicar un suplemento mensual en euskera en la revista de Príncipe de Viana.

Desde esta sección también se llevaron a cabo otras actividades para la promoción del euskera y la cultura vasca. Así, se impulsaron las clases de euskera, que habían comenzado a impartirse en 1949, el bertsolarismo, festivales y propuestas culturales como el teatro. También se ayudó económicamente a programas de radio y publicaciones en euskera. Después de 12 años de intenso trabajo, Diez de Ulzurrun presentó su dimisión al frente de la sección aunque continuó en la dirección del suplemento. Cortés Izal le sustituyó como responsable de todo lo relacionado con la enseñanza del euskera.
Diario de Noticias

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