lunes, 22 de junio de 2009

SENTIMIENTOS Y SENSACIONES ENCONTRADAS

He querido dejar pasar unas horas antes de escribir este post sobre la manifestación del pasado sábado en Bilbao. Tratando, por un lado, –no sé con qué éxito- de ordenar y procesar todo lo vivido desde el asesinato de Eduardo Antonio Puelles en Arrigorriaga. Y, por otro lado, intentado alejarme lo más posible del sábado para que mis palabras sean atinadas.

Creo que, al menos, vivimos dos manifestaciones. La primera, la de la mayoría de las 25.000 personas que, según la Policía Municipal de Bilbao, acudieron a la manifestación. Hombres y mujeres que, simplemente, fuimos a expresar sí nuestra cercanía con la familia de Eduardo en su recuerdo y en el de toda víctima del terrorismo. Así como nuestro rechazo a ETA.

Y luego una minoría – y creo que ha sido la primera vez que, ya de manera descarada después de determinadas situaciones en torno al 12 de julio de 1997, ha ocurrido en las decenas de manifestaciones organizadas en Euskadi con tal motivo- que pareciera que tenía como su principal objetivo buscar su cuota de protagonismo personal y político… Y, ¡ojo! ¡que nadie confunda el destinatario de esta denuncia! Ya sólo me falta o nos falta que haya quien lo interprete interesadamente por la viuda de Eduardo Antonio Puelles (o familiares y allegados) quien, al menos por mi parte, se merece mi más absoluto respeto en su dolor.

Una minoría que buscaba protagonismo y su particular cuota de legitimidad que, por otra parte, nadie discute, pero que algunos parecen creer necesitar. Ellos sabrán porqué. Creo que el verdadero sentido de las manifestaciones es vivido de manera diferente por unos y por otros.

He participado creo que en todas y cada una de las manifestaciones que se han organizado en Euskadi en contra de ETA y a favor de la paz, en unas como vasco y abertzale de a píe, en otras colaborando en su organización y en otras en virtud de una representación política. Muchas con mayor y algunas con menor numero de participantes, y no recuerdo ninguna en la que alguien intentara acaparar todo el protagonismo de la marcha. Ni tampoco que, después, en medios de comunicación se hablara de de la consolidación o cimentación de liderazgos personales. ¡Por cierto…, cuánta memoria “olvidada” en los medios de comunicación con respecto no ya a las convocatorias de manifestaciones o retransmisiones incluso sino, sobre todo, a los procederes de anteriores Lehendakaris!

No creo en los discursos intencionados de quienes quieren hacer creer que este Pueblo nunca se ha manifestado hasta este sábado pasado en contra de ETA. Creo en la prudencia, en la cautela ante cuestiones de vida-muerte. Creo, eso sí, en los discursos firmes, contundentes y deslegitimadores de la violencia y de su justificación. Creo en la contundencia policial contra ETA, contra la vulneración de derechos fundamentales. Pero creo también en el acompañamiento de la semilla y abono de construcción social integral en tales circunstancias como las que como desde el viernes pasado ha correspondido vivir. Y creo en la necesidad del diálogo diferenciando lo que haya de ser diferenciado en cuanto a pacificación y política…

Repito, no creo en lo “interesado”, en lo conducente a la arrogancia, en el falseamiento de la realidad y en la falta a la verdad. No creo en quienes se dicen paladines contra los espacios de impunidad cuando su propia historia está jalonada de otra realidad.
Iñigo Urkullu, en su blog

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