El Ayuntamiento de Murillo el Cuende homenajeó ayer, ante la atenta mirada de familiares y amigos, a los tres cargos electos asesinados tras el golpe de Estado del 36 “por defender los valores republicanos”, en concreto, a quien fuera el alcalde del municipio, Jesús Ederra Aranguren, y a los concejales Bienvenido Sagardoy Nicolay y Wenceslao Zubieta Aguerreche. La nieta de Zubieta, Rosa Aurora, fue la encargada de descubrir una placa en memoria de los tres representantes municipales en la planta baja de la antigua Casa Consistorial, cuya construcción fue promovida, precisamente, por Ederra.
“Murieron por la libertad y la justicia social”, subrayó Miguel Ángel Enciso, alcalde de este municipio compuesto también por Rada y Traibuenas. “Fueron vilmente asesinados sin juicio, sin nada que lo justifique”, recordó. “Defendieron con sus vidas la libertad, el progreso, la justicia social y el orden constitucional. Por ello no dudamos en proclamar que forman parte de la selecta pléyade de navarros y navarras que mayores aportaciones han realizado a favor del bien común de nuestra tierra”, concluyó.
Rosa Aurora Zubieta y Ana María Amadoz, nietas de Wenceslao Zubieta y Jesús Ederra, respectivamente, recordaron que metieron a sus abuelos en la cárcel de Tafalla para evitar que los mataran. “Les engañaron, porque les dijeron que en la cárcel iban a estar seguros, pero la realidad es que los llevaron a Monreal para fusilarlos”, relató Zubieta. Aunque agradecida con el consistorio, Amadoz lamentó que el reconocimiento haya llegado tan “tarde”.
Ángel Sagardoy, nieto de Bienvenido, por su parte explicó que detuvieron a su abuelo junto a otros seis vecinos del pueblo, vinculados tanto a UGT como a Juventudes Socialistas, a quienes mataron a la altura de Caparroso. Tras detener al propio Bienvenido, a Miguel Amadoz, Vicente Amadoz, Isidoro Azcoiti, Crisanto Irigoyen, Suceso Lacasta y Victoriano Aguirre, les ataron las manos a la espalda, les subieron a un camión y les fusilaron. Sagardoy narró que la madre de Bienvenido salió a la calle a decirle que se iba sin chaqueta y que un falangista le contestó altivo que “no le iba a hacer falta”. Son detalles como este los que le hacen pensar que no se ha reconocido “suficiente” el dolor causado.
Diario de Noticias
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