El reconocido escritor uruguayo Eduardo Galeano, que supo plasmar en su libro Las venas abiertas de América Latina las tensiones entre los países desarrollados y la cuna de sus recursos naturales, ha fallecido este lunes en Montevideo a los 74 años.
Tajante en sus opiniones, radical en sus conceptos, sin tapujos para redactar, el escritor, periodista y editor buscó espacio para la voz de los más desfavorecidos, las víctimas políticas de los gobiernos militares, y hasta de la naturaleza. Las palabras sencillas ─y un poco de ironía─ eran su secreto.
"Busco un lenguaje no solemne que permita pensar, sentir y divertirse, no habitual en los discursos de izquierda", dijo en mayo de 2012 al diario El País antes de presentar su libro Los hijos de los días, que reúne 366 historias tanto de personas anónimas como conocidas, una para cada día del año.
Galeano, que vivió hasta su muerte en la capital de su país, Montevideo, falleció tras varios años de lucha contra un cáncer de pulmón que deterioró su salud. "Somos un instantito nada más en la memoria del tiempo", dijo en mayo de 2004.
En su juventud, antes de escribir su primera crítica de cine, tuvo varios oficios: "Quise ser jugador de fútbol, como todos los uruguayos, pero era un pata de palo terrible. Quise ser pintor, dibujante, muchísimas cosas y trabajé en muchas. Fui obrero en una fábrica, cobrador, dibujante de letras, etcétera".
Cuando probó como caricaturista, plantarse frente a una hoja en blanco era motivo de tensión, más que nada porque sentía un abismo entre lo que pensaba y aquello que finalmente dibujaba. "El pánico a aquella hoja en blanco aún es hoy el mismo", confesó tiempo atrás.
Pero descubrió en la escritura su vocación. "Todo está ahí. Salgo a la calle cada día con mis oídos y ojos bien limpios para oír las voces secretas y descubrir los colores escondidos. Soy un cazador de historias, un escuchador de voces", dijo en 2004. Una pequeña libreta y un bolígrafo en su bolsillo fueron a diario cómplices de sus ocurrencias, vivencias y pensamientos, que iba registrando para nutrir luego sus obras.
Pese a reconocer su afinidad con la ideología de izquierda, desdeñaba la etiqueta de escritor político: "Es algo que rechazo, porque me limita y amenaza con convertirme en un autor panfletario, a las órdenes de algún partido o alguna religión, y eso no tiene nada que ver conmigo".
No obstante, le fue difícil evitarlo tras la publicación en 1971 de su libro Las venas abiertas de América Latina, el mismo con el que el entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez obsequió en 2009 a su homólogo estadounidense Barack Obama.
Y el mismo que impulsó a Galeano al exilio cuando en 1973 los militares dieron un golpe de Estado en Uruguay, e instalaron un Gobierno de facto hasta 1985. "Las venas... fue un punto de partida, no de llegada. A partir de ahí fui desarrollando un lenguaje propio. Abarqué otros estados, otros perfiles, otros temas de la realidad", dijo en febrero de 2013 en una entrevista con el Colectivo de Escritores Aristóteles de España.
Sus obras permanecen vigentes años después de haber sido escritas. Así, temas polémicos o cotidianos sobre la condición humana y cómo se vinculan las personas, los países y los continentes seguirán latentes pese a que la pluma de Galeano se haya ido.
Malena Castaldi, en Público
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