Conseguir un permiso de residencia en España no es igual para todos. Un ciudadano corriente de un país fuera de la Unión Europea tardará en lograrlo, si es que lo consigue, entre tres y seis meses y tendrá que presentar un permiso de trabajo o de estudios. En otro caso, deberá demostrar que tiene medios para vivir. Sin embargo, quien sea rico y no sea ciudadano de la UE, lo puede conseguir más rápidamente y por más tiempo, cinco años en lugar de uno hasta la renovación. Basta con que se gaste al menos 500.000 euros en una casa o en cualquier otro inmueble. Sucede desde 2013. Lo implantó el Gobierno de Rajoy y la mayoría de los agraciados son chinos o rusos. El objetivo declarado en la ley que lo estableció era atraer inversores. Se pedía como requisito comprar dos millones de euros de deuda pública de España, acciones y fondos por un millón o inmuebles por 500.000 euros. A esto se llama RBI, residence by investment. Pero en términos comerciales recibe el nombre de Golden Visa. Internet está plagada de páginas de asesores legales o gestores que ofrecen la tramitación de esta forma de vivir en España.
Lo cierto es que desde 2013 hasta hoy el 95% de esa inversión ha consistido en comprar inmuebles, especialmente residencias de lujo en la costa mediterránea o en Madrid. Lo han hecho megarricos de la oligarquía rusa, que suman el 27 por ciento de estos residentes “de cuello blanco” y millonarios chinos de todo pelaje, 33 por ciento. En 2020, han obtenido o renovado la Golden Visa más de 24.000 personas de las que se calcula que más de 6.000 son rusas. Una gran parte de la cifra global son familiares del inversor. Los años de mayor llegada de nuevos residentes millonarios fueron entre 2015 y 2019, cuando se duplicó su entrada. El último año antes de la pandemia, España concedió 681 autorizaciones de residencia por compra de vivienda. Si se añaden los familiares acogidos a esa operación de residencia por inversión la cifra se duplica. Tras la llegada de la covid disminuyeron drásticamente los solicitantes.
Los que cuentan con una Golden Visa se concentran mayoritariamente en unos pocos lugares. Encabeza la lista Cataluña, y preferentemente Barcelona, que en 2018 concentraba el 40% de las propiedades. Le siguen Madrid, Málaga y Alicante.
¿De qué tipo de inversores se trata? Hombres ricos a los que no se les pregunta la procedencia del dinero que van a invertir. La única condición es no haber sido condenado por algún delito en los últimos cinco años.
El hombre de negocios ruso en España más destacado es Mihail Fridman. Posee el 70 por ciento de los supermercados Día y al comienzo de la invasión rusa de Ucrania se declaró contrario a la guerra. En pocos días ha decidido dejar su puesto en la sociedad que controla Día y de la que es destacado propietario.
Varios países de la Unión Europea han suspendido la concesión de la Golden Visa a partir de ahora para ciudadanos rusos. Lo ha hecho Portugal. En España, sin embargo, la sanción aplicada por la invasión de Ucrania es limitada. Se podrán conceder nuevos visados de este tipo, a cambio de comprar una propiedad inmobiliaria u otras inversiones, pero eso no le permitirá al solicitante viajar a otros países de la Unión.
España no es el único país en implantar esta “discriminación positiva” en favor de los ricos. La mitad de los Estados de la Unión Europea tiene ya este “invento”. Según un informe del Parlamento Europeo, hasta 2019, Hungría era el país que más Golden Visa había concedido, preferentemente a China. Le seguían Portugal, Grecia, Lituania y España. Sin embargo, en dinero, eran Portugal y España los que más habían recibido. Es curioso que Italia y Holanda no exijan la compra de casas, sino fondos de inversión o deuda pública. Los países de renta per cápita más alta y una economía más sólida, con la excepción de Holanda, no disponen de este sistema, ni de otro más laxo todavía, el que permite obtener la nacionalidad por este medio.
¿Es mucho el dinero que ha llegado a España como inversión inmobiliaria a cambio de residencia? Las cifras podrían impresionar a cualquiera, pero la cantidad para un país como el nuestro es francamente baja para el objetivo que perseguía, que era atraer inversores. Entre 2017 y 2019, estas inversiones, representaron un porcentaje insignificante del Producto Interior Bruto, el 0,04%.
De acuerdo con el mencionado informe del Parlamento Europeo, el riesgo de fraude o corrupción es bajo, aunque cita algún caso. El FMI por su parte advierte de los riesgos de atraer inversión de este modo. Más explícita es la Comisión Europea. Aseguró en un informe que propicia el blanqueo de capitales y la evasión fiscal, favorecidos por la falta de transparencia.
Emilio de la Peña, en CTXT
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