Rafal Pankowski es sociólogo, politólogo, profesor asociado en el Collegium Civitas y memorialista del Holocausto. Además, es portavoz de Never Again, la asociación antirracista más importante de Polonia. Los informes de esta entidad son los más reconocidos a nivel internacional para testar el avance del fascismo en los últimos años. Conversamos con él, que se encuentra en Varsovia, por videoconferencia sobre las consecuencias de la guerra de Ucrania y la llegada de más de 1,7 millones de personas refugiadas a Polonia.
¿Cómo valora el cambio de actitud hacia las personas refugiadas que se ha vivido en Polonia en las últimas semanas?
Desde 2015 y hasta hace dos semanas, el Gobierno no aceptaba refugiados y la actitud social era bastante hostil. Eso ha cambiado con la guerra de Ucrania, cuando se han abierto las fronteras con este país. El Parlamento ha aprobado, además, una legislación favorable a sus refugiados, a los que se les reconoce derechos sociales, seguridad social y acceso a la salud. Todo eso era imposible de imaginar hasta hace unos días y está siendo apoyado por todos los partidos políticos salvo Konfederacja, la ultraderecha, que está llevando a cabo una campaña contra los refugiados.
Pero hasta ahora la respuesta ha venido casi exclusivamente de la sociedad civil.
Sí, y no sé cuánto tiempo se mantendrá la solidaridad con los refugiados en Polonia. He escuchado que nadie puede estar preparado para la llegada de tantísimas personas, pero la decisión del Gobierno de aprobar esta legislación es clave y la agradezco. Muchos de estos refugiados seguirán su camino a otros países, pero muchos otros se quedarán porque ya hay un millón de trabajadores ucranianos viviendo en Polonia, cuyos familiares se van a quedar.
El partido ultraderechista Konfederacja, como la mayoría de partidos neofascistas de Europa, tiene muy buena relación con Putin. ¿Le puede hacer perder apoyo entre la población la guerra de Ucrania?
Algunos de sus líderes son claramente ProPutin o proRusia. Y pueden conseguir a medio plazo que parte de la sociedad cambie de actitud hacia los refugiados. No paran de decir que es injusto que el Gobierno de Polonia les den gratis casa, transporte, medicinas. No paran de mentir diciendo que las violaciones y los robos se han multiplicado en la frontera cuando la policía ya ha aclarado que no es así…
Lo que sí ha habido son ataques racistas de hooligans a los refugiados no blancos que llegaban a Polonia procedentes de Ucrania. Y la organización de esos ataques ha sido por las redes de Konfederacja.
Y, mientras, los activistas que intentan auxiliar a los refugiados y refugiadas que intentan entrar en Polonia por la frontera bielorrusa son criminalizados, detenidos, multados y condenados.
Totalmente, cuando vienen huyendo de países como Afganistán, Siria o Irán. Es una paradoja. Mi esperanza es que la solidaridad que estamos viendo se extienda al resto de personas refugiadas, que es lo que debería ocurrir desde la perspectiva de los derechos humanos.
Con fortuna, esas personas que se han abierto a recibirlas, ahora que están experimentando esa relación, quizás puedan cambiar su percepción sobre la humanidad. Ojalá que todas las cosas terribles que hemos escuchado estos siete años no las volvamos a escuchar de nuevo.
Pero la Iglesia católica sigue teniendo mucha influencia en la sociedad polaca y uno de sus representantes con más influencia, el sacerdote Tadeusz Rydzyk, dueño de Radio María entre otros medios de comunicación, sigue sembrando el odio contra los refugiados, incluidos los de Ucrania.
El rol de la Iglesia en Polonia es muy importante políticamente, también entre los jóvenes, entre quienes ha crecido mucho su influencia en los últimos años. Es una Iglesia muy hostil a los refugiados, al papa Francisco, al que consideran demasiado cercano a los migrantes y refugiados.
Acaban de saber que su organización, Never Again, ha sido incorporada a un listado que ha elaborado el Gobierno de la región de Cracovia sobre las organizaciones que no son bienvenidas en las escuelas: las feministas, las del colectivo LGTBIQ+, las que defienden los derechos de las personas gitanas, las antirracistas como Never Again…
Sí, ha sido un shock descubrirlo. Polonia vive una crisis de los valores democráticos de la que no podemos dejar de hablar en estos días de llegada de refugiados de la guerra. Si el director de un colegio nos invitase a dar una charla, lo despedirían. Así estamos en Polonia.
Patricia Simón, en La Marea
No hay comentarios:
Publicar un comentario