sábado, 13 de junio de 2020

SAN SEVERINO DE TAFALLA APUESTA POR UN CAMBIO EN EL MODELO RESIDENCIAL

Hace ya un tiempo que la residencia San Manuel y San Severino de Tafalla había dejado constancia de su interés por acometer un cambio en el modelo residencial. Sin embargo, la actual crisis sanitaria y la virulencia con que la pandemia del coronavirus ha afectado al colectivo de los más mayores y el drama vivido en muchas residencias ha propiciado una apuesta desde este centro tafallés aún más fuerte por este cambio. “Tras la tragedia vivida en las residencias de ancianos con la aparición de la covid-19 y cómo se ha ensañado de forma especial con nuestros mayores, la residencia San Manuel y San Severino sigue apostando por un cambio de modelo residencial dentro de los parámetros que el Gobierno de Navarra plantea en el que será el nuevo decreto foral”, explica Cristina Tello, directora del centro. Este nuevo modelo, tal y como expone, se basa en las unidades de convivencia, espacios donde residen un grupo de personas mayores en situación de dependencia, a quienes se proporcionan los apoyos necesarios para el desarrollo de su vida cotidiana e independiente, dentro de un entorno doméstico.

Y esta residencia tafallesa llevaba ya tiempo trabajando en un proyecto de ampliación que contempla dos unidades de convivencia, con una capacidad de dieciséis residentes como máximo cada una de ellas. “Estamos a la espera de los últimos flecos administrativos para poder avanzar con el proyecto”, apuntaba Tello. En estas unidades de convivencia cada residente dispondrá de una amplia habitación individual con baño y de un espacio común que incluye cocina, comedor, sala de estar y terrazas exteriores. “El objetivo de la ampliación no es el acoger a un mayor número de residentes, sino posibilitar que los que ya están en el centro tengan una mayor calidad de vida dentro de un entorno al que puedan llamar hogar”, recalcó. En opinión de la directora, la llegada del coronavirus evidencia la necesidad de poder llevar a cabo este proyecto lo antes posible, no sólo para garantizar la intimidad de los residentes si no para poder aislarlos, si llegase el caso, en las condiciones más óptimas.

“La covid-19 afectó a los residentes de San Manuel y San Severino desde el minuto uno y, también desde ese momento, se pudieron realizar PCR a todos ellos. Se trabajó con datos precisos y se fueron tomando las mejores decisiones en la medida de lo posible y gracias a ello se consiguió evitar nuevos contagios. La lucha se centró entonces en los residentes ya contagiados”, expuso la directora. Entonces se acometieron cambios de habitaciones aislando a las personas infectadas. “Se hizo lo mejor que se pudo teniendo en cuenta el modelo compartido de habitaciones, donde 64 residentes comparten habitaciones dobles y otros treinta, en individuales, tienen que compartir el baño. Por esto, el aislamiento de ancianos contagiados ha resultado ser muy complicado”, dijo.

Una vez pasado lo peor, desde el centro destacan el trabajo llevado a cabo por el personal, muy duro tanto a nivel físico como emocional. Cristina Tello quiso señalar también la “valiosa colaboración” del centro de salud de Tafalla y el apoyo brindado por el departamento de Derechos Sociales a través del cual se derivó a diez residentes a otros centros por su seguridad, mejorando al mismo tiempo las medidas de aislamiento de las personas que se quedaban. La directora extendió el agradecimiento a todas las personas, entidades y comercios de Tafalla por la ayuda desinteresada prestada al centro. “La residencia mira al futuro con optimismo, aprendiendo de lo vivido, confiando en poder materializar más pronto que tarde, con el apoyo de la administración, el proyecto de ampliación que hará más fácil y segura la vida de nuestros residentes”, concluyó.

Sheyla Muñoz, en Diario de Navarra

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