La gran dedicación del director de ABC son los negocios, algunos de ellos relacionados con el mundo de las farmacéuticas. Tejemanejes y escándalos rodean al director de ABC. Bieito Rubido está a punto de cumplir una década al frente de ABC, un diario “guapo, monárquico, español, sentimental y del Real Madrid”, según su propia definición. Representante de la España más rancia y caciquil, los resultados de su gestión hablan por sí solos: si a finales de 2010 vendía 185.000 periódicos al día, en 2019 fueron apenas 47.000; su plantilla está actualmente sumida en un ERTE, y las pérdidas económicas han sido una constante durante estos años. ¿La consecuencia? Una dependencia total de empresarios y políticos conservadores, y un periodismo servil y cada vez más amarillista. Porque, como dijo el propio Rubido en 2011, “si no somos rentables, no somos libres”.
Rubido se puso al frente de este diario en 2010, donde sustituyó a Ángel Expósito, hoy presentador del informativo nocturno de COPE. Nacido en Cedeira (A Coruña) en 1957, se licenció en Ciencias de la Información en la Universidad Complutense y comenzó su andadura en ‘Informaciones’, periódico fundado en 1922 y subvencionado por el Tercer Reich durante la II República, cuando mantuvo una línea marcadamente antidemocrática. Rubido no engaña a nadie: “El pensamiento de ABC es conservador”, dijo en 2010, y así es también su director, que pasó por Antena 3 Radio, Antena 3 TV, TVG y La Voz de Galicia hasta recalar en Vocento, donde fue primero responsable de medios regionales y, después, mandamás en ABC.
El periodista también ejerce de tertuliano en los programas de sus colegas Carlos Herrera y Federico Jiménez Losantos. Es precisamente en esas tertulias donde ha pronunciado frases tan polémicas como la que dijo en 2013, cuando acusó al entonces diputado Eduardo Madina de “simpatizar con ETA”. Dos años después señaló que “sobran la mitad de los medios de comunicación”, y poco más tarde se encaró Fernando González ‘Gonzo’, reportero de ‘El Intermedio’, quien le preguntó por un reportaje publicado en ABC donde se alababa la dictadura de Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial. Visiblemente molesto, optó por callar, agarrar el micrófono y tapar la cámara de ‘La Sexta’.
Rubido ha pedido el voto repetidamente para el PP, partido por el que su hermano Leopoldo ostentó la Alcaldía de su ciudad natal casi ininterrumpidamente durante más 30 años entre 1973 –en plena dictadura franquista– hasta 2013, cuando, en una especie de sucesión dinástica muy criticada por la oposición, que denunció un posible fraude, le sucedió en el cargo su hermano Luis. Leopoldo, además, fue responsable de la construcción de un monolito franquista en el municipio, que fue inaugurado por Fernández de la Mora, ex ministro de la dictadura e hijo predilecto del municipio gobernado por esta familia hasta 2015.
LOS NEGOCIOS DEL DIRECTOR DE ABC
Prensa y política al margen, la tercera gran dedicación del director de ABC son los negocios. Sus tejemanejes han hecho saltar las alarmas en varias ocasiones en el Consejo de Administración de Vocento por su falta de transparencia, y los tentáculos de Rubido se extienden a sectores tan dispares como la consultoría de comunicación, la asesoría de mercados o las farmacéuticas.
Íntimo de hombres como Florentino Pérez, Núñez Feijoó o Rajoy, Rubido ha protagonizado escándalos como el de los contratos adjudicados por el presidente de la Xunta a Octo Europa Estudios (presidida entonces por Fernández-Xesta y donde el periodista era Consejero Delegado). Esta empresa se embolsó más de 500.000 euros para promocionar el año Xacobeo 2010. Quizás gracias precisamente a la doble faceta –empresarial y periodística– de Rubido, ABC emprendió una furibunda campaña contra el presidente Zapatero por “no pisar suelo compostelano durante la celebración del Año Santo”. El nombre del director del diario monárquico también aparece ligado a Multimedia Lua (dirigida por Manuel Campo Vidal y donde fue consejero), Portocabo SL (beneficiada a través de diferentes subvenciones por la Xunta, contratista de TVG y donde habría sido consejero según el BORME) o Iniciativas de Comunicación del Atlántico SL.
Hay más. Rubido también formó parte de Gondredo Asociados, donde era director adjunto el hoy fallecido Fernández-Xesta. En lo que parece un nuevo caso de colaboración entre las empresas y los medios de Rubido, La Voz de Galicia –el diario que entonces dirigía– publicó durante un tiempo artículos de opinión firmados bajo el pseudónimo de “E.Gondredo”. El periodista también pasó por DCM Asesores, dedicada a la consultoría de mercados y donde se sentaba José Luis Macía Sarmiento –quien fuera gerente de La Voz de Galicia y conocido por ser hasta 2006 consejero delegado de Fadesa–; y por MichiZara SL, una firma textil que adquirió la marca Amichi, hoy en concurso de acreedores y llevada ante los Tribunales por la familia Amich, fundadora de la compañía y que reclamó un millón de euros por presunto incumplimiento de contrato.
La política, el periodismo y la consultoría, sin embargo, no colman las aspiraciones de Rubido, que también tiene tiempo para el mundo farmacéutico. Una de sus consultoras, Gondredo, fue por ejemplo quien desarrolló la campaña mediática del medicamento Yondelis contra el cáncer, producto que estuvo bajo la lupa de la Agencia Española del Medicamento por sus elevados riesgos y peligrosos efectos secundarios. Además, Bieito Rubido es miembro del Consejo de Administración del grupo ADL Bionatur Solutions, donde comparte mesa con figuras de la burguesía catalana como Carlos Tusquets Trias de Bes (vinculado al Caso Pujol según el juez de la Audiencia Nacional José de La Mata) y Juan Molins Monteys (consejero e hijo del actual presidente de la histórica cementera catalana Cementos Molins).
Dicha entidad es heredera directa de la antigua Antibióticos de León, por la que pasaron Juan Abelló, Emilio Botín y Mario Conde. La venta de la farmacéutica en 1987 a la italiana Montedinson por 58.200 millones de pesetas (350 millones de euros) permitió la obtención de liquidez para pegar el gran pelotazo con Banesto, otorgándole una suculenta comisión, tal y como el propio Conde reconocería años más tarde. Bionatur fue rescatada después de estar al borde de la quiebra en el año 2014 por el fondo Black Toro Capital, fundado en el año 2011 por Ramón Betolaza e Ignacio Foncillas, entre otros. Este último fue condenado por la Corte de Justicia de EEUU ante sospechosas transmisiones de dinero sin la licencia requerida en el país.
Lo que no hay forma de conocer son los beneficios económicos que le reportan a Rubido los negocios que desarrolla en el tiempo libre que le deja la dirección de uno de los principales periódicos del país. La sociedad biofarmaceútica sólo informa del total de retribuciones de sus miembros de la alta dirección y del consejo, pero no los desglosa. En 2017, por ejemplo, el montante ascendía a más de 900.000 euros, pero sin especificar cuánto se llevaba cada uno de sus integrantes.
Pese a su intensa actividad empresarial, Rubido aún tiene tiempo para seguir marcando la línea de ABC, que defiende a la derecha, sacraliza la monarquía y ataca al Gobierno de coalición –en especial al vicepresidente Iglesias, a quien no ha dudado en tachar de golpista–. A punto de cumplir diez años al frente del diario, al que ha sumido en una crisis económica, de audiencia y reputación –como demuestran las críticas casi unánimes de la profesión periodística a la publicación y manipulación de un vídeo ‘off the record’ de la ministra Montero la pasada semana–, Rubido deja ya portadas para el recuerdo, protagonizadas en su mayoría por montajes fotográficos que provocaron hilaridad en las redes sociales. Sirvan de ejemplo la que envolvió en una bandera de España gigante a Casado, Abascal y Rivera tras la manifestación de Colón, la que proclamó la “absoluta españolidad” de la primera vuelta al mundo, o las numerosas portadas contra el “feminismo radical y excluyente”. Claro que, tras casi una década de mal periodismo, a casi nadie sorprenden ya sus maniobras. Quizá, como decía el propio Rubido en su artículo de este mismo jueves, “hemos perdido la capacidad de escandalizarnos”.
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