EN NAVARRA, PODEMOS.....O NO PODEMOS

No podía creerlo: Podemos no formará parte del Gobierno de Navarra. Con mis 65 años, ilusiones e ímpetu intactos, pienso que cuando alguien decide libremente presentarse a unas elecciones, lo hace con un proyecto en el que cree y con el que trata de contagiar a la sociedad.

En caso de no ganar, se desea poder demostrar que sus palabras no eran estudiados brindis al sol.

Podemos no lo entiende así. O sea, faroles de mus sin cartas.

Desde el profundo respeto al votante, desde el concepto del trabajo honesto en la gestión pública, plasmado en muchos años en el Ayuntamiento de Carcastillo, y desde el derecho a manifestar mi opinión como propietario de uno de los casi 200 votos esperanzados que Podemos obtuvo en Carcastillo, no quiero conformarme con el cómodo y a veces cómplice silencio.

Desconozco si tal decisión la han acordado las bases, si es una oculta y misteriosa estrategia personal de la dirección navarra, o si responde a estudiadas directrices del partido, más preocupados por sus intereses estatales que por los de los navarros/as y que, en Navarra, complacientemente, han aceptado.

Estas dos últimas posibilidades responden al estilo utilizado por la tan criticada casta.

Pero yo no voté para eso.

Con su aparente candidez política, las razones dadas para no mojarse por la aventajada secretaria general, Laura Pérez Ruano, son las excusas que daría cualquier otro experimentado partido que, desde el cómodo y remunerado sillón conseguido gracias a la ilusión de los votantes, se preocupan y malgastan el tiempo y el dinero en lo que se atreven a llamar, sin sonrojarse, crítica constructiva.

El Movimiento 15-M (2011) fue un acontecimiento social con demandas concretas que yo nunca imaginé que llegaría a producirse o que yo lo vería.

Podemos, las personas que lo representan, se han apropiado de esas ilusiones y, por tanto, tienen muchas obligaciones si ha sido un partido creado desde la honestidad y no para, conocidas las demandas sociales, aprovecharse personalmente de ellas.

Sería un fraude mayor que el de los corrompidos partidos políticos.

Yo les voté ilusionado, creyendo en su palabra, en que su programa era verdad, en que estaban preparados para gobernar y que no se iban a conformar, tras elegir maquillaje, sonrisa y vestuario, con buscar titulares de prensa criticando a los otros.

Las críticas ya las oímos todos los días en los bares o en la calle, pero para eso no les he votado.

Pero ya no importa, no pasa nada. Conseguido su personal objetivo, tienen cuatro años garantizados en el cómodo sillón para, de cuando en cuando, escenificar una inexistente preocupación social.

¡Que pasen buen verano sus señorías! Siéntanse importantes, alardeen del cargo entre los amigos de la playa y, en lugar de dedicar tiempo a planificar tareas, piensen en los titulares de prensa para septiembre.

Bastante se suda y se calienta la cabeza con el sol.

Parece que habrá que esperar otros cuatro años con otro partido más de la casta.

Creo que el problema de fondo es muy grave, porque ¿Podemos o no Podemos?

Constantino Alfaro, exalcalde de Carcastillo, en Diario de Noticias