domingo, 30 de enero de 2011

LOS ECONOMISTAS DE FEDEA Y LA CORRUPCIÓN

Mi amigo Jorge Caplan es profesor universitario. En una lista de correo electrónico que compartimos otra persona envía estupefacta el último artículo de economistas liberales que piden más madera al gobierno, más recortes sociales desconfiantes de que un hipotético pacto social impidiese toda la saña que los liberales sean capaces de imaginar. “Yo conozco a algunos de estos economistas”, nos dice mi amigo Caplan. “Os cuento un par de datos, por si os parecen de interés. A todos ellos (muchos de los cuales, por cierto, andan en la órbita del PSOE) la fundación FEDEA les ha hecho un contrato de investigación y les ha sacado lo que llaman “cátedras” (es decir, suculentos sobresueldos). En virtud de ese contrato, les pagan una pasta para que publiquen artículos y demás en la prensa. Si os fijáis,cada semana hay algún artículo de ellos. Es un instrumento acojonante para generar hegemonía. Echad un vistazo a su página web (www.fedea.es) y fiajos en quién les financia.”

FEDEA se hizo conocer a través de un manifiesto de cien economistas (en realidad noventa y seis) que pedían una reforma laboral que abaratase el despido. Y se hizo. Después pidieron una reforma de las pensiones que recortase su cuantía. Y en ello está el gobierno. Y lo que vayan pidiendo, se hará. Efectivamente los cuatro firmantes del artículo de El País son no ya firmantes de aquel manifiesto contra los derechos laborales sino sus promotores.

De acuerdo con el consejo de Jorge Caplan, veamos quién financia a FEDEA: Abengoa, Abertis, Banesto, BBVA, Banco Sabadell, Banco de España, La Caixa, Banco Popular, Iberdrola, Bolsa de Madrid, Fundación Ramón Areces (El Corte Inglés, vaya), Cajamadrid, Grupo Santander, Repsol, Corporación Financiera Alba y McKinsey&Company son sus patrocinadores. Así, Repsol,la empresa energética Abengoa (del IBEX 35) e Iberdrola, por ejemplo, son patrocinadores pero, por supuesto y en aras de la integridad intelectual y moral, no intentarán influir en los estudios sobre cambio climático y modelo energético. Por supuesto, la nutrida financiación bancaria de Fedea no tiene nada que ver con que los economistas hagan propuestas encaminadas a debilitar las pensiones públicas y por tanto a fortalecer los planes de pensiones privados. Y así todo. Y a las tesis de éstos se entregan PP, PSOE, CiU, PNV…

Supongamos que un grupo de biólogos sacara un manifiesto que pusiera en duda la teoría de la evolución. La ciencia está sometida a continua revisión así que no se puede descartar que en el futuro encontremos evidencias aún más sólidas que el alud de evidencias en las que se basa el evolucionismo. Pero imaginemos que nos enteramos de que tal manifiesto está financiado por el Vaticano, la familia real saudí, el gobierno iraní,… Nadie empeñaría ni diez minutos en contrastar las tesis de estos biólogos y lo único que haríamos sería denunciar que un estudio sobre la evolución no puede estar financiado por las organizaciones cuya supervivencia depende de que las conclusiones sean unas muy concretas. A partir de ahí el nombre de los firmantes del manifiesto pasarían a una lista del bochorno científico y de la corrupción intelectual mientras el rigor seguiría caminando autónomo y libre de presiones interesadas. Sus publicaciones ya no serían reproducidas ni tomadas en cuenta por ningún medio de comunicación salvo en programas de friquis alternando con el padre Acebes y Carlos Jesús.

Sin embargo con los economistas esto no sucede. La financiación de Fedea es pública (salvo que haya patrocinadores ocultos aún más vergonzantes) y ha sido denunciada reiteradamente. Pero siempre que hay una tertulia sobre economía, un análisis económico,… en medios de comunicación públicos y, obviamente privados (los anunciantes y propietarios de los medios de comunicación coinciden bastante con los patrocinadores de los economistas de Fedea) los intervinientes forman parte de este grupo y sólo muy marginalmente se escuchan voces como las de Vicenç Navarro, Juan Torres o las de la pléyade del pensamiento económico que denuncian las falacias neoliberales a través, por ejemplo, de Attac.

No sólo no han sido ridiculizados y desprestigiados por poner su conocimiento al servicio de intereses muy parciales, sino que tales intereses tienen la misma hegemonía que el fanatismo religioso en época de la Inquisición. Los herejes ya no son quemados, sólo silenciados. Eso es mejor para los herejes, no cabe duda, pero para frenar la expansión de la herejía, que es lo que deseamos los herejes, es aún más eficaz.

¿Qué diferencia hay entre un concejal que recibe dinero de un constructor y le da una concesión y un economista que recibe dinero de una empresa y le da su firma? ¿Por qué llamamos corrupto al primero y no decimos con todas las consecuencias que son unos corruptos también los que responden al segundo perfil?

Yo, por mi lado, sólo puedo copiar y pegar los nombres de esos noventa y seis economistas que en cualquier otra disciplina estarían apartados y señalados con oprobio por su nula independencia. Al menos durante un par de días la búsqueda de su nombre en Google será un poco humillante (los pongo en negrita y en cursiva porque dicen que eso mejora la posición en el buscador):

Alberto Abadie (Harvard University), Francisco Alcalá (Universidad de Murcia), Catalina Amuedo-Dorantes (San Diego State University), César Alonso-Borrego (Universidad Carlos III), Javier Andrés (Universidad de Valencia), Joaquín Aurioles (Universidad de Málaga), Benito Arruñada (Universitat Pompeu Fabra), Manuel F. Bagües (Universidad Carlos III), Salvador Barberá (Universidad Autónoma de Barcelona), Samuel Bentolila (CEMFI), José Emilio Bosca (Universidad de Valencia), Michele Boldrin (Washington University in Saint Louis), Jordi Caballé (Universitat Autònoma de Barcelona), Antonio Cabrales (Universidad Carlos III), Francisco Cabrillo (Universidad Complutense), Ramón Caminal (Instituto de Análisis Económico (CSIC)), José Manuel Campa (IESE Business School), Raquel Carrasco (Universidad Carlos III), Albert Carreras (Universitat Pompeu Fabra), Miguel Casares (Universidad Pública de Navarra), Marco Celentani (Universidad Carlos III), Juan Carlos Conesa (Universitat Autònoma de Barcelona), Xavier Cuadras-Morató (Universitat Pompeu Fabra), Alejandro Cuñat (London School of Economics), Angel de la Fuente (Instituto de Análisis Económico (CSIC)), Sara de la Rica (Universidad del País Vasco), Antonia Díaz , (Universidad Carlos III), Javier Díaz-Giménez (IESE Business School), Juan José Dolado (Universidad Carlos III), Rafael Domenech (Servicio de Estudios del BBVA & Universidad de Valencia), Javier Escribá (Universidad de Valencia), Alvaro Escribano (Universidad Carlos III), Natalia Fabra (Universidad Carlos III), Florentino Felgueroso (Universidad de Oviedo), Gonzalo Fernández de Córdoba (Universidad de Salamanca), Jesús Fernández-Villaverde (University of Pennsylvania), José Luis Ferreira (Universidad Carlos III), Javier Ferri (Universidad de Valencia), Vincenzo Galasso (Bocconi University), José Ignacio García (Universidad Pablo de Olavide), Javier Gardeazabal (Universidad del País Vasco),Luis Garicano (London School of Economics), Nuno Garoupa (University of Illinois & IMDEA), Libertad González (Universitat Pompeu Fabra), Jesús Gonzalo (Universidad Carlos III), Maia Güell (University of Pennsylvania), Mauro Guillén (University of Edimburgh & UPF), José Antonio Herce (Universidad Complutense de Madrid), Angel Hernando-Veciana (Universidad Carlos III), Carmen Herrero (Universidad de Alicante), Marcel Jansen (Universidad Carlos III), Sergi JiménezTimothy J. Kehoe (Universitat Pompeu Fabra), (University of Minnesota), Gerard Llobet (CEMFI), Enrique López-Bazo (Universidad de Barcelona), Ana Lozano (Universidad de Málaga), Francisco Marhuenda (Universidad Carlos III), Ramón María-Dolores (Universidad de Murcia), Maite Martínez-Granado (Universidad del País Vasco) Andreu Mas-Colell, (Universitat Pompeu Fabra & Barcelona GSE), Julian Messina (Universitat de Girona), Eugenio J. Miravete (University of Texas at Austin), Ricardo Mora (Universidad Carlos III) Bernardo Moreno (Universidad de Málaga), Diego Moreno (Universidad Carlos III), Juan D. Moreno Ternero (Universidad de Málaga), Antonio Montañés (Universidad de Zaragoza), Francesc Ortega (Universitat Pompeu Fabra), Javier Ortega (City University London, Université de Toulouse), Ignacio Palacio Huerta (Brown University), José M. Pastor (Universidad de Valencia), Francisco Pérez (Universidad de Valencia), David Pérez-Castrillo (Universitat Autònoma de Barcelona), Barbara Petrongolo (London School of Economics), José Luis Pinto (Universidad Pablo de Olavide), Matilde Pinto Machado (Universidad Carlos III), Nicolas Porteiro (Universidad Pablo de Olavide), Luis Puch (Universidad Complutense), Diego Puga (IMDEA), Xavi Ramos (Universitat Autònoma de Barcelona), Rafael Repullo (CEMFI), José Victor Rios-Rull (University of Minnesota), José V. Rodríguez Mora (University of Edimburgh & UPF), Nuria Rodríguez-Planas (Universitat Autònoma de Barcelona), Santiago J. Rubio (Universidad de Valencia), Juan Rubio-Ramírez (Duke University), Javier Ruiz-Castillo (Universidad de Cantabria), Virginia Sánchez (Universidad Carlos III), Tano Santos (Columbia University), Julio Segura (Comisión Nacional del Mercado de Valores), Roberto Serrano (Brown University & IMDEA), Luis Servén (Banco Mundial), Simón Sosvilla (Universidad Complutense de Madrid), Cecilio Tamarit (Universidad de Valencia), Arantza Ugidos (Universidad del País Vasco), Jesús Vázquez (Universidad del País Vasco), Pablo Vázquez (Universidad Complutense de Madrid), Luis Viceira (Harvard University), Antonio Villar (Universidad Pablo de Olavide) y Xavier Vives. Que son unos corruptos, digo.

Altersocialismo

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