viernes, 25 de junio de 2010

LA LAGUNA DE LA SARDA


El término de Tafalla no se caracteriza por la abundancia de ecosistemas fluviales. Dispone de un río, bravo a veces, las más lánguido y perezoso pero que desde su humildad es capaz de alimentar una intrincada y eficaz red de acequias de la que se nutre una fértil vega. Barrancos y fuentes también cumplen su misión para agonizar, salvo contadas excepciones, en los meses de estiaje. Lagunas y balsas, unas naturales, otras creadas por el ser humano, completan este de por sí escaso paisaje fluvial. La laguna que ilustra este reportaje aspira a volver a formar parte de este patrimonio y pasar a engrosar el listado de enclaves naturales merecedores de una protección.

La laguna está situada entre los términos de La Sarda y Candaraiz, en la muga de Larraga, junto a la cañada que une Tauste con los prados de Urbasa-Andia. Es una laguna endorreica, como su vecina la del Juncal, que se forma con el agua de lluvia. Situada en una parcela del comunal, la laguna se encuentra rodeada de campos de cultivo de cereal y de pinares. Este enclave existía desde siempre, pero hace 40-50 años el Ayuntamiento de Tafalla decidió drenarla para convertirla en tierra de labor, un error similar al que se cometió en la laguna de Pitillas, para comprobar al poco tiempo que aquellas tierras desecadas no servían para la agricultura. En el caso que nos ocupa, para reconvertirla en tierras de labor, se instaló un sistema de drenajes por medio de ambullones que dirigían el agua que se acumulaba hacia una salida artificial. La laguna de Tafalla, al contrario que la de Pitillas, sí se mantuvo como tierra de labor hasta el año pasado, cuando se decidió retirar ese lote de los que se adjudican a los agricultores para su cultivo. En los últimos años, al haber habido unas primaveras más lluviosas, se ha recuperado de manera natural, inundando la parcela y dejando más en evidencia, si cabe, el carácter de zona lacustre.

Una vez que se ha retirado esta parcela de los lotes de tierras de cultivo, el Ayuntamiento está estudiando la posibilidad de eliminar el sistema de drenaje y cerrar la salida artificial que creara hace medio siglo. De esta manera la laguna se inundaría cuando vengan las lluvias y en función de la pluviosidad habrá años que se llene, como estos últimos, y otros que no. Las obras, caso de acometerse, deberán realizarse en verano que es la época en que la laguna se seca. Se está estudiando asimismo la conveniencia de darle más profundidad o de recrecer con un terraplén su perímetro en las zonas más bajas para mantener el agua. También se está contemplando la conveniencia de hacer alguna repoblación asociada. La extensión de este nuevo espacio varía notablemente dependiendo de las lluvias pero, a la vista de las imágenes de este año, es fácil preveer que la superficie de agua podría ocupar 4 o 5 hectáreas. Por último, cabe destacar que estos años que se ha llenado de forma natural, se ha observado que atrae a numerosas aves acuáticas como patos, cigüeñuelas, polla de agua, cercetas, etc, y que incluso se ha empezado a desarrollar algo de vegetación acuática. Si finalmente las obras se realizan, esperemos que el próximo 2 de febrero, Día Internacional de los Humedales, la laguna de La Sarda celebre con sus hermanas mayores de la Merindad, las lagunas de Pitillas y del Juncal, este día llena de agua y de vida.
A.Berrio (en La Voz de la Merindad)

No hay comentarios: