lunes, 21 de junio de 2010

ANTE LA ÚLTIMA REUNIÓN DEL CONSEJO NAVARRO DEL EUSKERA

No puedo dejar de mostrar mi indignación y decepción ante un nuevo desprecio a la lengua, con el agravante de autoritarismo, en la última reunión del Consejo Navarro del Euskera. En esta legislatura la lista de agravios de la Administración foral se hace interminable, y no sólo ha sido por la severa reducción presupuestaria. ¿Algún navarro que ame de verdad el euskera espera todavía algo de este Gobierno y de ese Instituto del Vascuence (no merece el otro nombre) que no ha hecho nada importante a favor de la lengua y sus hablantes? ¿Dónde han quedado los planes iniciales y las buenas palabras e intenciones que algunos ingenuamente creímos? Creo que ya es hora de que el plante total a esta política lingüística, por llamarla de alguna manera, se extienda lo más posible, y por eso invito a la mayoría de los miembros del Consejo a que dimitan porque, además, ya no se van a juntar otra vez en esta legislatura. Y del señor Azanza, director del Instituto, quería decir que ya advertí hace dos años de su incapacidad y nula voluntad a favor del euskera, y desgraciadamente el tiempo me ha dado la razón. Sería mejor que volviera a la empresa de donde salió, que lo de jefe de personal lo hace muy bien (como lo están comprobando día a día quienes trabajan cerca de él).

Mientras, sólo nos queda a los y las euskaldunes y euskaltzales navarros/as seguir trabajando para que de una vez se alcance un acuerdo necesariamente prepolítico o por encima de intereses partidarios que avance hacia una normalidad lingüística con una de las lenguas propias de Navarra. Los informes internacionales al respecto y la opinión de expertos son claros: vivimos en una situación anómala y atípica en el contexto europeo y también español; hacen faltan cambios profundos y voluntad de una verdadera política lingüística, es decir, favorecedora de la lengua minoritaria aunque sin imposiciones, teniendo siempre en cuenta la realidad plural y diversa de Navarra. Y, por favor, que nadie se inquiete por el castellano, pues goza de muy buena salud hablante y no está para nada amenazado ni en los institutos del modelo D (y de esto sé algo), ante lo cual yo al menos me alegro sinceramente porque es mi lengua materna y la compartimos con muchos pueblos del mundo.

Mikel Aramburu Zudaire (en Diario de Noticias)

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