domingo, 9 de mayo de 2010

CIUDADANÍA GRIEGA SOMOS TODOS Y TODAS

La ciudadanía y los mercados financieros especulativos libramos una pugna que definirá quién mandará en el sistema económico, social y político que emergerá tras la crisis. Si en esta pugna los gobiernos democráticos no se ponen del lado de su ciudadanía supeditando y regulando el mercado financiero los ciudadanos les daremos la espalda, como ya ha ocurrido en Islandia, Letonia y Grecia. La desafección de la ciudadanía con sus gobernantes y sus políticos en la oposición se manifiesta en todos los sondeos de opinión en la totalidad de los países de la zona euro.

La actual situación de Grecia pone de manifiesto la inutilidad de la Europa neoliberal para defender a su ciudadanía de los efectos letales de la crisis del capitalismo financiero agudizado ahora con los ataques especulativos contra el euro.

La visión que se está transmitiendo en relación con los ataques al euro es que esta crisis está causada por el comportamiento irresponsable del gobierno griego, que ha gastado en exceso en su estado de bienestar, creando un déficit y una deuda pública que no son sostenibles y que han generado dudas sobre si el gobierno podrá pagar sus deudas. Esta misma lección se aplica a otros Estados como Portugal y España a los que se acusa de excesivo gasto público. De esta lectura se deriva que la solución es que los griegos, españoles, portugueses, italianos e irlandeses se aprieten el cinturón recortando su gasto público y reduciendo sus exuberantes beneficios sociales y laborales, tal como manda el Banco Central Europeo y sus acólitos Bancos Centrales nacionales, todos sujetos al Pacto de Estabilidad.

Se ataca al euro por el lado de los países periféricos, sus puntos débiles. No se ataca a Japón ni a Gran Bretaña que actualmente presentan un déficit fiscal mayor. El déficit de la economía griega se eleva al 13% del PIB, el de Gran Bretaña al 11,5% y el de España al 11,2%. Y la deuda de Grecia se eleva 113%, aunque no mucho más elevada que la deuda que se proyecta para el 2011 para el promedio de los países de la OCDE y mucho menor que la deuda de Japón del 192% del PIB. Lo que ha ocurrido en Grecia, y en la mayoría de países de la OCDE, es que la disminución de los ingresos del estado, consecuencia del descenso muy marcado de la actividad económica y la bajada o eliminación de la tributación directa a rentas y patrimonio, ha causado el crecimiento del déficit. Lo que no nos dicen es que el problema del déficit se basa más en la redistribución tributaria a favor de las clases altas, bajando los ingresos de los Estados, que en la subida del gasto. Lo que no se nos dice es que estamos ante una verdadera batalla por el Poder. La inestabilidad del sistema financiero internacional que actualmente vivimos anula todas las políticas de reequilibrio fiscal de los Estados. Los ataques “especulativos” contra el euro se repetirán periódicamente hasta la próxima cita del G 20 en Canadá.

Europa y el FMI no rescatan a la ciudadanía griega ni a Grecia. Rescatan a la banca alemana, francesa, austriaca y a otras en menor medida, que son poseedoras de la deuda en bonos del Estado griego sin querer modificar ninguna de las causas estructurales que nos han abocado a esta situación. De ahí las draconianas condiciones impuestas. El Gobierno de Ángela Merkel quiere rescatar a sus bancos y garantizar que el dinero llegue de vuelta a ellos aunque pase por Grecia. El gobierno conservador anterior de Grecia mintió a su ciudadanía y al resto de Europa y del mundo con la complicidad de grandes banqueros extranjeros como Goldman Sachs sin aumentar los impuestos de la gente más pudiente y así corregir el déficit del Estado y el excesivo fraude fiscal. El 95% del dinero que hoy son deudas griegas fue a bancos europeos, en especial los alemanes, franceses y austriacos que poseen más del 70%. Estos bancos compraron los bonos griegos en masa y a precios muy reducidos. Estos bonos los tienen asegurados en lo que se llama Credit Defaults Swaps (CDS) El aseguramiento de los bonos no se basa en su precio real, sino en un precio ficticio, resultado de la especulación. De ahí las campañas de los bancos y de los hedge funds (fondos de inversión de carácter especulativo) a fin de inflar el precio de los bonos que generan un interés exorbitante de un 7% por año.

Pero este crecimiento exuberante de los intereses de los bonos lo tiene que pagar la ciudadanía griega para cumplir con el Pacto de Estabilidad vigente en la Europa neoliberal. Lo que se le dice al ciudadano griego y europeo es que tenemos que ser más austeros, vivir con menos transferencias y servicios públicos y reducir los beneficios sociales y laborales. Todo ello para que se pueda pagar a los bancos privados sus escandalosamente altos beneficios basados en mera especulación. Los grandes bancos privados, además, son los mayores clientes de las agencias de calificación crediticia que catalogan los bonos de los estados, según la voluntad de los gobiernos de seguir las instrucciones de estos grandes bancos privados, que se llaman así mismos “mercados financieros”.

Esta política de descenso del gasto público es suicida, pues acentúa más la recesión y dificulta la recuperación en todos los países de la eurozona y no sólo en los países mediterráneos e Irlanda, sino también en los países centrales, incluida Alemania. La austeridad de gasto público, junto con la falta de crecimiento de los salarios, hace que la escasa demanda interna esté imposibilitando el estímulo económico necesario para salir de la crisis. De ahí que se intente basar la recuperación económica en el crecimiento de las exportaciones. Las políticas de austeridad, bajada de gasto público y de salarios esta paralizando la actividad económica y el comercio. En Irlanda y Letonia, donde más se han aplicado las recetas de austeridad, el PIB ha caído el 8% y casi el 20% en 2009, originando una profunda recesión en ambos países. Un tanto igual ocurrirá en Grecia, y en Portugal y España si las políticas de austeridad no cambian.

En este enfrentamiento entre la ciudadanía y los especuladores financieros estos han ganado la batalla en 1992 y 1993 en Europa; en 1997 y 1998 en la mayoría del sudeste asiático, pero no en China, que controla políticamente su política monetaria y a su Banco Central, ni a quién impuso controles al movimiento de capitales. Vencieron en Argentina, Rusia y Méjico; pero fueron vencido por Lula en Brasil que impuso una tasa del 1,5% a la especulación financiera con su deuda soberana, y por Correa en Ecuador, que se negó a reconocer la deuda sin una auditoría previa, y no se atreven con Bolivia. Como demuestran todos los países que han combatido con éxito la actual crisis, son los bancos públicos, la regulación y control político de su sistema financiero e, incluso, un impuesto a la especulación financiera como el vigente en Brasil del 2% lo que explica su escasa incidencia y rápida recuperación.

El Poder soberano de emisión de monedas corresponde en exclusiva a los Estados que en la eurozona se ha delegado, sin ningún tipo de control político, al Banco Central Europeo, a la vez que se le prohíbe dar préstamos a los Gobiernos directamente. La aberración de esta medida está en la raíz de los problemas actuales. Y la consecuencia más directa es la debilidad de los Estados y la fortaleza de los bancos privados.
(Extracto del comunidado de ATTAC España sobre Grecia)

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