domingo, 26 de julio de 2009

TRES AÑOS DESPUÉS DE LA TRAGEDIA DEL METRO DE VALENCIA, OCULTAMIENTO, DEJACIÓN Y OLVIDO

El 3 de julio de 2006 43 personas murieron en un accidente de metro en la estación de Jesús de la línea de Valencia, que también dejó 47 heridos. Fue el siniestro de este tipo más grave en la historia de España.

A pesar de la magnitud de la tragedia, y extrañamente (o no), los medios de comunicación dieron una cobertura superficial del suceso, enfatizando siempre la hipótesis del "error humano". Pero no fue así: el accidente habría podido evitarse perfectamente de haberse programado como se debía las balizas instaladas en la zona donde el tren descarriló a más de 80 kilómetros por hora, o bien con las mejoras en los sistemas de seguridad, según dijeron los informes periciales. "En la investigación judicial, pese a no abrir causa penal, sí se demostró que la Línea 1 no tenía las medidas de seguridad. Y que las balizas, muy antiguas, con las que contaba la Línea 1, hubieran evitado el accidente de haberse programado bien", declaró Beatriz Garrote, nueva presidenta de la Asociación de Víctimas del Metro 3 de Julio, en una entrevista donde se sorprende de la falta de consecuencias electorales del accidente: "Les permitimos que ofrezcan servicios públicos como la enseñanza o la sanidad con muy poca calidad, y tragamos". Una frase para enmarcar y, sobre todo, para no dejar que se repita.

Pero en una Comunidad Autónoma sometida al régimen casi dictatorial del PP, el transporte público no ha sido, es ni será una prioridad, mientras quede algo de costa que destruir con ciudades de vacaciones dotadas de campos de golf (y luego los gobernantes piden trasvases de agua para la agricultura), alguna comisión que cobrar y algún cura al que besar el culo: porque además por aquella época se estaba preparando el Encuentro Mundial de la Familia (léase familia tradicional, porque las demás no son familias, en la que papá lleva el dinero a casa y mamá aguanta las hostias, y no precisamente las eucarísticas) con la presencia de Ratzinger (me acuerdo con simpatía de la campaña Jo No T'Espere, en la que asociaciones sociales, en defensa de los derechos de gays y lesbianas, y de cristianos de base realizaron diversos actos de oposición de esta absurda celebración), un evento dotado de un presupuesto tal que hubiera permitido sufragar veinte líneas de metro nuevas, por lo menos. Aunque mejor dejarlo todo en manos de Dios que en las de las balizas.

Después se celebró una comisión de investigación en las Corts valencianas, que duró la friolera de cuatro días y en la que se pidieron tres actuaciones: "Que el Consell agilice el Plan de Actuación de la Línea 1, previsto para 2010" que incluía "la implantación del sistema de frenado ATP"; "que el Consell elabore un proyecto de ley aplicable sobre las líneas de ferrocarriles competencia de la Generalitat"; y "que el Consell cree por ley una agencia de seguridad de todos los modos del transporte con funciones de vigilancia y control de los sistemas de seguridad". Pero han transcurrido tres años y ni se ha instalado el ATP (Automatic Train Protection) ni el ATO (Automatic Train Operation), un sistema más avanzado que incluso permitiría los viajes sin conductor, a pesar de que ya se ha licitado y adjudicado; tampoco se ha aprobado la Ley del Sector Ferroviario y desde luego a nadie se le ha ocurrido lo de crear una agencia de seguridad del transporte. Por si fuera poco, hay 52 millones de subvenciones a Ferrocarriles de la Generalitat Valenciana (FGV) comprometidos por la Generalitat que están bloqueados, al igual que los 34 millones cedidos por el Estado para disminuir la morosidad de la entidad.

Y si faltaba algo en toda esta ensalada de irresponsabilidades políticas, la peligrosa "curva de la muerte" que causó el descarrilamiento no se ha cerrado todavía, a pesar de las promesas del Consell; esta actuación se realizaría en el marco de las obras de prolongación de la Línea 1 para dar servicio al nuevo hospital de La Fe (que se abrirá con dos años de retraso y sin metro), pero, según fuentes de la Conselleria de Infraestructuras, aunque el anteproyecto está redactado y las obras debían haber finalizado en 2008 "ahora deben coordinarse con las obras del AVE", que todos sabemos ya que no será precisamente a los ciudadanos y ciudanas de a pie que van cada día al trabajo a quienes van a beneficiar. Los tribunales, para contribuir al silenciamiento de la tragedia, cerraban la vía de las responsabilidades penales. "Lo único que se investigó en el proceso judicial fue si la velocidad fue la causa del accidente, por sí sola. La juez no quiso investigar la ausencia de medidas de seguridad", recalca Beatriz.

Y no acaba ahí la cosa; la asociación de víctimas y familiares se siente ninguneada y abandonada por el Consell, al que además acusan de no haber asumido ninguna responsabilidad, y con razón: "Cada mes seguimos entregando en el registro de entrada de Presidencia de la Generalitat los manifiestos que leemos en las concentraciones, y no hay respuesta de ningún tipo, ni personal ni a nivel de asociación. Lo que tampoco tiene sentido es reunirse para que nos reconforte o nos apoye en nuestro dolor, sino para darnos respuestas. Que nos diga por qué no tenía sistemas de seguridad la Línea 1 y quién es responsable. Los momentos de acompañar nuestro dolor ya pasaron", continúa la presidenta de la asociación. La Iglesia católica (esa cuya sibilina estrategia se basa en evitar baños de sangre justificando golpes de Estado no menos sangrientos) no parece haberse mostrado muy católica con las víctimas. "El anterior arzobispo se negó a venir a los actos que organizamos con motivo del primer y del segundo aniversario del accidente, lo cual, sobre todo a los miembros de la asociación más católicos, les dolió muchísimo. Este tercer año hemos invitado al nuevo arzobispo, es cierto que muy tarde, y se ha excusado explicando que tenía compromisos anteriores", continúa esta familiar de víctimas; pese a todo, los familiares y los heridos no han dejado de acudir a la plaza de la Mare de Déu de Valencia el día 3 de cada mes a pedir respuestas.

Y mientras tanto Camps se prueba trajes, y nosotros comentamos lo bien que le quedan. Alguien debe pagar por todo esto, y no estoy hablando de la moda que viste el corrupto presidente de la Generalitat valenciana.
milugarenelotromundoposible.blogspot

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