domingo, 19 de julio de 2009

ESPAÑA REPRESENTADA EN LA UNIÓN EUROPEA POR UNA CORRIDA DE TOROS

Lo he visto varias veces porque era incapaz de creérmelo. Me refiero al vídeo que sirve para presentar las Consultas Europeas a la Ciudadanía y cuya intención es involucrar a los ciudadanos de los 27 Estados miembros de la Unión Europea para que participen en un debate acerca del futuro de la misma.

En él aparecen diversas imágenes de fondo que se corresponden con los países integrantes y sobre cada una de ellas, pueden leerse ámbitos de los que se ocupa este Parlamento: economía, empleo, política social, consumo, etc. Todas las fotografías tienen como motivo paisajes, aspectos tecnológicos u obras arquitectónicas y artísticas, todas menos una, la de España.

Entre ríos, montañas, esculturas, palacios, puentes y ferrocarriles noruegos, austríacos, ingleses o alemanes, de pronto nos encontramos con algo cuya procedencia hispánica nadie puede dudar y que parece una broma macabra: la imagen de un torero en plena faena de tortura a un desdichado toro. Ni que decir tiene que esa es la única muestra visual de la realidad española en el vídeo y por si fuera poco, la leyenda que figura sobre esa infausta instantánea es la siguiente: “Educación”.

Soy consciente de cómo ha quedado el color político en Europa tras las últimas elecciones y también de los desesperados esfuerzos de algunos parlamentarios, intentando continuamente hacer creer a los europeos que en España las corridas de toros son apoyadas por la mayoría de los ciudadanos y que constituyen una seña de identidad cultural en nuestro País, cuando aquí todos sabemos que un 80% de la Población las rechaza y que si de la algo son indicativo, es de la crueldad y de la ambición de unos pocos sádicos convertidos en baluarte de la brutalidad, sin que en modo alguno simbolicen el sentir popular.

Pero de ese afán por trasladar una imagen mendaz de España y de justificar su sueldo por medio de bufonadas siniestras, a tener la desfachatez de escoger el martirio de un animal a manos del hombre para representarnos en la U.E., despreciando a un tiempo todo el arte o cultura que jalona nuestra tierra - hablo del real, no de salvajadas sangrientas que jamás podrán defenderse por más títulos institucionales con que las adornen – hay una diferencia fundamental: ya no están tratando de convencer, sino que están dando a entender que efectivamente la tauromaquia encarna a España. Simplemente, están mintiendo.

Y encima eligen el término “Educación” para acompañar esa estampa repugnante. Es algo así como al concepto de “Justicia” ponerle de fondo la fotografía de una lapidación, o a la de un centenar de afectados por enfermedades infecciosas agonizando en el suelo de algún chamizo en una aldea africana aplicarle el de “Sanidad”. Si esa es la idea de “Educación” que tienen los políticos españoles que han aprobado tal aportación al vídeo europeo, les digo sin el menor reparo que yo escribiría sobre una imagen en la que figurasen todos ellos la palabra que a mi modo de ver mejor los describe: “Miserables”.

Permitimos que cada dos por tres organicen en Bruselas mascaradas taurinas, admitimos que a todos los contribuyentes, taurófilos o no, se les detraiga una cantidad de la declaración de la renta para destinarla a la tauromaquia, consentimos que cientos de millones de euros se empleen como flotador económico para una actividad ruinosa, toleramos que los niños vean la tortura de animales como algo cotidiano y correcto, aceptamos el sufrimiento de seres vivos como tradición digna de ser conservada y protegida... Tragamos como marionetas pusilánimes con semejantes aberraciones y ahora, parece que también tenemos que hacerlo con el hecho de que se nos muestre a TODOS los españoles ante Europa como aficionados a las corridas de toros y por lo tanto, como unos cafres despiadados.

Pensaba que en cuestiones de mezquindad moral ya había visto todo en los taurinos pero no, me faltaba esto. Hay que reconocer que su osadía es tan inmensa como su falta de sensibilidad y su ausencia de compasión. Ahora habrá que esperar para comprobar cuál es la reacción de los españoles que no se sienten identificados con la agonía de un toro atravesado por el acero. Quizás su achicamiento y cobardía así como su falta de respuesta ante semejante canallada, me asombren todavía más que la vileza de los primeros. O tal vez no, porque en esta ocasión, estamos siendo utilizados de un modo tan interesado y sobre todo, tan sucio y ruin, que no cabe el silencio. No es posible que semejante desprecio a tantos ciudadanos no obtenga una respuesta inmediata y contundente. No al menos en aquellos a los que les revuelve las entrañas que un animal sea legalmente torturado y que en España se dediquen a tan cruento menester miles de millones de euros de dinero público.
Julio Ortega Fraile
http://www.pacma.es/ http://www.findelmaltratoanimal.blogspot.com/






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