Apoca gente, en el Parlamento de Navarra, le sorprendió que, en medio de la peor crisis interna de UPN en los últimos años, su portavoz en esta área, el señor Iriarte, registrara una moción sobre la política lingüística del Gobierno de Navarra. El triste comodín que utilizan desde hace años para desviar la atención pública ante temas incómodos para generar ruido, para "unir a la tropa" y, de paso, apretar las tuercas a un PSN visiblemente incómodo en este tema cada vez que –y esto es muy grave– UPN utiliza partidistamente nuestra lengua propia para tapar sus vergüenzas.
Moción que poco importa, se basa en la eterna premisa falsa de la "imposición del euskera". Miente UPN, pues nadie pretende imponer su conocimiento o uso; como de costumbre acusan sin aportar una sola prueba, un solo caso donde eso haya sucedido. Miente UPN, que convierte una propuesta recogida en el II Plan Estratégico del Euskera, que habla de "estudiar la posibilidad de que todas las niñas y niños en edad escolar de Navarra tengan un conocimiento mínimo de euskera y trabajar en dicho análisis con los agentes sociales" en "exigir un conocimiento mínimo del euskera a toda la población escolar", como refleja literalmente la moción que se votó en el Pleno del Parlamento. Miente UPN, que interpreta la Ley del Euskera a su conveniencia, retorciéndola hasta hacerle decir lo que no figura en ella, y pretendiendo que la oferta de los modelos lingüísticos en el sistema educativo se rija por la "realidad sociolingüística" de cada zona. Es decir, que allí donde el conocimiento del euskera entre la población general sea escaso, porcentualmente hablando, no haya posibilidad de estudiar en el modelo D (euskera como lengua de inmersión) y se dificulte la enseñanza del modelo A (euskera como asignatura). Exactamente lo que sucedía en la Zona No Vascófona mientras gobernaba UPN. Y yo que creía que la lengua en la que estudian nuestros txikis debe depender de la voluntad de sus padres y madres...
Es ciertamente contradictorio que la derecha, que pretende convertirse en adalid de la "libertad" (entendida a su manera particular) siga empeñada en imponer la prohibición de estudiar en euskera a cientos de familias navarras. Como hacían hasta la llegada del gobierno de Uxue Barkos, bajo la excusa de una supuesta falta de demanda por parte de los padres y madres de los municipios adscritos a la Zona No Vascófona. La realidad, de nuevo, les ha desmentido, y unas políticas públicas más proactivas y cercanas han permitido que –desde la legislatura anterior– casi trescientas familias de localidades como Caparroso, Lodosa, Tafalla, Allo, Ancín, Olite, Barásoain, Noáin, Peralta, Sesma o Castejón hayan podido elegir, optando por inscribir a sus hijos e hijas en el modelo D. La realidad, nuevamente, se impone al relato y al ruido de la derecha y sus altavoces mediáticos.
En Geroa Bai siempre hemos defendido que la oferta educativa se debe regir por la voluntad libremente expresada de los padres y madres. Voluntad informada, sin manipulaciones ni estrategias del miedo que la derecha conoce tan bien. Por eso abogamos, tal y como se propone en el II Plan Estratégico del Euskera, y tal y como avaló el Consejo Navarro del Euskera, por "estudiar la posibilidad de que todas las niñas y niños en edad escolar de Navarra tengan un conocimiento mínimo de euskera", así como "trabajar en dicho análisis con los agentes sociales". Sin exigencias ni imposiciones, aunque sí habilitando condiciones que pongan en pie de igualdad a todos los modelos. Porque difícilmente podrá la ciudadanía elegir aquello de lo que no está informada, aquello que nunca ha contado con condiciones ciertas de posibilidad. En esa línea propositiva y posibilista va la propuesta del Plan Estratégico. Ni más, ni menos.
Pues bien, la esperpéntica propuesta de Navarra Suma, que instaba a rechazar algo que no figura en ningún documento de trabajo del Gobierno de Navarra, fue aprobada... gracias a la cobardía política del PSN, que votó a favor de la misma. Principal grupo de dicho Gobierno que sigue, en este tema, haciendo seguidismo de la derecha, temeroso de su poder mediático. Renunciando al debate de las ideas y a hacer pedagogía; renunciando, en definitiva, a abjurar de un pasado cercano en el que se subieron al carro de la euskarafobia como elemento de desgaste del Gobierno de Navarra encabezado por Uxue Barkos. Gobierno que tuvo la osadía de avanzar en la normalización y el fomento del euskera, tal y como establece la propia Ley del Euskera desde 1986, y que recibió por ello –por primera vez en la historia para nuestra comunidad– un aval positivo del Consejo de Europa por su "protección del patrimonio lingüístico y trabajo activo en la defensa de sus lenguas". Contra esto se organizaron manifestaciones en Navarra, y allí estuvieron destacados representantes de UPN, PP, Ciudadanos... y del PSN.
Desgraciadamente, para algunos poco importan los hechos objetivos, la política de mirada larga que busque el bien común, los consensos amplios y duraderos que recojan la pluralidad navarra. Como recientemente tuvimos ocasión de comprobar, al hilo del bochornoso espectáculo que se dio en torno a la modificación de la Reforma Laboral, hay quien sigue prefiriendo el cortoplacismo, el regate corto, a la estabilidad que da una actuación política coherente y leal, para con los socios y para con el conjunto de la sociedad.
En Geroa Bai tenemos clara la hoja de ruta que, en política lingüística y, en general, en todos los temas de índole social, queremos seguir. Esa ruta que se inició en el año 2015 y está trayendo beneficios para el conjunto de la sociedad navarra, en términos de aumento de derechos, equidad y mejora del Estado del Bienestar. Y que, en el caso de la política lingüística, supone seguir trabajando con suma responsabilidad, pero también con la máxima ambición, en ensanchar la base social del reconocimiento activo del euskera como lengua propia, de su prestigio, de la consideración del euskera como elemento de unión entre la ciudadanía navarra, como motor de convivencia.
Jabi Arakama, parlamentario de Geroa Bai (en Diario de Noticias)
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