miércoles, 28 de abril de 2021

PARQUES EÓLICOS EN TAFALLA

 Mi nombre es Jose Ángel Ibañez Torres, vecino de Tafalla, y mi humilde intención al escribir estas líneas es hacer recapacitar a quien corresponda para que paralice la construcción de dos parques eólicos que se tiene previsto instalar en la comarca. Ignoro los kilovatios que generarán, si la electricidad es mas limpia, cuántos puestos de trabajo crearán o si Navarra es una comunidad pionera en producir electricidad; lo que sí sé es que su construcción traerá consigo la destrucción del hábitat natural al desaparecer gran parte de monte comunal, tan necesario en muchas comarcas.

El primer parque está proyectado en los términos de la Lobera y de Valdiferrer, poblados de bosques milenarios de encinos y robles y habitados por una amplia y variada biodiversidad faunística local donde podemos encontrar búho real, búho chico, picapinos, arrendajos, jinetas o gatos monteses; sin olvidarnos de que sirve de paso de infinidad de aves migratorias que celebran aquí el cortejo nupcial y post nupcial. Se trata de un verdadero patrimonio natural, de gran valor por su belleza paisajística, del que disfrutamos todos los tafalleses y tafallesas.

Esta zona es de lo poco que queda de monte natural, ya de por sí afectado por la agresiva agricultura intensiva, así como por los dos ramales del canal de Navarra que lo atraviesan y por la construcción del tren de alta velocidad; por eso, no queremos que aún se vea más perjudicado por el “empuje del progreso”.

El segundo, llamado de Santa Águeda, que se construirá en los términos de Planillo, Valditrés, Beratxa y Tamarices, va a contar con nueve terroríficos aerogeneradores de más de 200 m. de altura que, irreversiblemente, romperán el equilibrio paisajístico del lugar, ocasionando una grave contaminación visual y acústica del medioambiente.

Aunque los proyectos de ambos parques, no muy alejados el uno del otro, digan que se han llevado a cabo exhaustivos estudios ecológicos y medioambientales que defienden que estas zonas van a sufrir una mínima agresión, esa afirmación es falsa, porque los tafalleses de a pie que “vivimos y sentimos” el monte, conocemos cada una de las especies que habitan en ellas y comprobamos que, efectivamente, su instalación causará un grave impacto en nuestro patrimonio natural. Y no nos olvidemos de que, además de suponer una barrera infranqueable para muchas aves que perecerán bajo sus crueles y afiladas palas, como el águila culebrera, águila calzada, milano real, milano negro, cernícalo vulgar, cernícalo primilla, aguilucho cenizo, entre otros, romperán el tranquilo discurrir de la vida en un inmejorable entorno paisajistico cercano a la reserva natural de la laguna del Juncal, habitada por una variada fauna local como el aguilucho lagunero o aves acuáticas y zancudas, donde nidifican más de cien parejas de garzas; y paso de avefrías, ansares o cercetas. Sin olvidarnos de las crestas de Valditrés que son un posadero de los buitres leonados que nos visitan, casi a diario, procedentes de la foz de Lumbier, o la zona de la Sarda y Tamarices donde nidifican tanto el busardo ratonero como el águila real. Esta verde masa forestal cubierta de pinares, además de servir de cobijo y sustento para esta variada fauna, actúa como un verdadero pulmón para los tafalleses.

La zona media de Navarra y, en concreto, Tafalla y su comarca, está sufriendo una continua sobreexplotación de los recursos que proporciona su patrimonio natural al construirse en ella infinidad de infraestructuras de gran calado que están acabando con él, caso del tren de alta velocidad, el canal de Navarra, la variante sur, la central eléctrica con su tendido, la autopista de Navarra, la concentración parcelaria o los parques eólicos de Balgorra, Moncayuelo, la Sarda o la Carravieja, hasta el punto que muchos tafalleses han dejado de acudir a sus huertas de ocio a descansar por el incesante y molesto ruido que provocan. Así pues, espero que estas líneas, como ya he mencionado al comienzo, hagan recapacitar a los interesados e interesarse no solo por las ventajas, principalmente económicas, que trae consigo el progreso, sino también por las que ofrece la propia naturaleza a los que habitan estos parajes, incluida la propia ciudadanía.

José Ángel Ibáñez Torres, en La Voz de la Merindad

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