miércoles, 11 de abril de 2012

LA CADENA LÓGICA AHOGA A LA CADENA DE MANDO

Mientras los médicos forenses confirmaban, como primera conclusión de la autopsia realizada al cadáver del joven Iñigo Cabacas, que este falleció a causa del disparo a bocajarro de una pelota de goma de las utilizadas por la Ertzaintza, su responsable político, Rodolfo Ares, comparecía ante los medios para decir que hasta ese momento no se había determinado el objeto que hirió de muerte a Cabacas y que todas las hipótesis seguían abiertas. Siguiendo su exquisito razonamiento, o Ares mentía o no había sido informado adecuadamente. En ambos casos una grave irresponsabilidad.


El consejero de Interior no solo no ofreció una explicación realista y contundente, sino que aportó elementos distorsionadores, como la aparición de una porra extensible en el lugar de los hechos o la existencia de tres ertzainas heridos, lo que más bien parece una justificación de lo injustificable. Siguiendo su razonamiento, ¿se puede descartar que los agentes se hubieran enzarzado en una pelea entre ellos? Sí, se puede, nadie plantea una hipótesis tan disparatada, no se barajan todas las opciones; si están heridos, lo fueron al cargar o en el rifirrafe posterior. De igual modo, en relación a la muerte de Iñigo Cabacas, nadie creerá una versión oficial que no concuerde con la lógica y con lo relatado por los testigos: que fue una carga desproporcionada, indiscriminada y brutal en la que el seguidor del Athletic cayó víctima de un disparo efectuado a corta distancia por un ertzaina. Y que este hecho que se inscribe en un modelo policial represivo, diseñado para ante la duda golpear, no para servir a la sociedad. La multitud de casos así lo demuestra.


Ares dijo que llegará hasta el final, pero de partida no anunció medida concreta alguna: ni cese de mandos, ni apartamiento cautelar de los agentes involucrados, ni voluntad de eliminar las pelotas de goma... El hombre fuerte del PSE se mostró ayer como un irresponsable. Pero la responsabilidad última de lo ocurrido es suya.
Editorial de GARA

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