lunes, 21 de marzo de 2011

ELEMENTOS DE INCERTIDUMBRE ANTE LAS ELECCIONES MUNICIPALES EN LA ZONA MEDIA Y EN TAFALLA MÁS EN PARTICULAR

A escasas semanas ya del plazo de presentación de candidaturas para las elecciones municipales, hay todo un cúmulo de elementos de incertidumbre y confusión en el ámbito de la izquierda en la Zona Media. Si definimos como objetivo común prioritario ampliar la presencia de quienes se proponen realizar políticas de progreso y de regeneración de la política municipal, mi impresión personal es que estas próximas elecciones de mayo difícilmente van a representar un paso adelante en la globalidad de nuestra zona. Más bien me temo que puedan suponer una recesión. Incluso la división de la derecha, al fin y al cabo una maniobra concebida para aferrarse al poder, podría suponerles en los pueblos donde se refleje, un fortalecimiento de su presencia si la izquierda y el mundo vasquista no alcanzan a articular de manera correcta su oferta.

Hablar de elecciones municipales, más en una comarca de escaso nivel de homogeneidad política como la nuestra, es hablar de dinámicas locales, de aspectos muy concretos de la gestión diaria, de la impronta de los candidatos, de la tradición electoral de cada lugar y de mil circunstancias particulares. Pero a pesar de todo hay elementos contextuales que dificultan el consenso y el cierre de candidaturas, elementos comunes que voy a tratar de identificar.
1)- La crisis económica y su probada incidencia en el mercado laboral tiene una indudable carga psicológica. La gente percibe como una posibilidad cierta el paro y la exclusión social. No es una situación ideal para la implicación en la vida pública. Es mal momento para aventuras. No creo que haga falta explicar por qué el miedo a las represalias patronales ahuyenta mucho más a los posibles candidatos de la izquierda que a los de otra condición.
2)- La ausencia generalizada del relevo generacional. En Carcastillo, por poner un ejemplo, está por decidir si se presentará una candidatura de tanta solera como la de IC, con una trayectoria de bastantes legislaturas. Con concejales con 16 o 20 años a sus espaldas, el relevo es aconsejable desde todos los puntos de vista, pero no se ve fácil. En el fondo gravita el problema de la crisis de identificación de las nuevas generaciones con la política. Muchos jóvenes, incluso algunos estrechamente comprometidos con reivindicaciones sociales y culturales, confían mucho más en otras vías para canalizar las demandas y aspiraciones de sus colectivos. El problema es que hoy por hoy no han emergido esas nuevas pautas de referencia y de participación que sustituyan o al menos complementen de manera efectiva a los sistemas vigentes de representación.
3)- El tratamiento de nuestra diversidad identitaria y lingüística, a pesar de haberse avanzado en la integración, despierta todavía prejuicios en determinados pueblos y ámbitos socio-culturales. En Marcilla está a punto de frustrarse definitivamente una candidatura independiente de amplio consenso social porque algunos no estaban dispuestos a incluir en el programa reivindicaciones en torno al euskera que para otros son irrenunciables. Incluso en alguna otra localidad un poco más al norte esta conflictividad se ha manifestado en algunos aspectos y a más bajos niveles en el interior de uno de los partidos que están en NaBai. A propósito, es difícil soslayar la nostalgia por la contribución que una Nabai fuerte y organizada, alentada en su construcción colectiva por todos sus integrantes desde sus inicios podría haber aportado a esa tarea difícil pero irremplazable de avanzar en una perspectiva de cohesión cultural y simbólica de la sociedad navarra.
4)- La acusada inestabilidad de la coyuntura política. Las expectativas de posible desaparición de ETA junto a la pervivencia de la Ley de Partidos enmarcan una situación en la que casi todo aparece abierto y en la que es muy fácil perder la perspectiva. Cierto es que no afecta a todos los pueblos, porque en definitiva ANV sólo se presentó hace cuatro años en Tafalla y en Falces, y se le impidió hacerlo en Larraga. Todo hace indicar que en alguno de estos lugares y quizá en alguno más con la ayuda de EA se promuevan listas de unidad abertzale y corresponderá a cada fuerza política de referencia o a sus militantes dispersos estudiar según las circunstancias de cada caso la manera más apropiada de articular candidaturas capaces de obtener representación y en su caso contribuir a la formación de mayorías de progreso.
A este respecto, es muy particular el caso de Tafalla, una población de tradicional implantación y sólida estructuración del MLNV y en la que EA era de largo el principal partido de NaBai. La eventual dificultad que puede tener la coalición para completar una candidatura con arraigo en la ciudad coincide, de manera casual o no, con invitaciones desde diversos frentes para participar en una iniciativa amplia, al parecer con una buena carta de presentación en su cabecera, a la que algunos auguran posibilidades hasta ahora insospechadas. Ante esta situación, caldo de cultivo de posibles desorientaciones, expreso mi opinión.
Ya las formas empleadas, por medio de contactos privados, sin dirigirse al conjunto de NaBai de Tafalla, no avalan la credibilidad de una propuesta unitaria. Pero es más importante el trasfondo político. A medida que aumenta el tamaño de una población, el peso específico de la ideología y de la atención a los referentes políticos globales es más importante en la decisión del elector. La izquierda abertzale ilegalizada tiene un perfil muy marcado en Tafalla, de manera que cualquier lista en la que participen va a ser interpretada como "la lista de la izquierda abertzale", por muy buenos apoyos adicionales que pueda tener, porque el pasado reciente condiciona mucho todavía las alianzas políticas y la actividad institucional. En la primavera de 2011, al menos, es así. Veremos en la próxima ocasión cómo han evolucionado las cosas.
No es hora de dispersar la atención. NaBai tiene que hacer su camino. Y los indicadores políticos nos dicen que aún con pocos militantes, tiene espacio y posibilidades razonables en Tafalla, que caso de no activarlas, podrían provocar la inhibición de una parte del electorado vasquista y de izquierdas. Porque se le identifica con un modelo posibilista de hacer política en claves de cohesión, de inclusión y de búsqueda de la convivencia pacífica sin estridencias con todos los adversarios políticos. Porque es su derecho y es su responsabilidad. A pesar de todas las dificultades locales y generales descritas.
Praxku

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