El de la política lingüística es uno de los temas que, recurrentemente, provoca encendidos debates en el Parlamento foral y en otras instituciones públicas de Navarra. Debates, en demasiadas ocasiones en términos gruesos, en los que a menudo se introducen elementos externos que distorsionan el diálogo y poco tienen que ver con el idioma. Y en los que se echan en falta tanto una intención didáctica como, sobre todo, una escucha profunda que realmente nos permitan la comprensión de las razones de "la otra parte".
En Geroa Bai abogamos por políticas proactivas, de mirada larga, que partiendo del respeto a los derechos lingüísticos de la ciudadanía, a su derecho a conocer y usar tanto el euskera como el castellano en su vida social y en sus relaciones con la Administración, y desde la asunción de la realidad sociolingüística navarra, supongan un impulso decidido a la normalización y el fomento del euskera. Desde parámetros de voluntariedad, libertad y respeto a la pluralidad de nuestra tierra, y con un exquisito cuidado para situar la convivencia en el centro de estas políticas. En conexión con otras comunidades autónomas y regiones europeas con lenguas propias. Y desde la consciencia de la importancia de la acción positiva respecto del euskera, una de las dos lenguas propias de Navarra que, no necesita explicación, se encuentra en una posición estructural mucho más débil que el castellano, uno de los idiomas más hablados del planeta. El euskera no es, no puede serlo, como acusan algunos un idioma de imposición; más bien, se trata de una lengua minorizada históricamente y actualmente minoritaria, uno de los principales patrimonios culturales navarros, que lucha por sobrevivir.
Tal y como reconoció el último informe del Comité de Expertos en lenguas regionales o minoritarias del Consejo de Europa, desde 2015 el Gobierno de Navarra está revertiendo la regresiva política lingüística anterior, caracterizada por una interpretación restrictiva de la legislación, por políticas obstruccionistas y euskaráfobas que ahogaban económicamente a los sectores que trabajan por su normalización y fomento, así como por una utilización de la zonificación como manera de limitar derechos. Sabido es que a Geroa Bai le hubiera gustado llegar más lejos en determinados aspectos, como la eliminación de la zonificación vigente en la actual Ley Foral del Euskera, pero ello no puede llevar a ignorar los progresos conseguidos en los últimos años.
A día de hoy, contamos –por fin– con un presupuesto digno para Euskarabidea; también con un Plan Estratégico del Euskera que supone un auténtico faro para las políticas públicas en este ámbito y con un marco normativo adecuado, a través del Decreto Foral 103/2017, para fijar los itinerarios de atención bilingüe a la ciudadanía en las administraciones públicas. Y contamos con lo más importante: una población que, cada vez en más medida, desea vivir en euskera, como ese 25% de jóvenes navarros bilingües en castellano y euskera, que además atesoran una o varias lenguas extranjeras. Detrás de datos como este se encuentra, sin duda, un potente tejido asociativo y un trabajo ingente de miles de euskaltzales.
Pero, evidentemente, no podemos caer en autocomplacencias, porque queda mucho para poder ofrecer a la ciudadanía navarra posibilidades reales de vivir en euskera. Y porque tenemos una enorme china en el zapato, relacionada con el decreto foral de valoración de méritos en el acceso a la Función Pública, que sigue sin aprobarse y, por tanto, sin contemplar al conocimiento del euskera como digno de ser valorado en las zonas Mixta y No Vascófona de la Ley del Euskera. Hemos urgido al Departamento de Presidencia del Gobierno de Navarra, competente en la materia, a que inicie de inmediato los trámites para su aprobación. Somos conscientes –dolorosamente conscientes– de que el Partido Socialista de Navarra no está dispuesto a permitir la valoración del euskera como mérito en la Zona No Vascófona, pero necesitamos desbloquear ya este tema que está perjudicando los derechos de miles de euskaldunes en toda Navarra.
Ante esta situación, no puedo dejar de lanzar una pregunta, por más que sea retórica: ¿es admisible que, mientras idiomas extranjeros como el inglés, francés o alemán son reconocidos como elementos que suman, como aporte a una mejor atención a la ciudadanía, el euskera –lengua propia de toda Navarra, y cooficial en parte de ella– no lo sea?
Respondía a esta cuestión el vicepresidente Remírez, en una reciente entrevista, rechazando esta comparación, bajo el argumento de que el euskera "genera debate político" y "hay distintas sensibilidades". Esto es incomprensible e inadmisible. ¿Cómo puede una fuerza autodenominada progresista permitir la perpetuación de una injusticia como esta? ¿Cómo puede renunciar a hacer política transformadora, para priorizar la mirada electoralista? ¿Cómo puede asumir el marco mental de la derecha, que subordina los derechos lingüísticos de la minoría vascohablante en Navarra a que –por arte de magia– desaparezca la visceralidad contra ella... visceralidad que esa misma derecha alimenta día tras día? ¿Aceptaría el PSN, en otros ámbitos, recortes de derechos de las minorías, con el argumento de que una parte de la sociedad se resiste a reconocérselos?
Geroa Bai, en cualquier caso, va a seguir trabajando para ampliar consensos sociales y políticos que reconozcan y prestigien el valor social del euskera y que lo conviertan en factor de unión para la ciudadanía navarra. En estos momentos más que nunca, asumimos la responsabilidad de seguir fomentando el diálogo y la escucha mutua, para conseguir acuerdos amplios que visibilicen al euskera como patrimonio cultural común y como motor de convivencia en Navarra.
Decía hace unas semanas Julen Zabalo, director del proyecto Gestión democrática de la diversidad de Eusko Ikaskuntza, en el marco de una sesión de trabajo parlamentaria, que "el euskera oculta el conflicto entre diferentes identidades nacionales". Abordemos de manera abierta y franca este y otros conflictos, pero cambiando el marco del debate, que deja a la lingua navarrorum, en demasiadas ocasiones, en el ojo del huracán. Saquemos los elementos distorsionadores de la ecuación, y visibilicemos al euskera como la magnífica herramienta de comunicación, estudio, trabajo, de compartir afectos... de vida, en definitiva, que es. Tanto el euskera como el conjunto de la sociedad navarra nos lo agradecerán.
Termino, copiando unas palabras que un usuario de una red social dirigía, hace escasas semanas, a Koldo Martinez, que antes de ser parlamentario de Geroa Bai ejerció como médico en la UCI de Iruña: "Behin gure aita artatu zenuen, edo behintzat azalpenak eman zenizkigun ebakuntza ondoren. Halako momentuetan euskaraz eta gertuki hitz egin ahal izatea oso lasaigarria izan zen. Mila esker" ("Una vez trataste a nuestro padre, o al menos nos diste explicaciones sobre su estado, después de la operación. Fue muy tranquilizador poder hablar, en un momento como ese, desde la cercanía, en euskera. Muchas gracias").
Jabi Arakama, parlamentario foral de Geroa Bai
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