martes, 14 de julio de 2020

OJO CON EL MAPA VASCO

Las elecciones anticipadas son polaroids del tiempo agitado. El Partido Nacionalista Vasco y el Partido Popular de Galicia decidieron celebrar elecciones en julio por temor a un octubre muy tormentoso. El PNV tuvo que doblegar la inicial resistencia de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, amenazando con abstenerse en la quinta votación del estado de alarma .

(Iglesias intuía que esas elecciones no le irían nada bien, puesto que su partido carece de sólidas bases territoriales, pese a la alianza con Izquierda Unida. En Galicia, la plataforma En Maream al avenida desde sus inicios, se había perdido en medio del Atlántico, y en el País Vasco estaba cantado que Elkarrekin Podemos iba a ceder terreno a EH Bildu. Tras su fulgurante éxito inicial, Podemos es una ‘marca’ política que ha inspirado a otros partidos. Toda una amplia franja electoral se ha “podemizado” durante estos años).

Al ver que los de Sabin Etxea podían subirse al monte, Bildu y Esquerra Republicana se alborotaron. En Compromís compraron una escalera para subirse al naranjo valenciano. Junts per Catalunya recitó La vaca cega , de Joan Maragall : “Topa de morro en l’esmolada pica i recula afrontada...” El Bloque Nacionalista Galego fue el único que mantuvo la calma. Y acertó.

Segunda quincena de mayo. El Partido Popular olió sangre y redobló sus ataques. Vox convocó una manifestación de coches deportivos en el paseo de la Castellana. Las cacerolas despedían las puestas de sol en el barrio de Salamanca. El magistrado emérito Manuel Aragón Reyes publicó un muy comentado artículo en el que se afirmaba que el Gobierno estaba forzando la Constitución con un uso inapropiado del estado de alarma. Amaneció la expresión “dictadura constitucional” y hubo movimientos en algunos despachos, juzgados, platós y comandancias. Pongamos que hablo de Madrid. Durante unos días, el Gobierno parecía a punto de perder la mayoría y, sí, tuvo que recular, afrontado.

Alberto Núñez Feijóo ha conseguido su cuarta mayoría absoluta y se consolida como posible líder alternativo del Partido Popular. No es poco. El PNV mejoras posiciones y podrá gobernar medianamente tranquilo con el PSOE vasco, su viejo y fiel aliado. Con Bildu en el retrovisor.

La polaroid también es buena para Pedro Sánchez aunque los resultados del Partido Socialista sean discretos. Cuatro carambolas para Sánchez. Mayor confusión estratégica en el Partido Popular hasta que se imponga claramente una línea, aunque a Pablo Casado no hay que darle por muerto. Mayor fragilidad del socio de coalición, aunque a Iglesias tampoco hay que darle por muerto. (Pongamos que hablo de Madrid). Mayor libertad de movimientos para Ciudadanos. (Pongamos que hablo de Luis Garicano ). Mayor cautela del PNV. En este caso, pongamos que hablo del mapa electoral de Euskadi, con sus números concretos: Bildu es el partido que más avanza y podría formar una alianza mayoritaria con Podemos y el PSOE. Ese tripartito -que ya era posible aritméticamente en la anterior legislatura- no lo vamos a ver en los próximos años, pero el PNV lo deberá tener en cuenta en sus futuros viajes hacia el centro, si un día Núñez Feijóo dirige el Partido Popular.

La polaroid nos dice que estas no eran una elecciones generales parciales. Sánchez gana margen de maniobra e Iglesias se consagra como el objetivo que batir. (Pongamos que hablo de Madrid). Esa polaroid pronto quedará archivada, porque ahora viene la gran panorámica del trabajoso pacto europeo.

Enric Juliana, en La Vanguardia

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